Capitulo 27. "Conociendo una nueva parte tuya."

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Mike:

Según el calendario de mi habitación, ya hoy era martes. Martes 27. No había salido de mi habitación desde la fiesta del sábado, mi celular no dejó de sonar hasta el lunes por la tarde.

En llamadas recientes, predominaba el número de Johan, seguido el de Daemon. Aunque Johan ganaba en la lista con 65 llamadas pérdidas desde el sábado hasta hoy, martes. También dejaron miles de mensaje de parte de Selma, Johan y Daemon.

Los mensajes de Johan eran él pidiéndome perdón y queriendo hablar conmigo para explicarme las cosas. Lo dejé en leído. No tenía ganas de escuchar explicaciones ni de que otra vez el dolor de cabeza se hiciera presente.

Recibí mensajes de Selma en dónde me deseaba éxitos y ánimos para sobrevivir. A ella tampoco le respondí, simplemente porque no tenía ganas de escribir ni hablar con nadie. Él último mensaje de ella fue ayer, lunes, en dónde me preguntaba si llegaría a clases.

Por último, los mensajes de Daemon fue los que más me sorprendieron. Primero me escribió miles de "Hola, byby", a los cuales ninguno respondí. Luego de eso me preguntaba cosas sobre cómo amanecí, si necesitaba algo y etcétera. Me sorprendí por su inesperado gesto.

Aunque de la persona que más deseaba que me escribiera, no lo hizo. No recibí respuesta alguna a los mensajes que le envié a Ámbar, en donde le conté todo y prácticamente le rogué que venga a mi casa, cosa que no sucedió.

Mamá había estado preocupada todos estos días, ella tocaba la puerta para darme de comer aunque no tenía apetito. La comida la aceptaba, ya que mamá no tenía la culpa de lo que me estuviera pasando, pero la dejaba en la mesita de noche. Esto no duró mucho ya que cada que Milly escuchaba los pasos de mamá a mi habitación, después de unos largos minutos ella entraba y me obligaba a comer.

"¿Por qué te torturas de esa forma? Es malo para tu cuerpo dejar de consumir alimentos, Mike. Come. No me iré de acá hasta que vea ese plato vacío."

Eran cosas que Milly siempre me decía cada que se sentaba conmigo en la habitación, lo agradecía internamente. Aunque bien era cierto que no deseaba ver a nadie, cada que mi hermanita entraba a la habitación no me molestaba, al contrario, una sonrisa surgía en mis labios.

La verdad es que me alegraba tenerla a mi lado.

Pero hoy, martes, Milly no entró para ver si ya había desayunado. No me sorprendió mucho, ella al igual que yo tenía clases, a pesar de que no estudiábamos en la misma preparatoria.

Por primera vez, quise salir de la habitación de cuatro paredes y hablar con mi madre. Era algo que no hacía a menudo, pero el agotamiento mental que arrastraba me estaba hundiendo, y sabía que necesitaba hablar con alguien.

Me puse una camiseta que amaba y era mi favorita, era una que expresaba el amor a la ciencias. Me vestí con mis pantalones desgastados de pijama, unas sandalias y salí de la habitación con pasos pesados, como si cada uno me costara un mundo.

Mientras bajaba las escaleras, me detuve a la mitad al escuchar a mi mamá hablar por teléfono.

-¿Mike? Él está...—. Soltó un suspiro profundo y negó con la cabeza lentamente. Como si la persona de la otra línea pudiera ver ese gesto.— La verdad es que no sé cómo está mi hijo, hace días que no sale y no sé cómo se encuentra. Estoy preocupada.

Esto me trajo recuerdos y me teletransportó a una conversación de un niño de aproximadamente cuatro años, esconderse detrás de una pared mientras escuchaba a sus padres discutir sobre el estado de su hijo. Me pasé la mano por la frente, me dí cuenta solo en ese instante que había empezado a sudar.

All i did is for you (Chicoxchico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora