Capitulo 37.

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Riccardo.

Hablo con Dorian lo suficiente y me cuenta como fue el viaje, me dijo que Elizabeth no podía dormir por qué la peque se estaba moviendo mucho. También hablé lo suficiente con ella como para darme cuenta que estaba triste, algo no usual en ella creo que son las hormonas que la tienen así.

He investigado bastante y se que cuando las mujeres están embarazadas se ponen sensibles, así que supongo que es eso.

Me la he pasado trabajando estos días y jodiendole algunos burdeles a Anthony, se que no está contento le he jodido más negocios estos días pero lo que quiero es saber la dirección exacta de ese cabron para matarlo d eun puta vez.

Han pasado dos semana desde que Elizabeth y Dorian ya no están en casa. Los cada dos días, por su seguridad, no quiero que descubran dónde están y me asegure de que no los encuentren poniendo seguridad mucha seguridad.

— Ya está lo que pidio señor — Habla Rubén.

— ¿Está consiente?

— Si, señor.

— Ya llegó su hora y pronto la de su nieto — agarro mi arma y me paro de la silla.

Bajo las escaleras del sótano y entro a la última puerta al abrirla siento el olor a sangre. Prendo la luz y la veo.

A la abuela del bastardo que quiere destruir mi familia, está llena de moretones por todo el cuerpo, la he mandado a torturar.

— ¿Quien está allí? — Grita haciendo eco en la habitación.

Rio alto — Eres tu maldito Mancini de mierda — Avanzo dos pasos pero se que ella no logra verme la cara — Sueltame de una puta vez, Anthony va volver por mi y te va matar.

— ¿Quieres ver cómo tiemblo? — Avanzo más hasta que ella pueda verme a la cara — No le tengo miedo a la mierda que tienes como nieto ni a tus amenazas de mierda.

— Igual a tu padre — Sonríe — Egocéntrico y orgulloso.

— De tal palo tal astilla — Acomodo mi traje y quedó frente a ella — ¿Sabes que no entiendo? ¿Cómo mierdas salvaste al puto de tu nieto?

Ella se ríe a carcajadas — Eso es algo que jamás te voy a decir

— Bueno, si no lo dices ahora no la vas a decir nunca — Se tensa — Así es vieja, llegó tu hora — Levanto la pistola para que quede en su frente, se que está asustada lo veo en sus ojos.

— Tu mujer ya no va ser tuya cabron — Río por lo que dice — Mi nieto la va ser suya, ella y tu hijo son tu talón de Aquiles, si no me equivoco.

Me prenso y aprieto la mandíbula — Y tu eres el talón de Aquiles del único descendiente Volkova, si no me equivoco — Le quito el seguro a la pistola y le disparo en el brazo la sangre me mancha mi traje y maldigo.

Ella chilla de dolor — Te voy a matar de una vez, ya has pasado por mucho abuela — Pongo mi arma en su frente — Mándale saludos al diablo — Y disparo, su cabeza guinda hacia atrás con los ojos abiertos.

— Quiero que le mandes la mitad del cuerpo a  uno de sus Burdeles — Le digo a Rubén — En aquel burdel vas a disfrazar a los hombres que sean necesarios y quiero que lo sigas, quiero la dirección exacta de donde se esconde esa rata — Rubén asiente y sale.

Hora de enfrentarnos cara a cara de una vez

Hora de enfrentarnos cara a cara de una vez

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2023 ⏰

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