Seguridad

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Mi mente viajo a ese momento exacto donde entré a su habitación, volví a sentir mi corazón retumbar en mi pecho desenfrenado al ver el hombre que por tres años me perdí a mi misma para complacerle a él. Sin saber que con eso me humillaba por hacer algo que él no se tomó el tiempo de decirme, para él siempre había una respuesta positiva de mi parte aun sin pronunciar palabra solo con mirarme sabía que no podía estar allí o simplemente hablar y para mí en ese momento estaba bien. Debo darle las gracias en algún momento por pedirme que me fuera de su lado así me encontré, me di cuenta de que los demás hacían un juicio por lo sumiso de mi proceder y cada día me perdía más en un matrimonio de uno.

Pero me rencontré convirtiéndome en una mujer fuerte que se levantó a pesar de caer continuamente y no hablo de fracasos si no de lo perdida que esta y no quería dejar salir esta Clarise valiente, a la que le importa ella en primer lugar para que los que le rodean no puedan pisotear su pensar, su sentir, mucho más cuando esta personita llego a mi vida ella fue el bastón para seguir adelante y convertirme en esta mujer segura y guerrera que hoy soy, humana pero guerrera al fin. Entendiendo que no necesitaba que nadie me quisiera más que yo mismo como pedir amor a otra persona cuando yo mismo no me quería, cuan equivocados podemos estar tenemos que caer al lodo para luego darnos cuenta lo sucio que nos vemos. Deje de lado mis pensamientos por las preguntas de Vicky que fue inevitable no reír ella tiene ese efecto en las personas saca una sonrisa en los peores momentos que hubiese sido de mi sin ella que me apoyo en todo momento.

- Hubo mua, mua, besitos de pollito o con lengua. - negué aun sonriendo - Veo que no me quieres dar detalles, te dejo tranquila por el momento para que proceses todo, ya tendremos tiempo para que me cuentes así que sin más me voy a trabajar me escape de mi apuesto jefe y novio que debe estar buscándome.

Se despidió dejándome en la soledad de mi oficina, en el resto del día no logre concentrarme de solo pensar en volver a la mansión Clark se me hacia un nudo en el estómago. Esa noche fui la última en irme como hace mucho no lo hacía darme hasta tarde pero no podía por más que quisiera no podía aplazar, así que es mejor hacer lo inaplazable.

Al llegar me encontré con la Sra. Margaret y Sr. Clark en la sala de estar, la Sra. Margaret reía a lo que fuera que su esposo le susurraba, sonreí por el tierno beso que dejo en los labios de su esposa, sonríe porque a pesar de los años se nota el amor en ellos. Subí siendo lo menos ruidos posible para que no me notaran y no arruinar su ritual de cortejo. Al pasar por la habitación de Riley lo escuché hablando con alguien así que decidí irme a dormir. Unos gritos me despertaron cuando por fin había podido conciliar el sueño mire el reloj era de madrugada, nuevamente los gritos percibiendo que provenían de la habitación de Riley entre a la habitación dándome cuenta de que estaba dormido ¡era una pesadilla!, me acerque viéndolo como despertaba desorientado y sudoroso sin saber que hacer le pregunto si se encuentra bien obteniendo como respuesta que me fuera, la rabia se quiso apoderar de mi al pensar que a un podía ordenarme a mí, no ya no. Por lo que decidí llevarle la contraria y levarlo al baño sé que así de sudoroso no podrá volver a dormir. Fue inevitable no explorar su cuerpo al volver al baño y verlo desnudo sostuve la toalla entre mis manos con fuerzas no se puede negar que Riley es un hombre atractivo, no hay nada que desecharle en cuanto físico se trata, pero su forma de ser, me reservo el comentario, bueno no sé cómo es ahora solo llevo horas con él.

Me sentí como una tonta al ver que salí huyendo en busca de toallas cuando aún lado hay una canasta con ellas, corrí a él para que no callera al ver que perdía las fuerzas en sus piernas, gruño por mi comentario al pensar que no estaba tan mal como creía, nunca se sabe lo difícil que es para la otra parte el estar en condiciones diferentes, lo ayude a entrar a la tina viendo como sus ojos se desviaban al escote de mi bata fue cuando me percate que solo estaba en pijama sin la bata que me cubriera sin poder hacer nada más ya que me había visto me dedique a bañarlo. percibí como sus músculos se contraían al tacto de la esponja en mis manos rosando su piel evitando puntos incomodos para los dos, no me pasó inadvertida su respiración al frotar sus piernas el silencio fue incomodo donde su mirada estaba en mi podía sentirla y cuando pude verle estaba fijo en mis ojos, sentí mis mejillas calientes al recordar sus palabra de mi cambio físico el embarazo ancho mis caderas, agrando mis senos y mis piernas tornaron más carne lo bueno es que mi cintura siguió igual dándome una buena figura, con marcas de lo más bello. Mi hijo.

No permitió que yo le ayudara vestirse, fui testigo de la práctica que tiene al pasarse de lasilla de ruedas a la cama, siempre fue un hombre que no le gusto depender de los demás para él lo que mejor quedaba era lo que el mismo hacía por lo que no se me hizo extraño, lo acompañe mientras se dormía, evitando sus constantes preguntas de lo que había pasado en mi vida durante estos siete años.

La mañana siguiente entro junto a la chica ayuda en la cocina que me la encontré en la puerta con una disputa entre entrara o no con una bandeja en las manos incluido el vaso de leche como se los hice saber ayer, la salude tome el picaporte de la puerta viendo la negar entre más atrás ella sin siquiera mirarlo a la cara dio los buenos días dejando la bandeja al alcance de Riley y salió retrocediendo ni siquiera le dio la espalda ¡lo tarto como a la nobleza o fueron ideas mías! Lo escuche gruñir al dejar entrar la luz a la penumbra de su habitación que ahora que me fijo bien no es la que habitábamos de casados, no le doy importancia, le manifiesto sobre la cita médica que he sacado con ayuda de sus padres con uno de los mejores médicos y fisioterapeutas. Su disgusto es notable lo que en verdad me tiene sin cuidado, sé que mi actitud lo descoloca por lo que Sali de la habitación al no tener más nada que decir.

KARMA Riley ClarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora