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J | JAMES BYERS.

Me encontraba sentada en mi cama, revisando el trabajo de Billy, ya que él no estaba seguro de que estuviera correcto y pidió mi ayuda.
Para mi sorpresa estaba excelente, unos pocos errores pero todo bien redactado.

El dijo que vendría más tarde ya que tenía que ayudarle a su padre con algunas cosas.

—Imy.-Will entró a mi habitación, sin antes tocar la puerta.—Un chico te busca, dice que es urgente. Trae una nena en brazos y no deja de llorar.

—¿Ilán?-Deje el cuaderno a un lado y seguí a Will hasta la sala.

—Jimmy, necesito tu ayuda.-Hablo Ilán un tanto preocupado.—No deja de llorar y ya le di de comer, ya cambie su pañal e hice todo lo posible.

—A ver.-Cargue a la bebé, la cual no tenía más de seis meses.—Ven aquí, nena.-Me senté en el sofá y la acosté en mis brazos.

Revise su estómago y todo parecía perfecto.
Su cabeza se sentía un poco caliente, así que podía ser que su cabeza doliera.

—¿Tienes medicina para dolores? Vienen en fresquitos con una cucharita especial para bebés.-Mire a Ilán quien estaba al borde del estrés.

—No, no tengo eso.

—Bien, ve a la farmacia y búscalo. Yo cuidaré de tu hija.

—Gracias, Jimmy. No tardo.-Salió de la casa.

—¿Cómo se llama?-Pregunto Will.

—Lisa.-Sonreí.—Es bonita, ¿cierto?

—Lo es.-Sonrió.

La nena estaba más tranquila, al parecer tengo un don con los bebés.

—Dijiste que su madre la abandonó, ¿cierto?-Pregunto Will.

—Cierto.

—Seguro le hace falta los brazos cálidos de una mujer.

Eso me hizo recordar a Billy.

—Probablemente.

—Iré a sentarme afuera, ¿vamos?-Pregunto.

—Nos vendría bien, ¿cierto, Lisa?

Cargue bien a Lisa y salimos a sentarnos afuera.

—Tal vez no le gusta estar con su padre.-Dijo Will.

—Claro que si le gusta, es solo que a veces los bebés sienten el estrés de los padres y eso les abruma.

—Ahí viene mi estrés.-Dijo Will, al ver el auto de Billy.

Estacionó y bajo del auto para caminas hacia nosotros.

—¿De quien es esa criatura?-Se cruzó de brazos.—Esta bonita, pero es obvio que no es tuya y mucho menos mía.

—Obviamente no es tuya.-Dijo Will.—La niña ya estuviera llorando de saber el terrible y fiestero padre que le tocó.

—Mira, James.-Billy se quejó.

—¿Que miró?-Sonreí.

—El mocoso de tu hermano.

—Will, deja al tonto de mi novio.

—¡James!-Billy me miró mal.

Will comenzó a reír.

—¿De quien es la niña?-Pregunto Billy.

—De quien más.-Rodé los ojos.

—¿Del idiota de Ilán?

—El mismo.-Hablo el chico, quien recién había vuelto.

YOU BELONG WITH ME | BILLY HARGROVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora