Dos al precio de uno

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El día de la cita doble, Nobara se encargó de elegir la vestimenta de Megumi procurando encontrar un traje que combinara con el suyo, entre sus prendas holgadas y cómodas, y lo peinó con una olorosa gomina que, aunque fue puesta en exceso, no consiguió peinar su rebelde cabello. Salieron juntos de la escuela, compraron un ramo de flores en el camino y llegaron al destino tomados de las manos, como una típica pareja de enamorados. Ella sonriente y orgullosa del progreso de su mentira, mientras él se dejaba conducir del brazo a través de la pizzería, hasta la mesa donde los esperaba Yuuji, completamente solo.

—¿Y Yuko? —fue lo primero que Nobara le preguntó.

Yuuji la miró, arqueando una ceja.

—No lo sé —admitió rascándose la cabeza—. Se supone que debe venir, quedamos a esta hora al rato que ustedes se fueron, pero desde ese día no la he vuelto a ver.

La cara de Nobara se coloreó de rojo indignación. ¿Qué clase de novio era Yuuji que no sabía dónde estaba su pareja y no se molestaba en ir a buscarla?

—¡Siento la tardanza! —Yuko hizo su repentina aparición, entrando por la puerta delantera, y todos los presentes voltearon a verla.

—Ozawa —Yuuji la saludó, haciéndole un espacio a su lado—, por un momento pensábamos que no vendrías, pero qué gusto verte nuevamente.

La indignación de Nobara aumentó. ¿Qué clase de novio no llamaba a su novia por su nombre? ¿Y por qué Yuko no le decía nada? ¿Y si la razón de su silencio era que estaba muy herida cómo para quejarse por ello?

—Megumi, mi niño bonito —Ella se sintió tan falsa que le dio gracia, pero trató de contener una posible risa para verse seria y serle de ejemplo a Yuuji—, ¿te parece si ordenamos el combo para parejas? Podemos pedir que le añadan jengibre a la pizza si así lo quieres, sé cuánto te gusta —Miró al azabache a los ojos y acarició cariñosamente su mano—. Itadori, Yuko, ¿por qué no piden un combo para parejas también?

Yuko se sonrojó y se tapó la cara. Yuuji revisó el menú.

—¡Es una excelente idea, Kugisaki! —él dijo, finalmente, con una sonrisa—. ¡Un combo de parejas es como un 2x1 y nos sale más económico! ¿Verdad, Ozawa? ¡Podríamos dividirnos el costo!

La expresión alegre de Nobara se borró. Especialmente, cuando advirtió la mirada de tristeza de Yuko y la relacionó con el distanciamiento de Yuuji.

—Eh, Itadori —lo llamó—. Hablemos de parejas.

—De acuerdo —éste le dijo denotando duda—. Em, Fushiguro, ¿qué es lo que más te gusta de Kugisaki?

Nobara se pegó una palmada en la cara. Megumi se ruborizó y giró hacia ella.

—Su carácter inquebrantable —respondió desviando la mirada.

Las mejillas de Nobara resultaron tan coloradas como las de él. Ambos sabían, a pesar de la ilusión, que ninguno podía permitirse llevar por el momento. Después de todo, sólo estaban jugando un juego, el juego de ser novios.

—Qué tierno —Yuko mencionó y sus ojos brillaron.

—¿A qué sí? —Yuuji apoyó—. Fushiguro merece un beso, Kugisaki.

Megumi y Nobara se observaron el uno al otro. Ella, pese a que hizo una mueca, se recogió el cabello detrás de las orejas y se aproximó a él, lentamente. Megumi apretó los puños, invadido por una extraña sensación. ¿Por qué había aceptado ser partícipe de semejante tontería? Debió detener el juego en ese momento, pero los labios de Nobara uniéndose a los suyos bloquearon todo pensamiento racional. Fueron unos segundos, aunque en su mente, el acto duró más.

—Basta, chicos, no presuman frente a los solteros —Yuuji bromeó entre risas.

—¿Solteros? —Nobara preguntó separándose de Megumi, pero con las manos aún sobre su pecho—. ¿Qué Yuko y tú no son novios?

—¿Nosotros? —Yuko y Yuuji se miraron entre sí y sacudieron la cabeza repetidas veces—. No.

Nobara cayó desmayada. Megumi reaccionó sosteniéndola en brazos y Yuuji se levantó para ir a socorrerla. Los dos alcanzaron a notar en ella, una sonrisa apenas perceptible de paz.

Juego absurdo┊FushiKugiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora