Goblin Slayer. temporada de caza

Continuamos

El sol brillaba entre nubes blancas que se dispersaban perezosamente en el cielo, dando paso al primer día soleado en un tiempo.

La tundra se bañó con los rayos del sol, permitiendo que algunos animales salieran a estirar sus extremidades tras un largo rato hibernando.
Un ciclo eterno que se repetía de forma natural, al igual que la situación ahora ocurrente en el interior de la granja.

-Esto tiene que ser una broma...-

Dijo el dueño de la granja viendo como su inquilino había traído a otra nueva mujer tan solo algunos días luego de su discusión.

-Tio, podrías dejar el tema por favor -

Se apresuró a agregar la granjera con un aire cansado mientras se sujetaba la frente con una de sus manos.
La mesa hecha de un tronco comenzaba a ser demasiado pequeña para el creciente número de personas, pues ahora la arpía y la protegida del slayer se amontonaban para poder integrarse a la conversación, cosa que no parecía molestar al aventurero que se apretujaba contra la pared.

-no, no puedo ésta vez; aunque hiciera la vista gorda de lo evidente, no somos una posada, los lugares para dormir son limitado. Dime, dónde piensas hacerla dormir? En el establo con las vacas? en el salón? En la cocina junto al fogón?-

-TIO!-

Gritó la granjera evidentemente molesta, levantándose de su asiento junto a él.

-...es cierto...-

Que goblin slayer estuviera de acuerdo con los demás no era tan extraño, pero en esta ocasión si que hizo dudar al resto, incluso a su amiga, quien lo miró confundida y aún de pie recargada sobre la mesa.

-ella no se quedará mucho tiempo, por eso usará mi habitación, yo dormiré en el establo -

La arpía, simplemente bajó la mirada apenada a la vez que algunas largas plumas que cubrían sus oídos bajaban como las orejas de un cachorro triste.

-no puedes quedarte en el establo...podrías...ya sabes...quedarte conmi...-

-NI SIQUIERA LO PIENSES!-

Antes de que la granjera pudiera terminar su frase, su tío ya estaba de pie protestando.

-me gustaría pedirle otra cosa -

Ante la solicitud, todos prestaron atención, pues ya era algo extraño que el aventurero pidiera favores, pero para hacerlo en medio de aquella situación, seguramente lo haría interesante de escuchar.

-qué quieres?-

Dijo el granjero sentándose con ambos brazos cruzados.

-quiero construir una torre-

Al escuchar la propuesta, a las mujeres les pareció ver como una vena palpitante en la frente del dueño del lugar reventaba de forma cómica a la vez que se incorporaba.

-tu si que sabes cómo tocarme la moral chico...primero usas mi casa como hotel para meter a tus mujeres y ahora hasta quieres disponer de construir en ella como si fuese tu propiedad...-

La granjera estuvo a punto de intervenir, pero su amigo se le adelantó.

-es por seguridad -

-seguridad? no me jodas, y luego construirá una recámara con una enorme cama en el centro y dirás que es para protegernos también?-

Aunque para el slayer las torres no eran más que fortalezas simples con un valor táctico, para la sociedad se habían vuelto un sinónimo de actos desvergonzados, pues se sabía perfectamente que los nobles y duques usaban estás edificaciones para tener aventuras con sus amantes o con su personal de trabajo femenino.