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J | JAMES BYERS.

Miércoles. Otro día más, más cosas por hacer. Los miércoles no eran mis favoritos, no se el porqué. Pero no me apetecía levantarme de mi cómoda cama.

—¡Jimmy, arriba!-mi madre entró a mi habitación.

—No, no tengo ganas.-me queje.

—Tienes que ir a clases, además a tu trabajo.

—¡Odio los miércoles!-me levante perezosamente de la cama.

—Yo odio todos los días, cielo.-salió de mi habitación.

—¿James, tendrás un dólar que me prestes?-pregunto mi pequeño hermano entrando a mi habitación.

—¿Aquí no existe la privacidad?-busque mi ropa.

—Lo siento.-Se disculpó.—¿Tendrás?-pregunto.

—En mi mesita de noche tengo dos dólares, tómalos.

—Gracias, imy-Sonreí al apodo. Cuando Will era más pequeño no podía decir "James" o "Jimmy" en cambio decía "Imy"-Te veo en la cena, creo.-Salió de la habitación, sin cerrar la puerta.

—Santo cielo.-Cerré la puerta y me comencé a cambiar.

Esta vez opté por un vestido café con pequeñas margaritas blancas y encima un cárdigan beige. De zapatos decidí ponerme mis botines negros.

Ate mi cabello en un moño el cual quedó imperfecto, acomode mi flequillo y salí para ir en busca de mi mochila.

Corrí a el baño, lave mis dientes y me quite lo adormilada con un poco de agua fría.

—¡Jonathan!-grite a mi hermano.

—¡¿Que?!-salió de su habitación.

—¿Me llevarás a clases?-puse mi mochila en mis hombros.

—Andando.-tomó las llaves de su auto.

—Jimmy, el desayuno.-mi madre me dio un pancake con mantequilla.—Que te vaya bien, cielo.-beso mi mejilla—¡Will, ya vámonos!

Fui a el auto con Jonathan, mientras me comía mi pancake le contaba a Jonathan sobre mi nuevo trabajo.

—Espero en este si dures.-le di una mala mirada.

—Al menos trabajo.-dije con la boca llena de pancake.

—Cómo sea...

—¿Podrías comprar jabón para esta noche?-limpié mis labios, los cuáles estaban llenos de migajas.—Para la ropa, necesito lavar y ya no hay jabón en la casa.

—¿Líquido?

—Si, de ese.

—Bien, pero dame dinero.-le lancé un pedazo de pancake.—¿Que? Tú lo quieres.

—Con eso lavo tus calzoncillos, ¿sabias?-saque cinco dólares de mi mochila y se los entregue.—Me regresas él cambió, ¿de acuerdo?

—Está bien.

Llegamos a la preparatoria y fui hacia mi primera clase.

—Buenos días, profesor.-salude al profesor y fui hacia mi asiento.

—Señorita Byers.-El profesor me llamó.—Podría leer la página trescientos cuarenta y dos, por favor.

—Por supuesto, Profesor.-Saqué mi libro y busque la página. Leí y el profesor me agradeció una vez terminé.

—Muy bien, así cómo la señorita James nos explico, quiero que apunten eso en sus cuadernos y me lo entreguen cuanto antes.

—La virgen James.-Susurro un chico, detrás de mi.

YOU BELONG WITH ME | BILLY HARGROVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora