Tomé una larga ducha.
El agua parecía ser lo uno real en este momento.
Dentro de unas horas debía ir a buscar a Isabela e irnos a buscar a las demás Nusbas.
Al salir de la ducha, me vestí con un suéter crema, unos jeans negros y botas negras. Mi cabello castaño estaba mojado y no me importo secarlo, hacía frío pero eso tampoco me importaba. Mis ojos verdes estaban destacados por el color rojo alrededor. Mi piel pálida se veía aún más pálida, y mis labios estaban rojos.
Cuando abrí la puerta para buscar a Isabela, me encontré con unos ojos azules mirándome. Su cuerpo caminando hacia mí, me hizo entrar a la habitación.
-Antes de que te vayas necesito decirte esto. Porque no sé qué va a pasar. Y voy a ser sincero... Tengo miedo.-su voz gruesa pronuncio cada una de esas palabras.
-¿Qué pasa Matías?-dije mirando sus ojos mar.
Me tomo acaricio la mejilla derecha y siguió con sus dedos hasta mi boca.
-Matías...
-Me gustas mucho.-dijo finalmente.
-No me conoces...-dije tomándolo de la mano.
-Lo poco que sé de ti ya es suficiente. Esa vez que te choque fue apropósito.-dijo sonriendo.
-Pero...
-No. Hace un montón que te veía en esa mesa comiendo con tus amigas y te veía sonreír. Nunca dejes de sonreír porque esa es la razón de mi existencia.
-Deja de decir esas cosas.-dije sin poder mirarlo.
-Yo sé que no sentís esas cosas pero no me importa. Solo quería que lo sepas.-dijo y me dio un beso en la mejilla-. Me tengo que ir.
Así fue, se retiro de la habitación dejándome con su confesión de mis manos.
Tres horas más tarde.
Mire a Isabela, sus ojos negros me miraron.
-Sé que es difícil entender.-dijo.
-¿Por qué esperaste tanto para decírnoslo?-pregunté.
-Porque así me lo pidieron...-contestó.
-Isabela, quiero saber la historia.-dije cruzándome de brazos debido al frío.
-Deberías abrigarte.-dijo colocando su bolso dentro del coche.
-Isabela...
-Isabela nada.-dijo mirándome a los ojos-. La historia te la contarán las demás.
-¿Cómo lo mantuviste en secreto tanto tiempo?-pregunté sin mirarla.
-Yo también me pregunto lo mismo.-contesto.
La noche estaba nublada, el frío azotaba contra nuestros rostros. Todo había cambiado, ya nada iba a ser igual después de esto, me preguntaba si sería mejor o peor.
Nereida apareció con un tapado negro que dejaba ver sus botas azules petróleo. Me sonrió.
-Esto es para ti.-dijo entregándome una caja.
La abrí.
Una capa negra.
Observe a Nereida.
-Isabela te dirá cuando usarla.-dijo sonriendo-. Etna, esto es complicado lo sé. Y sé que nada es igual para ti y la realidad es que para ninguno de nosotros lo es. Yo solo quería decirte que tu padre está al tanto de todo, él está a salvo y tus hermanos también. Nadie podrá hacerles daño.
-Esta bien.-dije mirando el cemento.
-Necesito llevarla ya.-comento Isabela.
-Sí...-dijo Nereida-. Mucha suerte.
Me dio un abrazo.
-Vas a estar bien.-susurro en mi oído.
Me estaba subiendo al auto cuando escuche mi nombre. Me di vuelta y las chicas venían corriendo hacia mí.
-No te ibas a ir sin despedirte.-dijo Ranji.
Nos dimos un abrazo.
-Queremos ir contigo.-dijeron Luz y Ana.
-No se puede.-dije haciendo una mueca-. Cuando se den cuenta ya voy a estar de vuelta.
-Sí.-respondió Valeria con lágrimas en sus ojos.
-No llores que voy a llorar.-le dije.
Reímos. Nos despedimos y me subí en el auto con Isabela.
Todo era peligroso en este momento. Y nuestro viaje recién empezaba.
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BRUJAS
Teen FictionEtna, es una chica de 16 años que oculta un secreto muy grande para la humanidad. Es una bruja y una muy especial. Registrada/protegida por SafeCreative Todos los derechos reservados.