Un verdadero amigo

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El cuerpo grande y tonificado de Aoi Todou le obstruyó la luz de la mañana. Yuuji apagó el celular y subió la mirada, mientras le daba un sorbo a su recién comprado té de burbujas en medio de Roppongi Hills.

—Vine tan rápido como me lo pediste, brother —éste le dijo inclinándose hacia él para sujetarlo de los hombros—. ¿Quién es la chica?

—Kugisaki —Yuuji le respondió—. Nobara Kugisaki.

Aoi sintió dolor en el corazón, como si acabase de recibir una apuñalada, y lágrimas brotaron fuera de sus ojos.

—¿Por qué me haces esto, bro? —Formó un puño y se golpeó repetidas veces el pecho, sorbiéndose la nariz—. ¡Pensé que te gustaban las altas con grandes traseros! ¡Kugisaki no pasa del metro sesenta y sus piernas son tan largas que no sé dónde empieza su trasero! ¡¡Ni siquiera es dulce como mi linda Takada!!

Yuuji se incorporó y le palmoteó la espalda.

—Deja de llorar, grandulón, Kugisaki no es para mí. Me gustan las chicas como Jennifer Lawrence —le recordó—. Kugisaki es más del tipo de Fushiguro.

El autoproclamado besto friendo abrió un ojo y lo entrecerró enfocando la vista en su "hermano del alma".

—¿Ese sujeto tan aburrido y con pésimos gustos?

—Ese mismo —Yuuji respondió apoyando la cabeza en los brazos—. Fushiguro es mi amigo, al igual que Kugisaki. No sé si, como recipiente de Sukuna, logre vivir por mucho tiempo, pero lo que más deseo para ambos es una vida larga y feliz.

Aoi volvió a sorber su nariz y se limpió una lagrimilla escurridiza.

—Qué lindo, bro. Eres muy buen amigo y eso es lo que más me gusta de ti —le confesó devolviéndole las palmadas—. Si tanto los quieres, te ayudaré a que esos dos estén juntos, como tu mejor amigo.

Y así comenzó la primera fase del plan: Aoi Todou se infiltró en la escuela de jujutsu de Tokio y recorrió todas las habitaciones de estudiantes en busca de Megumi, hasta que finalmente lo encontró en su recámara, leyendo un libro sobre la cama, cuando entró sin avisar reafirmando su autoridad como estudiante de tercer año.

—Itadori no está —Megumi le avisó, sin apartar la vista de su lectura—. Cierra la puerta al salir.

—Ya lo sé, vengo a verte a ti —Aoi contestó examinando la habitación, con una sonrisa socarrona—. Oye, no veo pósters de chicas lindas en bañador. ¿Qué tienes en la cabeza? 

—¿Qué quieres, Todou?

—Que me acompañes a ver a Takada.

—¿Qué no puedes ir con Yuuji? Él es tu mejor amigo.

—Mi bro no está disponible ahora y tú, sí. Deja de ser aburrido, Fushiguro de primer año o golpearé tu cabeza contra la pared —El apodado como gorila se tronó los nudillos—. Ven conmigo y te mostraré lo que son verdaderos gustos.

—No estoy para tus tonterías —Megumi cerró su libro—. Si quieres pelear, peleemos, pero no iré contigo.

La sonrisa de Aoi se esfumó.

—Bien —le dijo. Megumi tragó saliva, sin dejar de mirarlo, y estiró la mano lentamente para cubrirla con la otra—. ¡Está bien! ¡Te diré la verdad, pero necesito que vengas conmigo! ¡Promételo!

Aoi se arrodilló agarrando a Megumi de las piernas, agitándolo y haciéndolo enfadar.

—Depende.

—¡Promételo, Fushiguro!

—¡Solo dilo, Todou!

—Qué amargado, ahora sé porqué estás solo —Aoi se levantó, haciendo temblar el suelo—. ¡Tú gritando y mi pobre bro en problemas por culpa del maldito Sukuna!

—¿Qué Itadori qué? —Megumi arrugó en entrecejo—. ¿Por qué no lo mencionaste antes, idiota? ¡Y yo aquí perdiendo mi tiempo!

El Zenin brincó fuera de su cama y salió corriendo de la habitación para buscar a Ijichi. Él aceptó llevarlos a la dirección indicada por Aoi, pero en el momento en que pasaron por la calle donde se ubicaban las tiendas de ropa favoritas de Nobara, el auto frenó inesperadamente.

—Disfrútalo, amigo de mi mejor amigo —Aoi abrió la puerta y lo expulsó de un empujón directo al piso. Ijichi, obligado a ignorar las quejas y los gritos de Megumi, aceleró por temor a un golpe prometido por el pasajero que permanecía en el vehículo.

Entonces, sin contar con otra opción, Megumi recorrió la calle, mientras trataba de contactarse con Yuuji por celular. Después de múltiples llamadas sin contestar, decidió adentrarse en una de las galerías del centro comercial principal, donde le pareció distinguir a Nobara entre tantas y la alcanzó.

—¿Tú?

—No luces muy feliz de verme, Fushiguro.

—¿Qué haces acá? ¿Dónde está Itadori?

—Itadori fue al baño hace un par de minutos —Nobara respondió sacudiendo sus bolsas de compras—. Estamos buscando corbatas para él. Dice que quiere un empleo de medio tiempo en la pizzería del otro día, para tener ofertas y esas cosas. Necesita verse presentable.

—¿Qué?

En ese instante, Megumi entendió que había caído en una trampa. Pero, ¿de quién?

Juego absurdo┊FushiKugiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora