IX Doctora Blanco

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Luz...

Es la luz de un faro.

-¡Por favor!- lloriqueo un poco para que me suelte-No eh hecho nada malo ¿¡Por que me llevas!?-

CALLATE NIÑA!- Me grito el hombre que me tenia en su poder, escucho las olas del mar llegar a la orilla, el faro alumbra las penumbras del mar a esta hora de la noche, mientras caminamos por un sendero que nos lleva a la casa detrás del gran faro.

Intento safarme de los brazos de el hombre grande y robusto que me tiene, pero me sostiene aun más fuerte.

-¡Quédate quieta!- me grito y me deje arrastrar por el mientras lloraba, las lagrimas esparcidas por mis mejillas, mis ojos ardian al igual que el corte de en mi ceja debido a ellas, la sangre seca en mi vestido púrpura.

Llegamos al faro, el abrio la puerta y me empujo dentro, el frio que sentía se desvaneció al cerrar aquella puerta que me mantenía lejos de la libertad, el hombre me apunto con un arma mientras yo la veía borrosa y los sonidos que mi llanto producía se escuchaban por aquellas escaleras.

-¡Sube!- me chillo y yo lo hice -Te voy a hacer mucho daño niñita- dijo mientras subíamos y su arma que pegaba de mi cabeza bajo por mi espalda hasta mis muslos y se metió entre ellos - Aqui no esta papi, ni mami niñita - me susurro al oido...

-¡Aa...!- me levante de la cama sudada y acelerada, escuché un ruido en mi lado izquierdo y voltee para ver a Aria en el piso sobando su cabeza y a mi otro lado estaba Amber, ella me decia algo que no entendía, mi mente estaba sumida en aquel recuerdo.

-Sufre putita- esas palabras que tanto me decía mientras me tenia en sus manos.

Sentí algo caer en mi mejilla. Eran lagrimas...

- ¡Lucia! - chillaron las chicas a la vez y yo por fin las miré, me quite la sábana de encima, y me levante, tome mi movil que estaba cargando en la mesita de noche y corrí al baño, deje a las chicas atrás de mi llamándome y solo me encerré.

Me sente en el retrete y marque el número que llevaba unos seis meses sin marcar.

Un tonto...

Dos tonos..

Tres tonos.

-¿Lucia Black?- preguntó y yo asenti aunque no pudiese verme.

- Doctora Blanco- conteste y ella suspiró.

-Cuentame, Lu... ¿Que paso?- pregunto y yo me aparte un mechón de cabello mojado por mi sudor de la frente.

Empece a contarle todo lo que habia pasado y ella escucho como costumbre, cuando termine de hablar ella se tomó unos segundos.

- Lucía, tal vez sentirte expuesta a los juicios de las personas y sus malos comentarios hacia ti te ah llevado a recordar aquel día, pero como te dije aquel día que saliste por la puerta de mi consultorio- se tomo una pausa para respirar - No corras, ve lento. No te agites, respira. Llora, no te agobies, tienes que relajarte, acuerda que los ataques llegan en cualquier momento Lucia- me hablo como aquella tarde.

-¿Que pasa si vuelven los ataques de pánico?- pregunté exaltada.

-¿Que es lo que siempre te decía?-

-La mente te engaña- inicie.

-Pero la verdad se agranda- termino - ¿que vas a hacer?- pregunto

-respirar y resaltar que todo es mental- los ataques de panico son mentales a mi alrededor no hay nada que pueda hacerme daño, pero mi mente cree que si.

Ęn Lôs Ôjôs dę lã Bęllâ  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora