Parte De Mi

Capítulo 9

Siento mi ausencia, ya ando de vuelta🥲

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Una Cama

Unas semanas después

POV Roberta

Los días pasaban, los días se volvían semanas  y por fin podía decir que estaba divorciada. ¡Ahora estaba divorciada y libre!

Madison ya no me molestaba o por lo menos eso se. El contacto que tenía con ella era mínimo lo cual me gustaba.

Juan estaba feliz. Era un niño demasiado inteligente y se adaptó rápido a la situación. Aunque algunas veces si pregunta si su mamá vendría y después de explicarle que no, entendía y dejaba de preguntar.

Era mi semana con él y lo estaba encontrando difícil planear cosas que hacer. Hoy en si no habíamos hecho mucho, más que jugar en el patio y jugar con sus juguetes.

Mia siempre me decía que no teníamos que salir, teníamos todo para divertirnos aquí y aunque era cierto no me gustaba estar encerrada. Me mareaba ver las mismas paredes 24 horas al día, pero estar con ellos se me hacía aceptable. Nunca pensé que disfrutaría pasar tiempo con Mia pero aquí estoy.

Me encantaba pasar tiempo con ella. Ella quita los malos pensamientos, me hace reír hasta que me duela el estómago y se llevaba increíble con Juan.

Amaba tenerla aquí y honestamente temía el día en que ella se fuera.

La voz de Mia desde la sala me sacó de mis pensamientos así que salí de mi despacho y fui hacia ellos.

Ambos estaban sentados en el piso dándome la espalda.

-Pintas hermoso bebé—rió Mia.

Juan también se rió.

Me acerqué más y me apoyé en el marco ahora viendo bien que hacían.

Estaban pintando. Habían crayones, lápices de colores y pinceles tirados por el piso acompañados por botecitos de pintura.

Los papeles y los canvas estaban llenos y se habían movido a pintando sus pieles, o bueno Juan estaba pintando a Mia.

-¿Qué es todo este desorden?—pregunté sonriendo.

Ambos se voltearon y pude ver cómo los ojos de ambos se iluminaron.

-¡Mamá mira!—gritó Juan para luego venir hacia mi con su papel.

Llegó a mi con un papel cubierto en varios garabatos y colores.

-¡Wow! ¿Todo para mi?—me agaché a su altura.

Él asintió y sonrió enseñándome sus perfectos dientes de leche.

-Está increíble, gracias bebé—le sonreí tomando el papel y él solo se rió.

Tomó mi mano y me guió hacia donde antes estaba sentando con Mia.

-¿Y tú qué haces?—la miré burlonamente viendo como tenía pintura en sus brazos.

-Pues estuve contándole a tu clon de los desastres que hacías en la clase de arte y quiso seguir en los pasos de su mamá—dijo en el mismo tono.

-Ay no, no lo metas ideas en la cabeza. No quiero que sea un terror.

-¡No le digas terror! Mi niño es demasiado tierno para esa palabra, pero hay un gran chance de que sea igual a ti, en fin es un Pardo—se encogió de hombros haciendo que Juan se sentara cerca de ella.