Capítulo VII: Solamente Su Amiga.

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Como si me tratara de un perrito esperando a su dueño, me quedé viendo a la puerta, esperando a que Armin regresara. Me costaba mantener los ojos abiertos por el sueño y por el dolor de cabeza que a veces desaparecía para regresar con más intensidad. No sabía cómo podía soportarlo, es decir, ¿en serio el amor lo cura todo?

Pff, pero, ¿qué estoy pensando? Debería de dejar el alcohol...

Realmente no lo entendía. ¿En serio yo podía sentir algo por él? No llevábamos mucho de conocernos, y era hace unos pocos días que nuestra relación era un poco más estable. Sí, nos habíamos besado, pero no había significado nada. ¿Y si me estaba comiendo la cabeza por ese tonto beso? Era común, ¿no? Pasar algo así con alguien y pensar que te atrae.


—¿¡Qué haces levantada!? ¡te vas a marear otra vez!— la voz de Armin me sacó de mi trance, y casi brinqué del susto. —Ten, te compré un suero, un ibuprofeno y galletas saladas para las náuseas. Eres un problema con pies, en serio.— pese a su regaño, acepté las cosas una a una. Comí en silencio, casi atragantándome para terminar rápido.

—G-Gracias, Armin...— bajé la cabeza, avergonzada.

—No puedo creerlo. Todo fue plan del tonto de Alex, y ahora soy yo el que quedó como niñera.— aunque fingía estar molesto, era fácil darse cuenta de que estaba mintiendo.

—Lo siento por causarte problemas. Te pagaré lo que compraste y puedo pedirte un Uber, ¿de acuerdo? Para que no tengas que irte en autobús.— justo cuando me iba a levantar, Armin me detuvo por los hombros una vez más.

—No... no te preocupes por eso, ¿de acuerdo? Como Alex ya le dijo a mamá sería terrible para ambos que yo faltara a su palabra, ¿sabes? Un amigo vive cerca de aquí, si me cuelo por su ventana no creo que me agreda.— tragué saliva ante su respuesta. Es decir, no veía realmente necesario que se fuera...

—Pero... te saliste de la fiesta por mí, fuiste a la farmacia... me sentiría mal si no hiciera nada a cambio.— me tomó del hombro, como dándome a entender que no me preocupara.

—No te preocupes, en serio.— se levantó. —Bueno, ya cumplí con mi misión aquí, así que creo que me iré. No le diré a nadie lo mucho que vomitaste, te lo juro.—


Armin se dirigió hacia la puerta, y me di cuenta de que tenía muy poco tiempo para agarrar el valor y decirle lo que estaba pensando hacer, pero, sobre todo, ser sincera conmigo misma. ¿Qué tenía de malo que se fuera a dormir con su amigo? Igual no es como que yo tuviera una cama adicional o algo...

Pero quería que se quedara conmigo.

Una vez que lo decidí, detuve al azabache, abrazándolo por detrás, impidiendo que siguiera avanzando.


—¿Cat? ¿Sigues ebria?—

—Si... si cruzas esa puerta, me voy a enojar contigo. Yo puedo dormir en el sillón, tú duerme en mi cama.— mi voz era tan suave que apenas me lo creía. —Por favor...—

—¿En serio sabes lo que me estás diciendo? Me estás invitando a dormir en tu cama, Cat.— rió, y me aguanté el enojo. —Como no soy tan maleducado, dormiré en el sillón, no te preocupes. Digo, para que hayas dormido hasta con la boca abierta...— se giró hacia mí, y lo solté.

—¡No duermo con la boca abierta!— le di la espalda, dirigiéndome hacia mi habitación.

—¿A dónde vas, pequeña cosita orgullosa?— me abrazó, acariciando mi cabello apenas. Inhalé su esencia durante un segundo, y una sonrisa tonta se dibujó en mis labios... ¿será que en serio perdí?

Ice Queen [CDM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora