Capítulo XI: Para Sanar.

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El fin de semana se había sentido eterno por múltiples razones.

Había concluido mi confesión hacia Armin sobre mí con lo más normal: la razón por la que estaba en Francia. Básicamente, esperaban que pudiera ordenar un poco más mi vida al estar en el constante ojo de mi tía, lo cual había funcionado bastante bien. Tras todo mi desahogo, me sentí mucho mejor, y me di cuenta de que no tenía nada que ocultar en realidad... quizás el dinero de mi familia, pero de ahí, en fuera, no había nada más.

Armin me había confesado un detalle muy personal: era adoptado. No conocía a sus padres biológicos, y según él, no le interesaba hacerlo. El que ahora supiera todo de mí, y que yo supiera una parte importante de su vida, me hacía sentir un poco mejor.

Por lo mismo, decidí que, el día de hoy, me sinceraría con Rosalya. Quizás no era la mejor manera de iniciar el semestre, pero a la vez sentía que lo era. A pesar de ser una persona curiosa, Rosa había respetado mi espacio y mi discreción, por lo que le agradecía bastante ese gesto hacia mí. La cita ya estaba hecha: hoy después de clases, en el roof del edificio principal.


—¿Entonces no te molesta que tus hermanas tomen tus cosas?— pregunté a Priya, que había optado por sentarse a mi lado en la clase de hoy.

—Me molesta, pero a la vez me da un poco de risa como hacen lo posible por disimular que no las tomaron.— esbocé una pequeña sonrisa.

—Creo que es la única razón por la que no me gustaría tener hermanos, agh. De ahí en fuera, parece bastante divertido.— asintió, su mirada desviándose a Ámber por un momento.

—Aunque, bueno... no sé qué tan divertido será tener a Ámber de hermana menor.— aunque la rubia me caía bien, no pude evitar reír. Nath me había contado lo suficiente como para saber que, en efecto, era una pesadilla.

—Buenos días, jóvenes.— el profesor Patrick entró al aula, y dirigimos nuestra mirada al frente. La clase de hoy no era en la misma aula que siempre, por lo que era un poco intimidante verlo en el Aula A en vez de en la de artes plásticas. —Les quiero dar la bienvenida a su cuarto semestre en el Sweet Amoris. Seré su tutor y profesor de artes, así que espero que sigamos con el mismo entusiasmo de siempre.—

—Otro semestre reprobando...— musitó Priya, e hice lo posible por no reír.

—Como saben, este semestre se debe escoger su orientación del bachillerato a más tardar en dos semanas.—


Cada curso que iniciaba, el discurso sobre la universidad era más serio. Y no era raro: en un año y medio, si todo salía bien, estaría comenzando mi carrera universitaria, la cual obviamente todavía no había decidido.

Tenía muchas áreas de interés, pero no había ninguna que me convenciera totalmente. Podía confiarme y estudiar medicina o algo así con la esperanza de que me dejaran el hospital de la familia, pero era algo totalmente imposible. Estaba casi segura de que yo estaba hasta el final de la lista de candidatos, y tampoco era como que quisiera dedicar mi vida a algo tan aburrido como ser doctora.

En algún momento de la clase, dejé de escuchar a Patrick, para después volverlo a escuchar cuando ya estaba en un tema diferente. Pestañeé con fuerza, y poco después, el timbre sonó. Bostecé, intentando mentalizarme con el hecho de que todavía faltaba bastante tiempo para tener alguna clase de vacaciones...


—Un centímetro más y habría pensado que te transformaste en Bowser.— no era difícil saber de quién provenía el comentario.

—¿La de llegar temprano a clases no te la sabes?— soltó una carcajada, recargándose en mi mesa.

—Vamos, esa no es la manera de saludar a tu persona favorita en este bonito inicio de semestre, Cat.— se encogió de hombros. —Hace mucho, mucho tiempo que no te veo, creí que me extrañarías.— disimulé como pude mi cara, pues era obviamente una mentira.

Ice Queen [CDM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora