Capitulo 19. "Daemon"

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Mike:

La posesividad en sus gestos y palabras me asustó. Al igual que a todos los demás presentes de la mesa, pero no quise ver la cara en especial que puso Zoé.

-¿Disculpa?—Pregunté deseando internamente que haya sido una de sus tantas bromas.—¿Estás bromeando, cierto?

Él endureció el gesto y me miró mal. Volteó a ver a ambos lados y logró visualizar cómo varios chismosos nos estaban observando, atentos a cualquier palabra o actos que hiciéramos para luego hablar de eso durante una semana.

-¿Por qué quieres ir conmigo?—Seguí hablando, a pesar de que tenía la certeza de que me estaba ignorando. No respondió, no hizo nada, solo se quedó en el mismo lugar estatico al igual que una estatua.—Si vas a tener las agallas para pedir ir conmigo, deberías aunque sea responder.

Esta vez, volvió a mirarme. Resplandecía claramente en sus ojos azules la burla; no tenía que ser un genio para saber que iba a decir algún comentario típico de él.

-¿Estás insinuando que te estoy pidiendo permiso?—Habló; se estaba burlando de mí pero yo lo miré sin reaccionar en absoluto.—No te estoy pidiendo permiso. Te estoy dando una orden.

Quise reírme en su cara, en la expresión seria que tenía al decir tremendas babosadas por su boca. ¿Existía gente todavía en el mundo capaz de ser tan así? Pero usé toda mi fuerza de voluntad para amortiguar mi risa.

-¿Eres acaso mi madre?—Inquirí, enojado. Estaba empezando realmente a odiar esta parte de él.—No me puedes dar órdenes y menos para ir a mi casa. ¿Estás loco? ¿Quién te crees que eres? ¿El rey del mundo o qué?

Bufó.

- Soy mejor que eso pero, joder, Mike. Estoy cansando de ti.

-No me interesa, sentimos lo mismo entonces es mutuo.—Me encogía de hombros restándole importancia. Intenté que sus palabras no me afectarán pero sentí una leve sensación de dolor en el pecho, lo ignoré. Quise seguir mi camino pero su mano en mi muñeca no me dejó.—¿Ahora qué?

-Voy a llevarte en mi auto. Camina. Y más vale que rápido.

Sin decir nada más, avanzó hacia adelante saliendo de la cafetería. Dejándome a mí en el mismo lugar que antes solo que con la diferencia de que ahora estaba totalmente perplejo y confundido.

♡♡

-¿Qué te pasa?—Pregunté en un murmullo; nos encontrábamos en un auto que no sé de dónde lo sacó.—A propósito, ¿cómo es que nunca ví este auto en el estacionamiento de la preparatoria, ni en la pijamada de Johan?

Él rodó los ojos por enésima vez.

-No hagas preguntas. Gracias.—Simplificó.—¿Sigues viviendo en el mismo lugar?

-No soy un multimillonario para cambiarme de casa cada que se me plazca.— Refuté en un tono de hastío.—¿A quién le robaste el auto?

-¿No entiendes que nada de preguntas?—Dijo con un tono de voz gélido.—Es el precio que tienes que pagar por llevarte.

Quería volver a reírme de su expresión, era tan serio al decir eso que me preguntaba si habría persona en el mundo capaz de aguantarlo. Yo definitivamente no podría. Suerte para su futura esposa.

-¿El precio que tengo que pagar? ¿quieres que te recuerde quién se ofreció a llevarme a mi casa cuando yo me negué?

-¿Por qué eres tan irritante? Creo que nadie me había irritado tanto antes.—. Soltó un resoplido.— La única vez que me encontré tan irritado de esta forma, fue cuando ví por primera vez esas estupideces de Star Wars.

All i did is for you (Chicoxchico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora