8. ÚLTIMO DÍA

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NARRA EVAN:

Era verdad, lo que sentía ahora era besarla, ¿podría besarla ahora?, ¿después de todos estos años?

— Estás ebria — dije.

— Claro que no lo estoy — volvió a decir.

— No quiero que después no recuerdes o lo que sea — volví a incorporarme en el asiento.

De pronto oímos como nuestras madres pusieron Disco 2000

— Creo que ellas no saben el final de esa canción — dijo ella.

— No te llamas Deborah, te llamas Gwendolyn, y no eres popular.

— Ni te ignoro.

— Me alegro de que no lo hagas.

Finalmente, me había ido junto con mi madre, que estaba un poco pasada de copas, pero me encantaba que compartiera con Emma, cuando bebían haciendo karaoke cantando canciones de ABBA y canciones de desamor.

Acosté a mi madre y besé su frente.


No quería pensar en nada de lo que había pasado hoy, así que me acosté, mañana sería mi última tarde libre, y ya me había rendido, mañana era el día en que debía despedirme de Gwen, no era un para siempre, era un hasta pronto.

***

NARRA GWEN:

Me sentía tan avergonzada en decirle a Evan que me besara, esperaba que no me dijese nada, pero también estaba triste, sería su último día y finalmente no sería capaz de decirle nada.

No podía dormir, eran las 4:00 am, no podía quedarme sin decirle algo, no podía esperar hasta que despertara para hablarle, salí en silencio de mi casa, mi madre estaba durmiendo, y sabía que no despertaría, cruce la calle y subí por el árbol que daba a la ventana de la habitación de Evan, cuál mono araña, sabía que él no cerraba la ventana, era demasiado perezoso para bajarle el seguro.

Al abrir la ventana, Emi comenzó a ladrarme, no sabía que dormían juntos.

— Emi, soy yo — comencé a susurrar — no ladres, por favor.

Obviamente, ella no dejó de ladrar y Evan despertó.

— ¿Gwendolyn?, ¿qué haces aquí? ¿qué hora es? — pregunto mientras miraba la pantalla de su celular.

— Las cuatro creo.

— ¿Qué quieres?, ¿vienes a violarme? — pregunto aún medio dormido.

— ¿Qué?, ya quisieras.

— ¿Entonces que haces aquí?, ¿no podías esperar hasta mañana?

— Es obvio que no, si no no hubiese subido hasta aquí.

— Dime.

— Bueno — dije acercándome a él — quería ser sincera contigo.

— ¿Sincera conmigo?, ¿no que siempre lo has sido?

— Creo que no — me senté en su cama.

Vi como él volvió a acomodarse en la cama y a taparse.

— ¿Me estás escuchando?

— Ehm, ¿sí?

— Bueno, la cosa es que te extrañaré demasiado, eres mi mejor amigo, pero creo que hay algo más, es decir, siempre lo intente negar, porque quería romper con esa regla que los mejores amigos sienten algo o cosas por el estilo, porque no quería romper esta amistad, amistad de años, ya sabes... La cosa es que no quiero terminar como la canción que tanto escuchan nuestras madres, si quiero estar contigo... Porque... — trague saliva, estaba tan asustada de todo aquello, sobre todo cuando Evan se iba en unas horas, no es que con esto tratara de evitar que no se fuera o algo por el estilo, volví a mirarlo y él seguía tapado, parecía un bebé — La cosa es que yo...

Evan me abrazo y me cubrió con las mantas de su cama.

— También te quiero y me gustas desde hace mucho — dijo abrazándome.

— ¿Desde cuándo? — pregunté.

— No lo sé, desde los catorce, quizás.

— ¿Y como te diste cuenta?

— Tuve muchos sueños sucios contigo, y sin quererlo siempre buscaba la forma de estar contigo — dijo riendo débilmente, parecía que aún estaba en el trance del sueño.

— Qué sucio — dije.

— ¿Y tú?, ¿te diste cuenta ahora que me iré?

¿Desde cuándo me gustaba Evan?, era una buena pregunta, pero el saber que no estaría conmigo hizo que todo saliera flote, al menos que no se fuese sin antes saberlo.

— Creo que desde hace un tiempo, pero no quería aceptarlo, no le quería darle la razón a mi madre, pero rayos, ella es psicóloga y es mi madre, me lee como un libro abierto — dije.

— Yo también puedo hacer eso — volvió a decir, trato de buscar mi mirada, algo se veía por la luz que reflejaba el poste a través de su ventana.

— Cállate — dije mientras lo abrazaba.

— ¿Puedo besarte?, es que hablas mucho — dijo sonriendo, y aquellos hoyuelos se marcaron, siempre me parecieron lindos, y por primera vez estaba tan cerca de ellos.

— Cerré mis ojos, estaba nerviosa, sentí finalmente sus labios cálidos en los míos.

— Finalmente, lo hice — dijo abrazándome fuertemente — esperé tanto este momento, ¿por qué no te quedas a dormir?

— Debo salir por la ventana o tu madre pensará que vine a quitarle la virginidad a su hijo — dije levantándome.

— Gwen, yo no soy virgen, ¿tú lo eres?

¿Qué?, en que momento Evan había perdido su virginidad si siempre estaba conmigo.

— Claro que no, ¿cuándo estuviste con una chica? —pregunte cuál tóxica.

— Fue con Cloe, después del baile de primavera, ¿sigues siendo virgen?... ¿Debería orarte?

— Claro que no, recuerdas al tal Jeffrey Dahmer, pues también tuvimos sexo después — mentí, creía que entre Evan y yo no había secretos.

Evan sigue abrazándome, mientras besaba mi frente y de vez en cuando mis labios.

— Mi primera vez no fue para nada especial — dijo.

— Ah, bueno, no siempre deben ser bueno los primeros polvos — dije frío.

— ¿Polvos? — rio — siempre me ha dado risa esa palabra.

— Ah, fíjate que a mí no — pensé.

— Sé que estás enfadada, pero no quería ser virgen hasta esta edad, pienso que nadie quiere llegar virgen hasta esta edad.

— No creo que sea importante, eso.

— ¿Entonces si tuviésemos sexo ahora no importa? — Evan pregunto acercándose a mí.

— Pues no, no importa, tengo un montón de experiencia (leyendo libros eróticos e historias de Wattpad).

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