𝐄𝐥 𝐂𝐚𝐛𝐚𝐥𝐥𝐞𝐫𝐨 𝐑𝐨𝐣𝐨 𝐲 𝐋𝐚 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 - 𝐒𝐮𝐥𝐞𝐌𝐢𝐨

Capítulo 8: Libertad

Miorine: ¿Qué es esto? – sintió húmedas sus manos y al ver eran manchas de sangre.

Suletta: Lamento que te ensuciaras por eso.

Miorine: Ellos te hicieron esto, ¿verdad?... – dijo con un semblante triste.

Suletta: No es tu culpa, descuida ya no me duele. – riendo.

Miorine: Pero tu espalda... Estoy segura de que aún debe dolerte mucho.

Suletta: Estoy acostumbrada, no tienes por qué preocuparte.

Miorine: No me quedare con los brazos cruzados. Tus heridas deben ser tratadas de inmediato.

Suletta: No es nada.

La princesa puso una cara seria.

Miorine: ¡Quítate la ropa!

Suletta: ¡¡¡¿QUE?!!! ¡N-No puedo hacer eso! ¡Solo tengo heridas en la espalda, no es necesario quitarme todo! Y sería vergonzoso si la princesa descubre que tengo "eso" ...

Río al ver ese gesto divertido. --Está bien, solo descúbrete la parte de atrás, hare que me traigan agua y un poco de medicina.

Suletta: S-Sí.

Comenzó a limpiar la sangre con un trapo húmedo y añadió pomada en sus heridas.

--Sus manos son muy suaves, siento su respiración cerca de mi nuca... A este punto mi cuerpo... ¡No de nuevo!... Si lo ve, se asustará... Debo pensar en otra cosa, por ahora necesito calmarme...

Miorine: Termine.

Suletta: Gracias Miorine. – volvió acomodar sus ropas. – Gracias al cielo que termino.

Miorine: De nada. Oye, ¿Puedo preguntarte algo?

Suletta: Dime.

Miorine: Las otras cicatrices... ¿De qué son?

Suletta: Así que lo notaste... Son provocadas por mis batallas cuando vivía en la Capital de Mercurio.

Miorine: Ya veo... – le quito las cadenas. --Bueno andando. Tienes que ganar este duelo para que a ti no te echen y a mí no me fuercen a casarme.

Suletta: N-No quiero... - sintió un poco de miedo.

Miorine: ¡Eh! ¡Tenemos que luchar las dos juntas!

Suletta: Mi lista... Hice una lista de las cosas que quería hacer al venir a Asticassia. Hacer amigos, llamarlos por sus apodos, entrenar con los demás caballeros, comer en las afueras del castillo... Y también... tener citas.

Miorine: ¿Qué dijiste?

Suletta: ¡Quiero tener citas!

Miorine le dio una cachetada.

¡¡¡AUCH!!!

Miorine: Eres una pervertida.

Suletta: No podré tener citas cuando esté casada, entonces...

Miorine: ¿Por qué no?

Suletta: ¡Está mal ser infiel!

Miorine: Cálmate. Tampoco ocurrirá de inmediato. La edad legal para el matrimonio son los 18 años. Por lo que, como mínimo no será hasta mi cumpleaños.

Suletta: ¿En serio?

Miorine: Saldré de aquí e iré a un lugar lejos de este castillo como sea. Haz que eres mi prometida hasta entonces. Hagamos un trato. – levanto su meñique.

En la residencia Jeturk

--Todo en orden señorito Guel.

Guel: ¿Qué demonios sucede con esta armadura?

--Descuide, es un prototipo beta que estamos trabajando, muy útil para los combates.

Guel: ¿Dices que no tengo habilidad para ganar?

Un puñetazo mando volar a Guel al suelo.

--Padre...

Jeturk: Reuní a este equipo y te di la armadura para que ganaras. ¡Se acabo ese absurdo orgullo infantil! Si quieres que te trate como un adulto, gana y recupera el título de Caballero Real.

Guel: Sí, señor.

A Suletta le asignaron una habitación exclusivamente para los caballeros que participarían en los duelos, mientras se dirigía a la academia con sus demás compañeros, se topó con su madre.

Ahora conversaban en una banca contemplando el paisaje.

Suletta: Oye, mamá. ¿Qué es la magia?

--¿Por qué me lo preguntas de pronto?

La gente del Benerit Group dicen que hice trampa en el duelo. Incluso me llaman mago. ¿Es eso verdad?

--No recuerdo haberte criado como un mago.

Suletta: Ya, ni yo.

--Pero se lo de aquel incidente. En mi corazón se que no eres lo que los demás dicen. Eres mi hija. Te lo garantizo. Oye, ¿no tenías que irte ya?

Suletta: ¡Es verdad! ¡Buena suerte en el trabajo, mamá!

--Gracias. Buena suerte a ti también. Suletta.

En la academia de caballería.

--Mira, ahí está.

--Es la mercuriana.

--¿La tramposa?

--Dicen que se repetirá el duelo.

Nika: ¡Suletta Mercury! Buenos días.

Suletta: G-Gracias por tu ayuda de la otra vez. – haciendo reverencia.

Nika: No hay de que. Vi el duelo. Estuviste increíble. ¿De qué es tu armadura?

Suletta: Mi madre no me dijo mucho... Solo sé que está hecho con materiales resistentes.

Nika: ¡Sensacional!

--Eh, mercuriana. Anularon nuestro último duelo. Esta vez zanjaremos las cosas. – caminaba con superioridad.

Suletta: Bueno, pues en ese caso... ¿Quién será mi rival?

Guel: Yo.

Suletta: ¡Fiu! Menos mal.

Guel: ¡¿Cómo que menos mal?!

Suletta: Es que ya te gané una vez. – sonriendo nerviosa.

Guel: ¡No te lo creas tanto, pueblerina!

Suletta: Bueno, tengo que irme. Recordé que tenía unos asuntos pendientes. – se marchó cuanto antes.

Nika: ¡Suletta!