CAPÍTULO 17

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DÍA 1: "El comienzo del viaje"
"CAM"

Estaba dando vueltas en el sillón, tratando de conciliar el sueño, lo cual me estaba resultando más complicado de lo que creí, después de todo el cansancio acumulado que llevaba. La respiración de Maya hacía rato que se había hecho más lenta, por lo que supuse que ya había conseguido dormirse. Yo podría estar haciendo lo mismo, si no fuera porque aquel estúpido y pijo sillón era lo más incómodo del universo.

Aunque también estaba dándole vueltas a la cabeza a la situación que se dio cuando la encontré a los pies de la escalera.

Me avergonzaba reconocerlo, pero literalmente sentí cómo la boca se me secaba. Verla ahí, levemente sonrojada, con mi ropa, el pelo mojado, no mucho, pero lo suficiente como para haber dejado pequeñas marcas en la camiseta, haciendo que esta se pegara por la parte de arriba a su cuerpo. Joder, es que como para no quedarme mirando, se notaba a leguas que no llevaba puesto nada debajo de esa camiseta.

Estaba sonando como un baboso.

<<Otra vez>>

Pero algo en su expresión, en toda ella, me había parecido una mezcla entre adorable y excitante. Lo cual me producía una batalla interna, y bastante culpabilidad, ya que me daban ganas de protegerla de lo que fuera que escondía, pero a la vez no podía dejar de mirarla.

Traté de alejar esos pensamientos de mi mente, o si no, lo más probable, es que me encontrara con el amanecer sin haber pegado el más mínimo ojo.

Me puse a recapitular todo el día que había pasado, y me parecía increíble que hubieran pasado tantas, tantísimas cosas en unas cuantas horas. Le había devuelto su cartera a una chica despistada en el aeropuerto, había perdido mi vuelo, había paseado por la playa, le había devuelto el DNI a la misma chica despistada del aeropuerto, nos habíamos tomado una cerveza juntos, habíamos ido a pescar patos de goma, me había ganado y había tenido que invitarla a un batido y algodón de azúcar, habíamos ido al aeropuerto y había cogido un vuelo para el día siguiente, la había llevado a comer donde Marco, habíamos allanado una casa, hablado frente a las maravillosas vistas de una cala, situación incómoda uno, turismo por el pueblo, subida al castillo, momento mágico con el atardecer, cenar un perrito de un puesto, vuelta a la casa, momento incómodo dos y... a dormir.

Joder, me mareaba tan solo de pensar en todo lo que había pasado.

Sentirme tan vivo en unas horas... me resultaba fascinante, aunque también me asustaba. Me asustaba porque por primera vez en mucho tiempo, aquella mañana mis dedos habían tocado las teclas como antes, como si no existiera nada más, como si lo único que de verdad no careciera de importancia era lo que mi mente proyectaba y yo trataba de dar forma a través de las palabras.

Maya Honey, alocada desconocida, fuente de inspiración. Quién lo diría.

Sonreí para mí mismo, en la oscuridad de aquel gran salón.

Después de entender que, ni en aquella posición, ni en ninguna otra, iba a conseguir dormir, agarré las sábanas y los cojines y los tiré al suelo, encima de la alfombra mullida que había. Traté de no hacer mucho ruido, ya que no quería despertar a la chica que dormía profundamente.

Me acomodé como pude y creí haber encontrado la posición correcta, por lo que cerré los ojos, ahora sí, dispuesto a quedarme dormido por fin. Eso es lo que creí, hasta que escuché algo que no esperaba.

—¿Cam?

—¿Sí?

Su voz sonaba cansada, pensativa, mas no soñolienta.

Puede que no fuera el único que no podía dormir aquella noche, aunque tampoco era nada raro, ya que dormir en una casa "prestada", en otro país y con un chico que había conocido aquella mañana, debía ser extraño.

Pero lo que más me sorprendió fue lo que me preguntó a continuación, ya no porque se hubiera mostrado realmente enfadada conmigo antes de irnos a dormir y creía que no volvería a dirigirme la palabra, sino más bien, por la pregunta en sí.

—¿Tú tienes miedo a saltar?

15 DÍAS PARA CONOCER(TE)ME #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora