Capítulo 26

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No sé qué le pasaba a Natasha, pero me preocupa. Estuvo todo el camino mirando por la ventana y luego se quedó dormida. Mi pequeña dormilona.

Se veía tan hermosa durmiendo que no pude evitar darle un beso en la mejilla.

Cuando llegamos, ella se despertó y salió del auto. ¿Me iba a ignorar todo el tiempo? Bufé.

Entramos a la casa y joder, es hermosa y acogedora. La sala tenía dos ventanales grandes donde podías ver el mar, había un televisor pantalla plana y muebles de color blanco. Moderno. La cocina se encontraba justo al lado de la sala, era grande. Después había un corredor, donde se encontraban las habitaciones, había tres. Pero sólo usaríamos dos, ¿no es así?

Maria y Clint entraron a la habitación más grande, si esta fuera mi casa, yo también habría elegido esa sin dudarlo.

Entré a la habitación que quedaba justo al lado, tenía cama doble, perfecta.

Natasha entró a la otra habitación.

-Eh, eh, eh.. Pequeña, imposible. - dije tomando sus maletas y llevándolas a mi habitación por el fin de semana. Ella sólo suspiró.

Me senté en la cama y le di una palmadita a mi regazo para que se sentara.

Ella lo hizo.

-¿Ahora si me vas a decir qué te pasa? - dije mirándola, pero su vista estaba perdida en el ventanal.

-Es que... le mentí a Yelena. Ella sospecha que estoy saliendo con alguien y yo sólo lo negué todo. No quiero mentir más, Wanda. Pero tampoco quiero que se entere.

-¿Entonces qué es lo que quieres?

-Quiero estar contigo sin ningún maldito problema. ¿Es que acaso estoy cometiendo un delito? ¿Cuál es el problema de que esté contigo? ¿En qué le va a afectar eso a Yelena? ¿O a tus amigos? ¿O a cualquiera?! Estoy cansada de esto.

-Natasha...

-¿Qué? - ella estaba furiosa y la entendía.

-No soy esa clase de chica con quien tu hermana le gustaría que estuvieras.

-¿Esa es tu respuesta? ¿Por qué, Wanda?

-Yelena sabe muchas cosas de mí, cosas que he hecho, cosas realmente jodidas. A ella no le gustaría que una chica así, esté con su hermanita.

-Cosas que ya no haces, ¿verdad? - dijo ella en un hilo de voz y me sentí demasiado culpable. No le podía decir que sí, ella no podía saber qué hace poco hice algo de lo que me arrepiento mucho.

-No, pequeña. - ella me abrazó y sin verla, sabía que estaba sonriendo.

-No hay ningún problema, Wanda. Si las dos nos queremos, estamos juntas, ¿no es así? Que se enteren todos, ¡no me importa! Que sepan lo feliz que estoy de tenerte a mi lado. - dijo feliz, robándome una sonrisa.

La bajé de mi regazo y la puse sobre la cama, lo suficientemente rápido para que no se liberara. La agarré de las muñecas sosteniéndola, mientras me subía sobre ella, sin apoyarme.

-¿Qué tan feliz? - dije sonriendo sólo a centímetros de su cara.

-Muy, muy feliz. - dijo ella riendo y dándome un beso en los labios.

-Chicas... - dijo Maria entrando a la habitación - ¡Oh Dios! Perdón si interrumpo algo... - Natasha se sentó y empezó a reír.

-Oh no, no interrumpes nada.

-Vamos a un supermercado que queda aquí cerca, al parecer el chico que se hace llamar mi novio, no tiene absolutamente nada en esa nevera.

-Pues hace tiempo no venía. Pero después una chica que jamás se calla, que se hace llamar mi novia, me recordó esta pequeña casa y no dudé en traerla. - dijo Clint abrazándola por detrás. Nat y yo reímos.

-¿Vendrán con nosotros? - preguntó Maria.

-¡Sí! - dijo Natasha cogiendo su bolso, yo la seguí.

