Manos en la masa

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Nobara soltó un quejido y apretó los dientes.

—¿Te duele? —Megumi le preguntó.

—¿Tú que crees? Mi mano sangró, Fushiguro —ella respondió, sintiendo cómo Megumi ceñía un vendaje alrededor de su muñeca—. Esa copa... era demasiado frágil, solo la toqué y explotó. Ya no las fabrican como antes.

—En el futuro, ten más cuidado o, quieras o no, te llevaré con Shoko —Él devolvió los instrumentos al kit de emergencia—. Antes de que me vaya, ¿quieres que haga una última cosa por ti?

Nobara sonrió de costado, siguiendo los pasos de Megumi con la mirada, viéndolo guardar el botiquín y coger la manija de la puerta.

—En realidad, sí, pero no sé si quieras.

—Solo dime qué es.

—¿Estás seguro? —Nobara inquirió con un tono de diversión—. Necesito que me apliques mi facial nocturno. Hago mi rutina de skincare siempre antes de acostarme y con la mano herida, no es lo mismo. Vamos, no será difícil, te diré cómo hacerlo. Tendrás el honor de tocar la piel suave y de porcelana de esta chica. Si te gusta, incluso, podría darte la receta para que hidrates tu piel.

Megumi se quedó en silencio por unos segundos, con las cejas arqueadas.

—Estás... ¿Estás diciendo que mi cara es...?

—No está de más cuidarla —Nobara sonrió de nuevo—. Tienes unas pestañas tan largas, muy hermosas, que tienes que presumir. Muero de envidia. Fushiguro, entre nos, ¿cual es tu secreto?

—¿Qué? —Megumi soltó—. No tengo secreto. Yo... nací así, supongo.

Nobara lo miró y rio.

—Tienes unos ojos muy lindos también, siquiera déjame peinarte el cabello para que no desaproveches tu apariencia —Tomó un cepillo y palmeó el lado vacío de la cama para que él se sentara frente a ella. 

Le pasó las cerdas por los cabellos, mas no logró ordenarlos, por lo que intentó repasarlos con mayor fuerza, olvidándose de su reciente lesión. 

El nuevo tirón provocó que ambos cayeran y, enredados el uno con el otro, rodaron en el suelo. Megumi quedó sobre ella, atrapándola entre sus manos, apoyadas para sostener su propio cuerpo y no aplastarla. 

—¡Bonito! ¡Salmón! —Toge, quien pasaba por allí, exclamó luego de mirarlos debido a la puerta abierta, y huyó.

—¿Qué dijo? —Nobara preguntó, pero Megumi, sin responderle, se levantó para correr tras Toge y, cuando lo tuvo lo suficientemente cerca, se abalanzó sobre él aplicándole una llave improvisada.

—¿Pero qué te pasa, Megumi? —Maki lo golpeó en la espalda con la punta de una escoba.

Nobara salió de la habitación. Panda tiraba de un brazo de Maki para alejarla de Megumi.

—¡Jengibre! ¡Palitos de cangrejo! —Toge expresó, aún desde abajo.

El arma improvisada de Maki resbaló de sus manos. Un silencio, compartido por los cinco presentes, se manifestó hasta que Panda volteó hacia Nobara y soltó una sonora carcajada.

—¡Nobara tiene novio! —el oso exclamó atrapándola en un sofocante abrazo y después, le sobó la cabeza arruinándole el peinado—. ¡Y es nuestro pequeño Megumin!

—¿Qué cosa? —Maki frunció los labios y dio un pisotón—. ¿Por qué no me lo habían dicho ustedes dos?

—Mentaiko con salsa de soya.

—¡Inumaki, cállate que no fue así! —Megumi se quejó, apartándose de él, con los ojos muy abiertos y un pequeño rubor.

Panda lo rodeó con los brazos.

—¡Tranquilo, Megumi, que nosotros somos los que deberíamos enojarnos! ¿¡Por qué demonios no nos contaste de tu relación con Nobara!? ¿Eh? —El animal arrugó el hocico, enseñándole los dientes, pero una posterior bocanada de aire le sirvió para calmarse con rapidez—. Ya no importa, mejor tarde que nunca. Por fin podremos hacer retos de parejas.

—¿Retos de parejas? —Megumi y Nobara preguntaron a la vez.

—¿Atún?

—¿De qué hablas, Panda? —Maki lo apuntó—. Ni siquiera tienes pareja.

—Dilo por ti que yo sí tengo, se llama Polar y la conocí cuando íbamos en primero. Mantenemos una relación a distancia —Panda le explicó, mientras juntaba sus manos para formar un corazón—. Deja la envidia, Maki, o no te daré apoyo moral para que tengas chance con Yuuta.

—¿Qué? —Maki golpeó la cabeza del oso consiguiendo que soltara a Nobara y a Megumi—. ¡No tienes ni un poco de respeto por su muerta!

—¿Te refieres a Rika? Lo pasado, pisado —Panda respondió con sabiduría—. Que sea el viernes, ya que Satoru no estará. Invitemos a Yuuji, le conseguiré a alguien, también a Toge.

Nobara buscó la mano de Megumi, sin dejar de observar a los alumnos de segundo año, y la tomó consolidando el agarre con un apretón.

—Entonces allí estaré —dijo a los otros tres y bajó la mirada—, con mi... "pareja".

—Uhm, los dejaremos solos —Panda le guiñó un ojo y empujó a Maki y a Toge hacia el lado opuesto del pasillo—. Espero que tengas cuidado con su corazón porque si me entero de que le hiciste algún daño, no me contendré contigo.

—Panda —Megumi lo nombró, denotando cierta ternura, a pesar de su voz monótona—, no es necesario que me protejas de esa manera.

—No lo decía por ti —El panda rodó los ojos—. Tú, cuida a Nobara o te daré una paliza.

Megumi asintió, viendo cómo los otros tres se alejaban para dejarlos únicamente con la compañía del otro.

—¿Y ahora qué?

Nobara se llevó un dedo a los labios y sonrió.

—¡Los faciales! —anunció y tiró de su brazo para llevarlo de regreso a su habitación.

Megumi empezó a cuestionarse internamente. ¿Por qué de repente se dejaba arrastrar en tantas tonterías?

Juego absurdo┊FushiKugiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora