Capítulo 2. (Capítulo Editado)

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Mientras Rin vive una vida tranquila en Londres. En Japón había un hombre hecho mierda, después de cometer la peor idiotez de su vida no volvió hacer el mismo, no sólo perdió a su mujer—para él seguía siendo suya—;si no que también se perdió la oportunidad de ver nacer a sus hijos, las primeras palabras de ambos y ahora que lo pensaba no sabía cuál era el sexo de sus hijos, si fueron niños, niñas o niño y niña, a su memoria le llegó aquel recuerdo. «te esperaba para cenar, tenía algo importante que decirte»—su mirada se notaba triste; ¿será que se trataba de eso?

La verdad es que después del segundo mes de embarazo no estuvo tan presente como en el primer mes.

Su relación clandestina con Abby, no fue nada que él planeó simplemente se dio y después del acto llegó el remordimiento, esa vez le dejó en claro que nunca volvería a suceder. Pasaron unas semanas y ella entró muy coqueta a su oficina; al principio la ignoró no pensaba volver a fallarle a su esposa. Abby con el propósito de tenerlo nuevamente entre sus piernas haría lo imposible, no le importaba perder la amistad de la castaña. 

—Si no tienes nada más que decir, regresa a trabajar—dijo Sesshomaru dándose cuenta de sus insinuaciones—. Te lo dejé en claro que eso no volvería a repetir. 

—Señor Taisho, esa vez cuando estuvimos juntos me di cuenta que usted no ha tenido sexo, ¿qué? ¿Acaso su esposa no lo deja satisfecho? —cuestionó con burla, pues desde que entró a trabajar se enteró que Sesshomaru nunca le había fallado a su esposa y cuando estuvieron por primera vez se sintió afortunada. 

—Mi vida íntima con Rin no tiene por qué importarte— respondió, al alzar la mirada se topó con una imagen sensual de ella, un largo abrigo abierto donde sólo se podía ver la ropa interior; una corriente eléctrica llegó hasta su entrepierna, raro para él pues solo su cuerpo reaccionaba con su esposa. Abby al ver que logró su objetivo, se dio la vuelta y puso el seguro de la puerta, para otra vez acercarse a él. 

—Una vez más—le dijo una excitada Abby en su oído, Sesshomaru no aguanto más y no iba a desaprovechar la oportunidad de volverla a tener, «una última vez» se dijo mentalmente. 

Así fue como comenzó su relación, no había amor entre ellos, era sólo sexo lo dejó en claro Sesshomaru, pero no pensaba que en 3 meses su esposa se enteraría. 

Aún recordaba su mirada de ella; decepcionada, con rabia y tristeza. La culpa llego a él, pues no se merecía a esa mujer, su vista se fue a su vientre y más culpa llegaron a él, olvidó que en el vientre de su mujer habían dos vidas. Se sintió miserable, pues cuando se enteraron del embarazo le prometió que estaría en todas sus etapas con ella y cuando supo que eran dos, le prometió que cuidaría de los tres.

Cuando ella le pidió el divorcio sintió su mundo caerse, aún recordaba que cuando posó su mano en su vientre los bebés se movieron, con una esperanza le dijo que lo pensara que un divorcio no era la solución, esto sólo era una prueba en su matrimonio.

Al día siguiente tenía que ir a Osaka a revisar una construcción, por lo que le rogó que pensara bien y esperaba que cambiará de opinión, la mañana llego y antes de partir, fue a la oficina, tenía algo importante que hacer. 

—Abby—la llamo— a mi oficina —la chica entró con una sonrisa—. Recoge tus cosas y largate —le ordenó, si quería empezar desde cero con su mujer y sus hijos tenía que eliminar a ese intruso que se metió entre ellos. 

—¡¿Qué!? ¡Tú no me puedes hacer esto! —Aún no podía creer lo que escuchó, la estaba corriendo. 

—Claro que puedo, soy el dueño y creo que está demás decirte que se terminó. 

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