Capítulo 14

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Corrí por el bosque, corrí lo más fuerte que pude pero mis pulmones no daban para más. Me escondí detrás de un árbol.

-¡Etna, sé que estas aquí amor!-dijo Daciano.

Me trepe a uno de los arboles esperando a que lo mejor me sucediera.

Pero la vida no es así... Todo lo malo me pasa.

-Etna...-escuche su voz en mi oído.

Me di vuelta y Daciano estaba allí.

Me tomo de los brazos y me bajo del árbol junto con él.

-Vas a hacer lo que yo te diga.-dijo lentamente.

Lo observe.

-No quiero que te muevas y no grites, ni siquiera pronuncies una sola palabra. Ahora camina conmigo y no pongas fuerza.-dijo mirándome directamente a los ojos.

Lo odiaba.

Hice caso a lo que decía, pasábamos arboles y arboles sin llegar a un destino.

Caí.

-Levántate.-ordeno.

Me levante pero en el proceso le pegue en la cara y corrí.

Revise si tenía el cuchillo. Lo tenía.

-Idiota.-dije sonriendo.

Seguí corriendo.

Llegue a un espacio sin árboles, este es el lugar perfecto, pensé.

Tomé toda la valentía que tenía en mí corazón y lo esperé.

No paso mucho tiempo hasta que sus ojos verdes aparecieran ante los míos.

-Sí quieres escápate siempre te voy a encontrar.-Dijo el rubio.

-No lo voy a hacer.-Respondí entre dientes.

Daciano se acercó más rápido de lo que pensé que haría.

Sentí un dolor inmenso en mi corazón.

Mire hacia abajo.

Rojo.

Mi pecho estaba rojo.

-Te estoy ahorrando el dolor, amor.-Dijo acariciándome una mejilla.

-Pero yo no te lo voy a ahorrar.-Dije con un hilo de voz.

Rápidamente le clave el cuchillo en su pecho y lo extraje.

Sus ojos se volvieron más vacíos que antes, su mirada perdida me causo terror. Nunca en mi vida había visto algo tan horrible.

Cayó en el suelo a mi par.

-Esto no termina acá.-Dijo tomando un impulso para acercarse a mi-. Si me voy, venis conmigo.-Dijo tratando de agarrarme.

-Eso no pasará.-Dijo una voz femenina.

Ambos miramos a la individua.

Deneb.

-Hiciste mucho mal. Ya es hora de que te vayas.-Dijo agarrándola la mano de su hermana.

Ambas se acercaron a Daciano y comenzaron a hablar en latín.

Daciano se revolvía de dolor, se tomaba de la cabeza y me miro.

-Voy a volver por ti.-Dijo con rabia.

Lo observé, no pude hacer nada más que eso, comencé a ver borroso, pero pude distinguir como él se volvía cenizas.

-Estarás bien.-Dijo Canopus.

Eso fue lo último que escuche.


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