Fauces

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En las profundidades del territorio enemigo, donde los demonios y criaturas de la noche se daban festines con los cuerpos de los caídos en combate, un edificio se destacaba del resto; resguardado por golems malditos y caballeros del infierno, la alcaldía de la ciudad y actual cuartel enemigo veía la entrada y salida de numerosas legiones de goblins y orcos, poderosos demonios acudían en busca de órdenes y aladas criaturas entregaban mensajes apresuradamente.

Pero en las entrañas de aquel edificio, donde la lujuria y lo profano hizo su nido, una serena y dulce voz tarareaba una tranquila canción de cuna.

Más allá de los salones donde los capitanes demonios informaban sus progresos, más allá de las celdas donde las prisioneras eran violadas inescrupulosamente por las alimañas goblins, más allá de los gritos desgarradores de quienes parián engendros verdes para luego ser devoradas vivas... allí una canción de cuna era cantada silenciosamente

Una mujer de aspecto joven se encontraba semidesnuda en el medio de una habitación, la más profunda de todo el lugar.

Sus piernas habían sido cortadas a la altura de las rodillas, sus manos carecían del dedo pulgar y sus ojos, arrancados hacia tiempo, eran remplazados por una tela que cubría su ceguera.

Sostenido entre sus brazos y meciéndolo con una dulzura y calidez digna de una madre, un goblin era resguardado como si de un bebé humano se tratase.
La criatura, incapaz de olvidar su naturaleza maligna, ocasionalmente arañaba los brazos o rostro de su madre, quien sin darle importancia, seguía acurrucando a aquella abominación profana.

Sobre aquella escena nauseabunda, el líder del ejército demoniaco miraba en silencio, el lord goblin

Esa mujer...la odiaba más que a nadie, la odiaba por haber perdido la voluntad de escapar, la odiaba por como trataba a las creaciones que su vientre rara vez arrojaba, la odiaba porque pese a su deplorable estado, lo único que ella le brindaba a sus "hijos" era amor y afecto...pero más que nada...la odiaba por el hecho de no poder separarse de ella.

Incapaz de matarla, el lord goblin había prohibido a cualquiera siquiera acercarsele demasiado y varias veces había asesinado a aquellos que se atrevieron a acercarse con impulsos impuros a ella, en su mente, solo él era digno de tomarla.

Esa mujer era extraña, cuando se le había capturado no pasó un solo día en que no intentaste escapar, saboteo los planes infernales con solo astucia y determinación y varias veces ella había obligado a las tropas profanas a replegarse con solo su afilada lengua y habilidades...hasta que su pericia le costó las piernas, sus manos y sus ojos.

Violada cientos de veces, nunca pudo ser preñada, hasta que, se rumoreaba, el propio rey demonio, en busca de quebrantar simbólicamente la voluntad humana, la tomo en un acto brutal y salvaje, dando finalmente a luz a una camada de 3 engendros.

Al morir el rey demonio, la mujer había quedado desamparada, lista para volver a ser el objeto del deseo común entre demonios, goblins y orcos...pero el lord goblin tenía otros planes. Tomándola una y otra vez, la mujer finalmente parió nuevamente, aunque está vez solo a una bestia, un goblin; que amamanto y cuido cada día como a su propio hijo.

El lord goblin observó en silencio sin entender porque hacia eso, su mente se había roto finalmente?

La odiaba, no había duda de eso, pero tampoco podía separarse de ella.

La mujer acariciaba a su adefesio cálidamente mientras susurraba cosas a su oído, tranquila y siempre mostrando una sonrisa maternal...hasta que un día el fruto de aquella union macabra dió sus primeros pasos.

Los goblins crecen y aprenden rápido, son tontos, pero no estúpidos y con el suficiente entrenamiento y conocimiento podían volverse las criaturas mas aterradoras en batalla

Goblin Slayer. temporada de cazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora