Capítulo 5.

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Era miércoles y el menor cursaba sus clases de fotografía, ese día no tenía trabajo sucio, pero de igual forma cargaba su teléfono. Era en vano, su perfil no estaba disponible, pero el número del tal Vic estaba agendado en ese móvil.

Ese día había decidido cortar semana en un bar con sus amigos de siempre, necesitaba un poco de alcohol en su torrente sanguíneo para continuar con lo que quedaba de esta.

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—¿Que harás esta noche? —preguntaba la pelirroja entrando a la oficina que Victor tenía en su casa.

Este negaba restándole importancia—. Solo veré los últimos movimientos de la cuenta. Nada especial.

—¿Quieres que cancele a Eric y hagamos algo aquí? —preguntaba con su voz dulce.

—No, bebé. —respondía dulcemente—. Sal y diviértete.

—Lo vi el lunes, puedo esperar al viernes.—replicaba.

Victor sabía que a la primera que le dijera a su falsa esposa y mejor amiga que plantara a su amante, esta volvería a albergar falsas esperanzas. Él no le haría eso.

—Sé que quieres verlo. Hoy es noche de películas con él. Sal, yo estaré bien.—respondía dando un suave apretón a la pequeña mano que la pelirroja había apoyado en su escritorio.

Esta tenía un inevitable puchero dibujado en su bello rostro.

—Te escuché discutir con tu padre hoy ¿todo está mal? —preguntaba cambiando de tema.
Fuentes la soltaba y volvía a acomodarse en su silla.

—Cree que, económicamente hablando, mi escuela es una perdida de dinero, pero políticamente está conforme.—soltaba asqueado—. No me insiste en cerrarla porque le sirve, por ahora.

Suspiraba presionando su sien, la pelirroja sentía tanta lastima por todo aquello con lo que el mayor cargaba en sus hombros.

—Vic, bebé, necesitas distraerte —insistía—. Tienes que hacer algo.

Fuentes recordaba la voz de aquel chico y una sonrisa tiraba de sus labios, se sinceraría con Danielle.

—Hice algo ridículo, pero repetiré.—soltaba.

—¿Que es eso? —preguntaba curiosa dándole toda su atención.

—Bueno, la otra noche que saliste estaba por internet leyendo comentarios sobre mí.—bufaba—. De repente me salió un anuncio sobre un sitio web de llamadas eróticas.

—¿No lo hiciste? —replicaba divertida.

—Si lo hice. —replicaba entre risas—. Aunque me acobardé en el momento en el que me estaba sintiendo acalorado.

—¿Por qué? —preguntaba.

—Elegí el perfil de un chico nuevo en el sitio, tiene una voz de infarto. —contaba restregando su rostro—. Pero solo me asusté cuando mi cuerpo comenzó a responder a sus palabras sucias.

—¿Y puedes verlo? me refiero encontrarte con él ¿o esa chance no está?

—Aun si fuera posible, no lo haría, Danielle. Es peligroso.

—Eres increíble. —bufaba—. Me iré, llámalo y esta vez, no cortes.

Ordenaba lo último de forma sería obligando a Vic a asentir divertido. La pelirroja abandonaba el recinto en el que ambos vivían y luego de horas Fuentes ya tenía la vista cansada de tener su ojos fijos en el computador viendo todos los movimientos y planes futuros.

Odiaba tener que estar metido en la política, él solo quería ser un empresario tranquilo, hecho y derecho, sin todo el circo en el que su padre lo había envuelto. Una ducha, comida sana y a la cama, Danielle no volvería esa noche.

𝗘𝗿𝗼𝘁𝗼𝗳𝗼𝗻𝗼𝗳𝗶𝗹𝗶𝗮 | Kellic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora