Observarlas era magia.
Deneb, tenía su cabello oro suelto, le llegaba hasta las caderas y en su cabeza tenía una corona de margaritas, que contrastaba con su vestido rojo y su piel trigueña. Por otro lado, Canopus con su cabello negro como la noche y su piel blanca como la nieve. Su vestido celeste la hacía verse más blanca.
-Siéntate.-dijo Canopus señalando una silla a un costado.
Tomé asiento.
-Me gustan tus ojos verdes, me recuerdan a los árboles.-continuo diciendo Canopus.
-Como veras nosotras solo podemos tener ojos negros.-dijo Deneb moviendo una pieza de ajedrez.
-¿Por qué es eso?-pregunte.
-Porque representamos el cielo.-dijo Canopus.
-El oscuro cielo.-completo Deneb.
-Veo que sigues usando el collar.-me observo Canopus.
-Sí...-respondí tímidamente.
-Seguro quieres saber que paso con esa cosa.-dijo Deneb.
-Sí. Lo necesito.-respondí.
-Bien...-dijo Deneb levantándose de su asiento-. Ven.
Salimos de su casa y empezamos a caminar por el bosque. Llegamos a la punta de la montaña donde puedo decir que se observaba el mundo entero.
-No tengas miedo.-dijo Canopus extendiendo su mano.
La tome. Deneb tomo mi mano y la de la morocha. Comenzaron a susurrar cosas que no entendí y el cielo se tiño de negro, las luces bajaron y comenzaron a envolvernos, cuando me di cuenta ellas me soltaron y observaron las luces conmigo.
-Empiecen.-dijeron ambas.
La aurora boreal mostraba imágenes.
Una mujer... Anastasia. Un hombre.
-Anastasia...-dije observando las luces.
-Así es...-dijo Canopus.
-Anastasia se enamoro de un mortal, en ese tiempo nosotras no ayudábamos a las brujas de Salem porque la mayoría practicaba magia negra. Anastasia no sabía que ese hombre era una mala persona, en una de sus guerras contra los demás mortales, este señor murió por "salvarla".-dijo salvarla de mala manera-. Anastasia estaba perdidamente enamorada por él.
Las luces relataban la historia con la voz de Deneb.
-Ciega.-comento Canopus.
-Cuando este murió Anastasia enloqueció e hizo algo que no debía, lo resucito. Invoco a la magia más oscura de todas y termino creando los Firedraf. Ese chico, se llamaba Daciano y fue el primer Firedraf en la historia... Cuando Anastasia se dio cuenta de su error era muy tarde y no había forma de repararlo, uso la piedra que llevas en tu cuello, la que nosotros forjamos para la protección de tu familia, porque eran muy poderosos. Desgraciadamente el amor cambio todo sobre esa piedra, por eso debemos destruirla.
Las luces pararon y todo volvió a la normalidad.
-¿Por qué ahora? ¿Mi abuela no lo sabía?
-No, tu abuela uso muy poco esa piedra, porque cuando leyó el diario le causo horror. Sabía que lo tenía que pasar si o si. Y que tú ibas a ser la única que lo podría destruir porque sos la más poderosa.
No sabía que responder, todo fue muy confuso. Hasta por un momento pensé que mi abuela lo hizo mal pero no, yo soy la única que puede parar esto. Daciano...
-Yo conozco a un Daciano...-dije.
Ambas me miraron con ojos muy abiertos.
-¿Será él?-pregunto Canopus.
-No, él no puede ser.-dijo Deneb.
-Pero si es...-dijo levantando una ceja Canopus.
-Hay que trabajar ya.-respondió su hermana.
Escuchamos un crujido desde el bosque e Isabela apareció.
-Isabela... Llama a todas, empezaremos con esto de inmediato.
--
Hola pequeños brujos. Creo que me ausente un tiempo importante... Ando con mucho en mi cabeza y bueno nada perdón si estuvieron esperando mucho.
Preguntas!
¿De dónde son?
¿Cuántos años tienen?
Nos estamos leyendo. =)

ESTÁS LEYENDO
BRUJAS
Teen FictionEtna, es una chica de 16 años que oculta un secreto muy grande para la humanidad. Es una bruja y una muy especial. Registrada/protegida por SafeCreative Todos los derechos reservados.