Capítulo 15

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Ya estoy mejor! Por fin...

Recemos que la próxima semana haya otro capítulo😵‍💫

Si hay algún error intentaré corregirlo después... o no, ya veré.

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El Pasado Persigue

POV Roberta

La mañana siguiente

Los rayos de sol comenzaban a darme directamente en la cara molestándome a más no poder. Abrí los ojos cómo pude y de inmediato me encontré con mechones de oro.

Bajé la mirada y me encontré con una imagen demasiada increíble.

Mia dormía desnuda tranquilamente sobre mi.

Nunca me había gustado amanecer tanto.

Con una mano comencé a acariciar su pelo y con la otra tracé figuras invisibles en su espalda sintiendo su increíble piel.

En poco tiempo ella abrió los ojos y al encontrarse con mi mirada sonrió.

Le devolví la sonrisa.

-Buenos días—le dije.

-Buenos días—me lo devolvió.

Se estrujó los ojos suavemente y soltó un suspiro.

-¿Cuánto tiempo llevas despierta?—preguntó adormilada.

-No mucho, prácticamente acabo de despertar—dije.

Ella asintió.

-¿Dormiste bien?—preguntó batiendo sus pestañas.

Sonreí.

-Increíble—contesté. -¿Y tú?

-Nunca he dormido mejor—dibujó un círculo invisible sobre mi pecho.

La apreté contra mi cuerpo y dejé un beso sobre su cabeza al oír su respuesta.

-Cómo que he descubierto una nueva calma y se me hace una locura que la encontré en ti, estás loca—alzó la mirada para verme.

-Algunas veces la locura es lo que te hace sentir en casa—dije.

-Bueno tu locura me hace sentir en casa—sonrió.

No pude evitar acercarme más a ella y unir nuestros labios.

Llevó sus manos a mi cuello profundizando el beso.

El calor no se tardó en apoderarse de nuestros cuerpos, por lo menos del mío.

Con cuidado nos di vuelta para que ella quedara debajo de mi.

Abandone sus labios y baje mis besos a su cuello explorando bien cómo no pude ayer.

La sentía acariciar mi espalda y la oía soltar suspiros suaves lo cual me hacía desearla más.

Fui descendiendo por su hermoso cuerpo memorizando cada milímetro de su piel.

Se removía suavemente bajo el calor de mi lengua haciéndome todo el paso que quería e necesitaba.

Bajé hasta su centro separando bien sus piernas y inhalé su aroma dulce que ya me tenía adicta.

Bese el interior de sus muslos perdiéndome en sus gemidos bajos. Sentí su desesperación a través de los sonidos que emitía. Decidí no torturala más y me hundí en su centro pasando mi lengua entre sus pliegues.

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