Capítulo XII: No Leo Mentes, Pero...

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—Supongo que vas a aprovechar esta hora para decirme como te fue, ¿no?— hice lo posible por no suspirar. Sí, me sentía feliz de tener una hora libre antes de las clases, pero comenzaba a arrepentirme.

—A veces eres muy curioso.— reí un poco, rindiéndome.


Caminamos en dirección al instituto, aprovechando de las pocas veces en las que Alexy no parecía estar pegado a nosotros. No es que molestara: al contrario, Alex se había convertido en un muy buen amigo en estos meses. Pero había temas de los que aún no podía hablar con él, más que nada porque sabía que era un chico sensible y no quería que se viera contagiado de mi malestar.

Armin y yo seguimos en silencio. Había tantas cosas diferentes el día de hoy: mi relación con mi papá se había reestablecido, tanto que había hablado con él por la mañana sólo para platicar y ya. Otra era mis ansias de ver a Armin por la mañana, lo cual hace no tanto hubiera considerado como completamente imposible.


—¿Entonces?— una vez que llegamos al hueco de la escalera, atacó.

—Estuve a punto de arruinarlo, pero... mi papá es un poco más inteligente, así que supo mantener la paciencia al hablar conmigo.— empecé siendo lo más sincera que pude.

—Me alegra que hayas llegado tan lejos. ¡Hace unos días ni siquiera te referías a él como padre o papá! Estoy orgulloso de ti.— acarició mi cabeza, recalcando sus palabras. Normalmente me hubiera separado inmediatamente de él, pero hoy estaba demasiado... rara para hacer eso.

—Es gracias a ti, Armin.— confesé un poco tímida.

—Lo sé, lo sé. Me pone feliz el hecho de que la pequeña Cat ya esté tranquila.— sonrió, y le correspondí.

—Gracias por no decir nada y apoyarme... lamento tanto haber dudado de ti antes. Sé que puedo confiar en ti, hablo en serio.—

—Ven aquí.— me abrazó de una manera un poco más íntima que en otras ocasiones, y me dejé envolver por esa calidez. Y pensar que peleaba con él todos los días... es un chico muy agradable, me apoya bastante, y...

—Cat, ¿todo bien? Estás roja.— más que estarme molestando, parecía un poco preocupado. Nos separamos momentáneamente, y, en efecto, estaba hirviendo. No tenía fiebre, ni me sentía avergonzada, ¿entonces?

—Eh, s-sí, estoy bien.— mi voz salió como un tartamudeo. En serio, ¿¡qué diablos con esto!? —Deben ser quemaduras por frío, seguimos en invierno, después de todo.— tenía la sensación de que estaba mintiendo.

—Ya veo...— de manera inesperada, sus mejillas se comenzaron a poner rojas.

—Más bien deberías preocuparte por ti mismo: también estás rojo.— reí, tocando una de sus mejillas.

—¿¡Q-Qué haces!?— preguntó, y no pude evitar soltar una carcajada.

—¿Qué se siente?— repliqué.

—A veces eres más difícil de entender que el Templo del Agua, ¿lo sabías?— puse los ojos en blanco, sonriendo.

—No sé qué haría sin ti.—

—...Cat.— estaba demasiado distraída como para escuchar su frase completa, por lo que levanté la vista.

—Lo siento, me distraje un instante. ¿Qué pasó?—

—Dije que ya van a empezar las clases, ¿vamos?—


Y, por alguna razón, sentía que ambos estábamos mintiendo.

Ice Queen [CDM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora