Capítulo 3

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Kenma Kozume

Me siento horrible. Mi cuerpo parece quemarse y me duelen todas las extremidades. Si ya me toca morir solo llévenme sin tanto drama.

- Kuroo, ¿Tus padres pueden venir?

Escuché de nuevo la voz del entrenador Nekomata, por los movimientos que siento a veces y el sonido, creo que estamos en un auto.

- Si, déjeme llamarlos.

Lo único que me ha mantenido tranquilo a pesar de todo el dolor, es esa calidez que me está rodeando. Un olor a pino muy suave y delicioso, casi divino. Siento su brazo detrás en mi espalda apoyándome y sus piernas bajo mi cuerpo sirviéndome de asiento. Aún en el auto me mantiene cerca de él. Se siente muy bien...

Igualmente, aún sigo asustado. Desde ayer entendí que él es mi alma destinada, pero no he hecho más que pasar situaciones incómodas con él. Primero la pintura, ahora mis malestares, ¿Qué debe pensar de mi? No soy material de pareja, ni mucho menos una buena opción. Anhelo el cariño reconfortante y los cuidados que llegué a recibir, como los que él me está dando, pero sé que no lo podré hacer feliz, ni brindar toda una vida de experiencias como debe hacer un alma destinada. Solo he brindado molestia, incomodidad y malas situaciones en él desde que lo observé. No quiero arruinar su vida también... Me enoja pensar así, porque reconozco que todo es culpa de mis malditas experiencias.

Solo... Me dedicaré a disfrutar y guardar en mi cabeza este trato para apreciarlo todas las veces que me sienta solo. Pero, no quiero sentirme más solo.

- Estamos aquí.

El aviso de Nekomata me saco de mis pensamientos, unos segundos más y puedo sentir a Kuroo bajar del vehículo con cuidado, sus pasos rápidos me hacen saltar un poco, lastimando mi costado.

- Necesito ayuda, por favor.

Su voz ansiosa pincho mi pecho con dolor. No quiero hacerlo pasar más problemas. Escuché unas cosas para minutos después me colocó con cuidado en una especie de cama.

Me siento vacío... No te alejes, por favor.

La cama empezó a avanzar, sintiendo el aroma a pino alejarse mientras voy sintiendo como revisan mi cuerpo. Una aguja ingresando en la piel me sobresaltó, pero no tengo energías para reaccionar... No puedo creer que haya llegado a este punto. No recuerdo cuando fue la última vez que comí algo bien hecho y no un par de onigiris o solo agua.

- Empecemos la hidratación y vitaminas, Kozume ¿Nos escuchas?

Moví mi cabeza en un asentimiento.

- ¿Dónde te duele?

Si les muestro mi costado verán el moretón... Hoy que desperté mi cuerpo estaba muy pesado y dolía como los mil demonios, las caderas más. El moretón de mi glúteo se volvió más grande y caminar era doloroso.

- ¿Kozume?

Mierda.

Con mi mano señalé el costado.

- ¿Me permites bajar la ropa para revisar?

Apreté mis labios para asentir.

Siento como abren mi botón del pantalón y lo empiezan a bajar, me mueven un poco a un lado y escucho un grito ahogado por la reacción de encontrar el moretón.

- Kozume ¿Qué te ha pasado? ¿Cómo te hiciste ese golpe?

- Me caí anoche...

Mentira no es.

- Wao, te daré medicina para el dolor y hagamos unos rayos X para descargar algún hueso o algo roto, ¿Te parece?

- Yo... No tengo cómo pagar todo - confesé. Ni siquiera sé que se espera de mi si alguien de verdad llamó a mis padres, prefiero quedarme aquí muerto.

Entre Canela y PinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora