El día del parto llego y Sesshomaru estaba nervioso, era la primera vez que experimentará este momento, ya que con el primer bebé no se pudo, con las gemelas y Kiyoshi no se pudo.
Fueron varias horas en las que Rin estuvo en labor de parto hasta que dio a luz a su pequeño bebé.
— Es precioso — murmuró con los ojos llorosos y con su bebé en brazos.
Su esposo contemplaba completamente enamorado de aquella imagen. Se acercó a ella y deposito un pequeño beso en sus labios.
— Miralo Sessh, se parece a ti — dijo Rin.
Sesshomaru miraba a su bebé, tenía su mismo color de piel pero su cabello era del mismo color de su esposa.
— Es idéntico a ambos — respondió con una media sonrisa.
Era la primera vez que experimentaba eso y sin duda eran de las mejores cosas que le ha pasado en su vida.
— Gracias Rin, gracias por traer al mundo a nuestros hijos. Te amo.
Nuevamente se acercó a ella para besarla y cargar a su hijo.
— Yo también te amo, pero después de esto creo que la fábrica de bebés se cerrará —.
Ambos sonrieron. Pocos minutos después entraron sus hijos a conocer a su nuevo hermanito.
— Genial, otro hombre — dijo Kiyoshi feliz pues el bebé nunca se dejó ver en cada ecografía obstétrica.
— Que lindo — murmuró Towa —, Setsuna ya tendra un nuevo hermanito favorito.
Kiyoshi hizo un puchero al escuchar aquello.
Setsuna negó con la cabeza, ella quería a sus hermanos por igual, solo que sentía que a Kiyoshi lo debía de proteger más.
— Felicidades mamá y papá — les dijo a sus padres —, ¿ya saben que nombre le pondrán? — cuestionó.
Ambos padres se quedaron viendo y después asintieron con la cabeza.
— Su nombre será Shintaro — dijo Rin — él es Shintaro Taisho — repitió abrazando un poco más fuerte a su pequeño.
Horas después los padres de la pareja llegaron al hospital para darle la bienvenida al más pequeño de los Taisho y felicitar a los padres.
Cuando Rin fue dada de alta sus hijos y esposo la consentían mucho, el pequeño era tranquilo y casi no lloraba.
El tiempo paso y ahora el bebé ya tenía tres meses, era un niño sano y feliz.
— El color de sus ojos es igual a los tuyos — dijo Rin feliz—. Es perfecto.
Su esposo se acercó a ellos y deposito un beso en su coronilla.
— Es perfecto por que es nuestro —.
Se besaron felices, por fin ambos disfrutaban de la etapa de uno de sus hijos desde el principio y era una sensación increíble.
Rin veía a su bebé siendo cuidado por sus hijos y recordó que durante el embarazo tuvo inseguridades y miedo de que volviera a pasar los mismo que sucedió cuando estaba embarazada de las gemelas, pero esos miedos desaparecieron cuando él le mostraba toda la atención y cuidado que ella se merecía. Recordó que aquellos cuidados él se los daba cuando se embarazaron por primera vez. Rin supo que si él la volvía a traicionar ella buscaría otros horizontes y la manera de salir adelante con sus hijos, ya lo hizo una vez y no le quedaba grande hacerlo otra vez.
Pero no volvió a pasar, al contrario el mudo su oficina a la casa y así podría estar con ella todo el tiempo. Sus antojos favoritos durante el embarazo fue el melón y el sashimi; a Sesshomaru se le hacían tiernos sus antojos y obviamente la complacía en todo.
Regreso a la realidad cuando escuchó la risita de su bebé, era feliz y lucharía por su familia por siempre.
Por su parte, Sesshomaru se sentía orgulloso de su familia, amaba a sus hijos y a su esposa, por ellos él era capaz de dar su vida.
Tenía un pequeño ramo de flores en sus manos y las puso sobre el altar de su primer bebé, no nació y sin embargo también lo amaba y recordaba siempre apesar de no haberlo conocido.
Fue hacia su Rin y sus hijos quienes estaban sonriendo por que Shintaro tenía un mameluco en forma de osito y se miraba tierno.
Sin duda los seis serían felices el resto de sus vidas.