Ⅶ: El vuelo del colibrí

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Después de la discusión, ambos cenaron separados luego de mucho tiempo en el que gozaron de la compañía de la persona elegida, llenando los silencios en la complicidad de sus miradas. Un recuerdo que ahora parecía lejano e inalcanzable aun cuando sus caminos estaban a unos cuantos metros de volver a unirse nuevamente.

La soledad que se sintió más gélida de lo que TaeHyung recordaba casi que glacial en el vaho que penetraba en sus huesos cuando posaba su atención en una habitación diseñada para dos y que fue personalizada por ambos, que en el eco de la noche y las gotas de lluvia que comenzaban a caer, la boca se le inundo del sabor amargo de lo que antes era cotidiano y que ahora se sentía repugnante en la ausencia que quería tener a su lado.

Cada uno enajenado en sus pensamientos, abstraídos de la realidad circundante y alejados físicamente en la distancia; permanecían unidos en sus memorias y sentimientos que dedican al contrario así no pudieran verlo.

―¿Kook te sucedió algo? ―cuestionó NamJoon sin poder evitarlo más y en contra de lo que JiMin le surgió para darle su espacio, ya que, el azabache apenas ingresó al comedor, los saludo desde la distancia y se sentó en una mesa cercana a los ventanales del fondo que a esa hora la mayoría de los residentes evitaba por la baja temperatura que comenzaba a descender en la Isla con el inicio de la tormenta que ya se desataba en el lugar.

Dirección que el pelirosa no pudo ignorar y fue en busca de su menor, a quien algo le había sucedido.

―¿Kook estás ahí? ―preguntó de nuevo al no ver una reacción en el contrario que mantenía su atención en la voraz lluvia que caía con mayor fuerza.

Una potencia semejante a la velocidad con que los pensamientos de dos almas separadas giraban en el último suceso que los marcó, causado por el adverso que en una noche sombría y lluviosa anhelaban tener entre sus brazos.

―Disculpa ¿Llevas mucho tiempo llamándome? ―dijo JungKook al salir de la ensoñación que la que estaba sumergido y notando la presencia de NamJoon al girar el rostro, que lo examinaba con su mirada castaña.

―No tanto al menos ―bromeó―. Pero quiero saber si algo te sucedió ―aclaró viendo la intención del de orbes obsidiana al negar con su cabeza y en el vano intento que interrumpió al seguir diciendo―. No puedes negarlo Jeon JungKook.

El azabache consideró entre huir o quedarse y afrontar lo que le estaba ahogando el pecho en melancolía, por lo que, invitó a NamJoon a sentarse en una de las sillas que estaban disponibles.

―Discutí con TaeHyung ―murmuró con la viva esperanza de encontrar consuelo o una solución si confesaba el arrepentimiento que cargaba sobre sí mismo.

―¿Quieres decirme qué sucedió? ―indago a la espera del momento en que Kook se sintiera cómodo para hablar.

―Ahora que lo analizo con más calma, creo que fue un malentendido que no logramos decir de la mejor forma y nos exaltamos por estar enfrascados en nuestras propias emociones ―expresó aún sin responder a la pregunta de NamJoon.

Que sin querer añadir alguna apreciación sólo por llenar el silencio que secundo a lo revelado por el azabache, le otorgó ese instante para pensar y ordenar lo que deseaba decir.

Debido a lo que el lenguaje no verbal de JungKook manifestaba en el momento, permitiendo a sus sentidos ver la confusión que su mirada gritaba.

―Discutimos porque él no comprendía el motivo de mi disgusto al haberse ido sin decirme, además de mis acusaciones por hacerlo ―confesó dándose cuenta de las posibles equivocaciones que ambos cometieron.

El inicio de un primer reclamo que debido a la forma en que fue enunciado, se interpretó de forma errónea causando que las palabras fueran dichas desde la posición personal de cada uno sin conectar con el contrario y así unificar la verdad fraccionada que terminó explotando.

Clemencia Psicótica || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora