TURBIS
Turbias y oscuras son las aguas del manantial que brota en el centro del pueblo.
Turbio se vuelve el corazón de aquel que las bebe
-¡A mí me vais a engañar! ¿Qué os sucede?
¿Acaso los ojos de ese niño no logran conmoveros? ¿A qué se debe ese silencio?. -añadió la posadera interviniendo en mi actitud. ¿No me iréis a decir que estáis pensando en renunciar a vuestro compromiso?
Siendo fiel a la realidad y aunque me pese reconocerlo, no puedo negar que durante días y en más ocasiones de las que a mí me hubiera gustado, busqué una excusa para eludir mi recién adquirida responsabilidad y no cumplir con la palabra dada en una respuesta que no encontró oyente. Mientras, Tomasus, desconocedor de mis titubeos, lloraba la ausencia de su madre y reclamaba más atenciones de las que, en aquellos momentos, yo estaba dispuesto a dispensarle.
-No estoy preparado y tengo una vida por vivir -argumentaba reiteradamente.
-Sí, y mientras la muerte no os llame seguiréis teniéndola -replicaba la posadera con quien se había estrechado la relación.
-Pero ya no es mi vida. Mis expectativas se ven truncadas. Lo que yo había dibujado para mi futuro, se desvanece entre mis manos.
-Bien, no tengáis expectativas y no volverá a sucederos. Además, ¡por el amor del Cielo!, sólo estamos hablando de un viaje.
-Habláis bien, pero no estoy de acuerdo. No se trata de un viaje; se trata de mi vida.
-¿Y qué le pasa a vuestra vida? Estáis vivo, ¿no? Dad gracias por ello.
-Dejará de ser lo que yo quería que fuese. Ya no podré vivir a mi manera.
Decididamente me había obcecado.
-Vos vais a seguir viviendo vuestra vida, ¿de quién si no?, sólo que la aventura que ahora se os ofrece es diferente de la que teníais prevista. Eso es todo.
Su punto de vista no acababa de convencerme.
¿Aventura? -pensaba yo.
-Por vuestras palabras deduzco -continúo al rato-, que vuestro planteamiento no es el más adecuado. Vivir es algo totalmente independiente de la actividad que se realice. La vida, vuestra vida, está a vuestra disposición cada mañana, cada hora, cada segundo. En qué decidáis invertir vuestro tiempo es irrelevante. Lo verdaderamente importante es cómo lo disfrutáis, como lo saboreáis y no, lo que hacéis mientras estáis vivo.
-¿Saborear el tiempo? Sin ánimo de ofenderos, permitidme que me ría.
Ante mi falta de consideración me miró con seriedad y añadió:
-Si fuerais capaces de degustar, de relameros con el dulce néctar que rezuma en cada instante, en cada momento presente, no os lo tomaríais tan a la ligera.
Sintiéndome mezquino, pedí disculpas y me retiré.
Las fiebres, que se alargaron durante semanas dejaron a la población mermada, tanto en cantidad como en calidad. Los supervivientes arrastraban una convalecencia que se restablecía lentamente, bien por el malestar físico, o bien por el dolor de una o varias perdidas al que insistían en aferrarse.
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Los Días Intermedios
SpiritualLos Días Intermedios: segundo volumen de la trilogía de La Mitad de todo el Tiempo. Después de multitud de experiencias y algún que otro aprendizaje, Mateus continúa buscando las respuestas que pongan orden en su vida. De regreso al monasterio, pued...