6. CUENTA REGRESIVA I

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NARRA EVAN:

Mire por mi ventana y ahí estaba ella, al percatarse me mostró el dedo de en medio, ah tan señorita que era.

Comencé a escribir un mensaje en WhatsApp.

Buenos días, Puerca — enviado.

Gwen: Por favor no abras las cortinas con tu amigo levantado, se ve a kilómetros.

Para que veas lo grande que es — enviado.

Gwen: Buen Punto, pero no te quita lo cerdo.

Era verdad, bueno, era inevitable no despertar así en las mañanas, y la ventana de nuestras casas eran grandes, aun así no me daba del todo vergüenza, cuando Gwen tuvo su menstruación su madre me explico todo y los dolores que conllevaba eso, así que yo era portador de comida cada vez que ella estaba de mal humor, también estaba capacitado para poner calor y cosas por el estilo.

¿Quieres ir por un helado? — enviado.

Gwen: Justo estaba pensando en lo mismo.

¿Sabes que es raro? — envió.

Gwen: ¿Qué?

Completas hasta... — enviado.

Gwen: Mis Sándwiches.

Te espero fuera de tu casa — enviado.

— ¿Te verás con Gwen? — pregunto mi madre.

— Sip, en la tarde pasaré tiempo contigo, madre — dije besando su mejilla — nos vemos.

Al salir de casa ella estaba parada, vestía una falda que hacía que sus piernas se vieran demasiado largas.

— ¿Babearás todo este rato mirándome Peters? —dijo ella.

— Bueno, ¿y qué? —note como ella se sonrojó un poco.

— Podríamos ir por los helados — volvió a decir.

— Sí.

Finalmente, después de eso fuimos a caminar cerca de un río que quedaba cerca de nuestras casas, nos sentamos y ambos guardamos silencio por un rato.

— ¿Qué es lo primero que harás cuando llegues a la universidad? — pregunte.

— Hacer amigos, supongo— dijo encogiéndose de hombros— ¿y tú?

— Supongo que igual... ¿Sabes que es extraño?, que no sé cómo socializar — dije riendo.

— Serás actor, ¿solamente no puedes fingir?

— Espero, soy demasiado torpe.

— No lo eres, además estoy seguro de que llamaras la atención de chicas... Y chicos.

— No me interesa eso, además estoy becado, no puedo distraerme y perderla.

— Un paso a la vez Evan.

— Supongo.

Había terminado el primer día, y no habíamos hablado nada más que de la universidad, no quería hablar de eso, quería hacer algo diferente, estar con ella.

Me recosté en mi cama y a mi lado estaba Emi, el acariciar su lomito me hacía sentir paz.

— No quiero irme sin decirle algo, no quiero ser un cobarde, mañana será diferente.

Día 2:

NARRA GWEN:

Me sentía realmente ansiosa, ya que quedaban dos días para que Evan se fuese, no es que realmente sintiera algo, pero quería pasar tiempo con él, no quería perderlo, ¿y qué pasaba si jamás volvíamos a hablar?, eso me tenía realmente ansiosa, y me hacía pensar en los escenarios más catastróficos.

— Aurora, dame fuerzas y amor — dije mientras apretaba el botón de música aleatoria, y comenzó a sonar The woman I am — buena señal.

Tome mi celular y comencé a mensajear a Evan.

¿Algo que hacer hoy? — enviado.

EVAN: Aparte de guardar algunas cosas, nada.

¿Quieres ir al cine a ver una película? — enviado.

EVAN: ¿De terror?

Creo que está en cartelera It —enviado.

EVAN: Maldito Pennywase, me causo unos traumas terribles cuando niño, pero le entro.

Estábamos sentados juntos viendo la película, no me daba miedo para nada, es más me asustaba más la versión anterior, la primera vez que la vi, fue junto con Evan, cada vez que veía un payaso me asustaba, también me daba miedo mirar por las alcantarillas, pero ahora se veía totalmente diferente.

— Si te asustas puedes tomar mi mano — dijo Evan sin dejar de mirar la pantalla.

Era mi oportunidad de tomar su mano y ver si él reaccionaba de alguna forma, en mí se formó una sonrisa cuál Grinch.

— Gracias — susurre.

En aquella escena del proyector me asusté a tal punto que abrace el brazo de Evan, lo mire y él seguía comiendo palomitas como condenado, casi parecía no pestañas al ver la pantalla.

— Pensé que no te asustarías — susurro — ¿palomitas? — dijo tendiéndomelas.

— Claro que sí — dije sacando un gran puñado y metiéndolo a mi boca.

Después volví a asustarme con otra escena cuando Pennywase comienza a gritar, no es que sea asustadiza, pero los ruidos fuertes realmente me alteraban.

Evan seguía sin alterarse en lo más mínimo, parecía disfrutar la escena.

Finalmente, la película había terminado.

— Buh, odio que haya quedado continuando — dijo.

— Una lástima, lee el libro — dije.

— Lee, el libro — hizo burla — eres como aquel emoticón de los lentes y la mano alzada.

— Bueno, debo leer mucho para poder escribir bien.

— Como digas ratona de biblioteca.

Al salir del cine nos dimos cuenta de que ya estaba oscureciendo.

— Vamos a casa— dijo Evan suspirando. — Gracias por la invitación Wendy.

— No es nada.

Un día más en el que no había pasado nada, y la cuenta regresiva ya había comenzado.

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