La música de fondo sonaba. Isabela tenía sus ojos puestos en el camino.
Las luces de los demás autos corrían en nuestra contra.
Necesitaba respuestas.
Anastasia me había dejado y la última vez que leí su diario hablo sobre un él.
Tome el diario e Isabela me miro.
-Conocí a Anastasia.-dijo de repente.
-¿Cómo que conociste a Anastasia?-pregunté.
-Las Nusbas no envejecemos...-dijo explicativamente.
No dije nada, la mire para que siga.
-Las primeras Nusbas eran dos hermanas, Deneb y Canopus...
-Esas no son estrellas.-dije dubitativa.
-Sí. Por un tiempo ellas salieron de nuestro lugar y dos científicos se enamoraron de ellas, en el lapso que estuvieron juntos, descubrieron constelaciones y a una estrella de cada constelación le pusieron sus nombres.
-Que romántico.-dije con cara de asco.
Isabela rio.
-Ese no era el punto.-dijo riendo-. Cuando eran unas niñas, su madre se dio cuenta que eran distintas al resto, no le dijo a nadie, y una noche se las llevo al bosque, allí empezaron a practicar magia y aprender a controlarla. Cuando se hicieron adolescentes, eran dos chicas hermosas, Deneb con su cabello oro y Canopus con su piel pálida como la nieve captaban la atención de cualquier chico. Ellas sabían que tenían que ser precavidas debido a sus poderes, su madre estaba muy enferma para ese entonces. Canopus siempre fue más sensible y quería hacer lo posible para salvar a su madre pero Deneb trataba de detenerla porque su misma madre había hablado con ambas para que no hagan ninguna locura. Una noche su madre salió de su casa y un cazador la mato por accidente pensando que era un intruso. Ambas enloquecieron al ver a su madre muerta de esa forma. Destrozaron la aldea y huyeron. Luego de un tiempo encontraron donde estabilizarse y se enamoraron, tuvieron hijos, todos brujos, sus maridos sabían del secreto pero la gente comenzó a hablar cuando vieron que ellas no envejecían pero los hombres sí. Tuvieron que mudarse nuevamente. Hasta que se quedaron en la montaña donde te llevare.
-¿Son muchas Nusbas?-pregunté.
-Somos suficientes. Algunas han muerto en combates y otras tenemos muchos años encima.
-¿Cuántos años tienes Isabela?-pregunte.
-Tengo 500 años.-respondió.
No respondí, estaba perpleja ante esa confesión, aunque últimamente me encontraba en ese estado seguido.
-Es mucho tiempo...-dijo manejando.
Luego de horas de viaje, subidas y bajadas de montañas, entro en un bosque y paró el carro.
-Desde aquí tenemos que caminar.-dijo abriendo la puerta del auto.
Bajamos y solo veía hierba y arboles. Caminamos aunque no sabía con que me encontraría.
-Llegamos.-comento.
Y así fue, llegamos... Chozas por todos lados, mujeres caminando con ollas o alguna otra cosa, niñas corriendo y bailando.
Todo se detuvo cuando aparecí. Todos sus ojos negros puestos en mí.
-Veni.-me dijo Isabela.
Comenzamos a caminar entre ellas. No paraban de mirarme.
Isabela ingresó en una choza y yo la seguí.
Dentro era más grande de lo que pensé y todo se veía cómodo. Dos chicas estaban sentadas frente a frente jugando al ajedrez. Eso era algo que no me esperaba.
-Etna...-pronuncio la chica de cabello oro-. Bienvenida.
Ambas dejaron de jugar y me miraron.
-Gracias...-respondí con mi voz casi inaudible.
-Soy Deneb.-volvió a hablar la chica de cabello oro-. Y ella es mi hermana Canopus.-señalo a su rival en el juego.
-Hola Etna.-dijo Canopus, poniendo un mechón negro detrás de su oreja.
-Hola.-respondí.
-Es hora de que comience todo. Ve a hablar con las demás, Isabela.-dijo Canopus.
Isabela se retiro dejándome con las Nusbas originales.
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BRUJAS
Genç KurguEtna, es una chica de 16 años que oculta un secreto muy grande para la humanidad. Es una bruja y una muy especial. Registrada/protegida por SafeCreative Todos los derechos reservados.