Solo un juego

1.7K 216 11
                                    

Nobara observó el rostro de la joven que ocupaba aquella camilla de hospital: sus ojos cerrados, dándole el aspecto de dormida, y sus largos cabellos cayéndole sobre los hombros. Ella se le aproximó y le acarició la mejilla, con delicadeza, como si fuese una muñeca.

—Es bella —comentó a Megumi—. Se ve como un ángel.

Era demasiado tarde para que Megumi se arrepintiera de haber aceptado que Nobara entrara con él a la habitación, pero verla apoyada en la cabecera de su hermana, esclareció toda duda.

—Tsumiki —se la presentó.

—Tsumiki —ella repitió y le sonrió—. Hola, linda, te preguntarás quien soy. No creo que Fushiguro te haya hablado de mí, ¿o sí?

Megumi acarició su codo izquierdo y apartó la mirada.

—Entonces sí le dijiste. ¿Qué fue? ¿Sabe que soy tu fuerte y hermosa novia? —Nobara rió posando una mano en su cadera—. De acuerdo, soy Nobara Kugisaki, chamán de tercer grado y amiga, muy íntima, de este tonto. Se está portando bien, tú tranquila, lo estoy vigilando para encargarme de que así sea. Finge ser duro, pero en el fondo, es como un malvavisco, dulce y chicloso.

Megumi sonrió también, aunque de manera más discreta. Nobara hablaba a Tsumiki como si fuera su amiga de toda la vida, y existiera un nexo de confianza real entre ellas, por lo que le permitió continuar, mientras la contemplaba con admiración y ensimismamiento. El tiempo de visita transcurrió pronto y, entre palabra y palabra, una enfermera los interrumpió para guiarlos a la salida.

—Mencionaste que entró en contacto con una maldición —Nobara le comentó de regreso a la escuela—. No hay mejoras, lo siento. La llamada debió asustarte, en serio.

—No me gusta hablar de eso.

—Está bien. ¿De qué quieres hablar?

De repente, se hizo presente un silencio incómodo entre los dos, un silencio que ninguno realmente quería.

—No me malinterpretes, me gustaría que la conocieras —Megumi se sinceró—. Ella te amaría.

—¿Por qué? ¿Porque lo haces tú?

—Calla.

Nobara escondió las manos detrás de su espalda y sus pupilas, centellearon, con diversión.

—No te culpes, eh, soy una chica muy atractiva, pero no creas que es fácil llegar a mí. Quizá —Brincó para rodearlo con los brazos—, pueda considerarlo sólo por tratarse de ti.

Entre una comisura y otra, se trazó una sonrisa en los labios de Nobara. Ella cerró los ojos y empinó la nariz, a la vez que aproximó sus labios a él. Megumi también cerró los ojos, por acto reflejo, y la abrazó de la cintura, anhelante de un instante que no llegó.

—¡Pero qué lindos tórtolos! —Ambos se separon al escuchar la voz de Satoru Gojo.

—¡Profesor Gojo! —Megumi apretó los puños.

—Ha vuelto —Nobara parpadeó.

—Sí, hace unas horas. Les traje recuerdos a todos ustedes —Gojo les sonrió—. ¿Se divirtieron durante mi ausencia? ¿Qué estaban haciendo?

—Solo caminábamos —Nobara respondió y jugó con un mechón de su cabello—. Decidimos ir a ver tiendas. No traerán modelos nuevos hasta la siguiente temporada.

Gojo se frotó el mentón.

—¿No los acompañó Yuuji? Es un buen cargador —añadió—. Ah cierto, seguramente ahora querrán más tiempo a solas los dos. Felicidades, me contaron de su relación. Eh, Megumin, escondido lo tenías, pequeño sinvergüenza.

—Yuuji —Megumi gruñó. Gojo sacudió la cabeza—. ¿Panda?

—Ninguno de los dos, Toge soltó la lengua —Gojo les informó, batiendo el dedo índice—. Por cierto, Nobara, ¿me prestas un rato a Megumin? Tengo que darle los pormenores de la siguiente misión.

—Claro —ella respondió y devolvió la mirada a Megumi para guiñarle con cierta complicidad—. Me adelantaré a la escuela.

Al marcharse Nobara, Megumi evadió contacto visual con su mentor.

—¿Qué me dirás?

—¿Yo? —Gojo inquirió—. Nada, lo entiendo perfectamente, eres un adolescente después de todo. Yo también lo fui, ¿lo sabes? ¿No? Solo no te encariñes tanto. Ya te he dicho cómo es el jujutsu. Perderás a muchas personas en este mundo, incluso a los más cercanos. Que esta relación no trascienda por tu propio bien... y el de ella.

—Solo es un juego.

—¿Estás seguro?

—Sí.

—Megumin, te conozco, puedes mentirte a ti mismo, pero a mí no.

Juego absurdo┊FushiKugiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora