20. SO LONG, LONDON

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NARRA GWEN:

Andrew estaba en medio de nosotros dos mirando fijamente mi mano que aún estaba tomada con la de Evan.

— ¿Piensan soltarse? — preguntó.

— Lo siento, no es lo que tú imaginas— solté a Evan — estábamos recordando, Evan y yo éramos amigos desde pequeños, creo que te lo he comentado muchas veces —dije.

—Creo que deberíamos irnos, es un poco tarde y en un par de horas debo tomar el avión, quiero descansar aunque sea un poco — volvió a decir suspirando.

— Sí, claro —dijimos con Evan al unísono.

Acerque mi mano a la de Andrew, pero este alejo su mano de mí y siguió caminando delante de nosotros.

—¿Debería hablar con él? —preguntó Evan.

—No, yo debo resolverlo sola.

***

Volvimos a casa y Andrew espero hasta que abriera la puerta y entro en silencio, me despedí con un gesto de mano con Evan y ambos nos miramos cuando cerrábamos la puerta. Mi madre tenía turnó de noche, así que estaba agradecida de cierta forma de que no estuviese para al día siguiente preguntarme si había peleado con Andrew, con su icónica frase de "Soy tu madre, lo sé todo, y además me doy cuenta de tu lenguaje corporal".

—Me cepillaré los dientes y dormiré — dijo mientras subía por las escaleras.

—Andrew, deberíamos hablar, no quiero que te vayas y esto quede así.

—No te preocupes Gwen, deberías descansar también.

***

Me acosté al lado de Andrew, no podía estar sin hablar con él, no quería que se sintiese inseguro o mucho menos que él se guardara esto y finalmente estallara, no había hecho nada malo, pero me sentía tan culpable como si hubiese cometido una infidelidad, infidelidad que no existía, ya que no éramos novios.

—Andrew, debemos hablar, el que Evan y yo estuviésemos tomados de la mano, no significa nada, solo estábamos conversando —dije mirándolo.

Él se dio la media vuelta mostrándome su espalda.

— Tú eres el chico que me gusta, si no fuese así no te habría invitado a casa, no te presentaría a mi mejor amigo.

Andrew se dio la media vuelta nuevamente y mirándome. —Desde que llegue aquí me di cuenta de que no soy bienvenido, tu madre y la de Evan tienen una afición con esa tonta canción, como si eso determinara su futuro, Evan es el chico que apenas tuvo la oportunidad dejo de hablarte, ¿ese mejor amigo?, además en el bar antes de ir donde estaban estuve observándolos, se veían como una pareja real, cualquiera que los mirara dirían ellos dos son una pareja y el otro chico es un amigo, Gwen, yo te amo, pero quizás me he adelantado y no me he dado el tiempo de conocerte bien de conocer tus heridas, y más aún tus sentimientos, seguirías unos días aquí, y quien me confirma que cuando llegues a casa te seguirás sintiendo así conmigo o llegarás siendo una desconocida que tiene sentimientos por su amigo de la infancia.

—No pasará eso, lo prometo — dije acariciando su cara.

—No prometas cosas de las cuales no estarás segura —dijo retirando mi mano de su rostro —Y ahora deberíamos dormir, tengo un viaje largo dentro de dos horas.

***

Era la hora del vuelo de Andrew, estábamos uno frente al otro, y estaba tratando de contener las lágrimas, lo extrañaría, aunque fuese solo un par de días.

—Bueno Gwen, nos vemos en casa.

—Nos vemos pronto —dije y me puse de puntas para poder besar sus labios.

—No, esta vez —dijo besándome la frente — Por ahora solo seremos amigos, bueno, es hora de irme, cuídate por favor.

Andrew me dio la espalda y en ese momento sentí como algo dentro de mí se quebraba, quería llorar, pero mi orgullo no dejaría que lo hiciera frente a tantas personas, es aquí donde pienso que las cosas tenían que salir bien, ¿pero qué estaba pasando ahora?, el chico que me gustaba se estaba yendo, no oí ninguna palabra como en la de las películas, en donde ambos se despiden felices y cuentan los días para volver a verse nuevamente.

—Pero no estoy en una tonta película romántica, ¿verdad? —me dije a mí misma mientras salía del aeropuerto.

Quería llegar a casa, quería meterme en mi cama y llorar, encerrarme en mi habitación y pensar que es lo que estaba mal. Me dirigí a la parada de autobuses, hacía un frío del demonio y estaba conteniéndome, trataba de ignorar ese dolor de garganta y ardor en el estómago cuando las lágrimas querían salir.

— Sé que no debería estar aquí, pero debemos ir a casa — dijo una voz desde dentro de un auto.

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