En el supermercado compramos todo lo necesario. Incluso Clint y yo compramos unas cervezas, sin que las chicas se enteraran.

Después Natasha y Maria se acercaron a nosotros con dos revistas. Las leían entretenidamente.

-¿Cuál es tu signo zodiacal, Wanda? - me preguntó Maria.

-¿Horóscopo? No creo en esa mierda.

-¿Por qué?

-Pienso que nosotros mismos hacemos nuestro propio destino. - dije agarrando las bolsas con todo lo que compramos.

Cuando guardamos todo en el auto y estaba a punto de subirme. Alguien me llamó.

Maldita sea.

¿Qué mierda hacía el aquí?

Me acerqué a él. Estaba despeinado y olía mal.

-¿Sabes? La última vez que te di cocaína, era de la buena.

-¿Qué mierda quieres? - le pregunté a Dreykov, que tenía los ojos rojos. Estaba drogado.

-150 dólares más.

-Te los doy si no te vuelves a aparecer más nunca donde yo esté. Y mucho menos hablarme.

-Sí, sí. Lo juro. - dijo riendo y yo le di el dinero.

Entré al auto y sabía que iban a empezar con un interrogatorio.

-¿Quién es él, Wanda? - preguntó Natasha mientras se recostaba en mi pecho.

-Oh, él... Él era mi vecino, sí. Pero él y su familia tuvieron muchos problemas y terminaron sin casa y dinero. Sólo lo saludé y le di unos dólares. - maldita sea, odio mentirle a Nat, pero no puedo decirle la verdad.

Ella me abrazó mucho más.

•••

Después de una agradable cena con vista al mar, nos fuimos a nuestra habitación.

Estaba acostado esperando que Natasha saliera del baño, se estaba cambiando. Yo simplemente me puse un suéter y un pantalón holgado para dormir. Suelo dormir en ropa interior pero no quiero hacer sentir incómoda a Natasha.

Ella salió con una camisa larga de Nirvana y unas medias negras. Dios, ¿cómo puede ser tan tierna y sexy al mismo tiempo?

-¿Qué es lo que tanto miras? - dijo burlona.

-Lo hermosa que eres. - dije tomándola por el brazo y acercándola a mí.

Ella se recostó en mi pecho y nos escondimos debajo de las sábanas.

-A veces siento que no te conozco lo suficiente. - dijo ella subiendo la cabeza para mirarme.

-¿Por qué dices eso? - dije dándole un beso en la frente.

-Porque quiero saber tus miedos y tus más grandes secretos. Quiero saber tus deseos, tus inseguridades, todo acerca de ti.

-¿Me seguirás queriendo de todas maneras?

-Sí y mucho más. - dijo y sonreí. La persona que más quiero en el mundo estaba en mis brazos y eso me hacía completamente feliz.

Tomé su rostro entre mis manos y sin pensarlo dos veces, estampé en sus labios un beso apasionado.

Natasha no tardó en subirse sobre mí, mientras mis manos acariciaban su piel debajo de su camiseta.

El beso se tornó mucho más apasionado. Ahora era yo quien estaba encima de ella, mis labios bajaron a su cuello, sus manos desordenaban mi cabello.

-Wanda... - sabía que lo estaba disfrutando, pero ella no querría ir más lejos y yo no podría aguantar si sigo así. Porque la deseo, la deseo tanto. Así que me detuve.

Ella acarició las facciones de mi rostro. Y luego volví a recostarme.

Y nos quedamos en silencio, perdidos en nuestros pensamientos. Mientras acariciaba su cabello.

-¡Ah! ¡Ah! - escuché. Parece que en la habitación de al lado se están divirtiendo.

Natasha se levantó de repente y me miró. Sus mejillas estaban rojas.

-¡Wanda! ¿Soy yo o...?

-No eres tú. - dije y los dos estallamos a carcajadas.

Eres mía, rubia; Scarletwidow [ACTUALIZACIONES LENTAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora