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J | JAMES BYERS.

Me dirigía a casa de Billy, pues habíamos quedado en que le ayudaría con la tarea.

Deje la bicicleta por ahí, y fui a tocar la puerta.
La cual fue abierta por Max.

—Hola, Jimmy.-Saludo.—Que bueno que llegas. Billy esta de un humor que me dan ganas de matarme a mi misma.

—Ese hombre cuando no está de mal humor.-Reí.

—Te lo advierto, esta de muy mal humor.-Rio levemente.—Pasa, esta en su habitación.-Me dejó entrar.

Fui a la habitación de Billy y toqué varias veces la puerta.

—¡¿Que mierda quieren?!-Abrio la puerta de un golpe.—¿Acaso no pudiste abrir y entrar por tu cuenta? No soy tu puto esclavo, James.

—Hey. Tranquilízate, William.

—¡Estoy tranquilo! ¡Dejen de joder!

—Te lo dije...-Susurro Max, al pasar junto a mi.

—A ver.-Puse mis manos sobre su pecho.—Explícame que te sucede y veré que puedo hacer por ti.

—¿Acaso aún no lo sabes?-Me tomó de las manos y me llevo dentro de la habitación.

Cerró la puerta con el seguro y me miró.

—Tu ex amor está aquí...-Dijo.

—¿Ilán?-Arrugue el entrecejo.

—Oh, vaya.-Carcajeo.—Si sabes de quien putas estoy hablando.-Tenso la mandíbula y apretó los puños.

—Sabes que entre él y yo no hubo nada, Billy.

—¡Si hubo, James!

—¿Cómo sabes que el regreso? Es más, ¿Cómo sabes que realmente es el?

—Tommy me dijo.-Le dio un trago a su cerveza.

—Mierda...

—¿Irás a buscarlo? Escuche que ambos eran inseparables.

—Fue un gran amigo, solo eso.

—Mhm.

—Ya, princeso.-Lo abracé.—No estes de malas, ¿sí?-Lo mire.

—Es mejor que dejemos el trabajo para después. Por ahora iré a casa de Tommy.-Me alejo.

—Billy...

—Es mejor que te vayas, James.-Me dio la espalda.—Te llamaré en la noche.

—No hagas esto, Billy.

—Solo vete, James.

—¿Que hice mal?-Mi voz sonó entrecortada.

—No quiero herirte con mis palabras, por ahora no tengo cabeza para pensar correctamente.

—Bien...

Salí de su habitación y me dirigí a la puerta.

—Aún puedes dejarlo.-Dijo Neil.

—Así no funciona el amor.-Me encogí de hombros.—Desde un principio sabía cómo es el, no lo dejare así de fácil.

—Solo pierdes tu tiempo, niña.

—Déjala.-Dijo Billy, quien recién salía de su habitación.

Me miró y se dirigió a la cocina.

—Nos vemos, señor Hargrove.-Salí de la casa.

Tomé mi bicicleta y me dirigí a casa de los Philips.

YOU BELONG WITH ME | BILLY HARGROVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora