escena del crímen

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Ayatsuji conocía todas las escenas de crímen posibles, desde las más crueles con sangre por todos lados, aquellas que harían temblar hasta el detective de homicidios más experimentado, también había pasado por las más sencillas, pero cuyo nivel de sofisticación iba más allá de lo entendible, en donde se decía que podían ser hasta accidentes.

Conocía toda escena del crimen posible, el había atrapados criminales de toda clase en el homicidio y también llegó a crear varias con su poder, pero ahora estaba frente a una que iba más allá de su comprensión, una cuya brutalidad lo hacía temblar, pero falta de pistas dejaba en total desconcierto.

En el suelo, sacada de su vitrina especial estaba Su amada muñeca, aquella que fue su primer juguete, la que lo había acompañado luego de ser llevado a los 7 años al gobierno, era su vida y su posesión más valiosa, mataría a cualquiera que llegara a mirarla feo, pero ahora había sido destruida y dejada de lado como si fuera un trozo de basura, su pierna se había roto y perdió un ojo... Aquel hermoso ojo color verde contrastando con el otro de color rojo, era bella... Bueno eso diaria antes de verla en su estado.

— ¿Quién? — fue la pregunta mientras veía a sus posibles criminales, cada uno estuvieron en la escena del crímen, todos tenían motivo y con la evidencia actual era posible que sin confección de  alguien;

El primero era un gato de manchas, era nuevo, había llegado a su departamento luego de que Kyōgoku “ se mudó” a su casa, era nuevo así que no tenía idea como era su comportamiento, ni siquiera tenía un nombre.

El siguiente era un gato negro, su nombre era Mochi, lo trajo Tsujimura porque en su departamento no le permitían tener mascotas, pero no podían dejarlo en la calle lo mando con Ayatsuji.
Era arisco, poco social, tranquilo, pero se asustaba con facilidad, así que pudo asustarse y tirar su muñeca.

Después estaba Luna, su amada gata blanca, había llegado con la casa, cuando era solo un lugar abandonado ella ya vivía ahí, más que una mascota era un roomie, era cariñosa, independiente, un ser adorable, pero mimado, en algún momento llegó hasta arañar en la cara a Tsujimura, ella le reclamo y su respuesta fue que Tsujimura vio feo a Luna y debió hacerle eso por una razón, esto lo decía mientras usaba de rascador una pila de papeles importante del gobierno, aún así no podía decirle algo malo, quizá era una muestra de su mala crianza.

El sospechoso final era Beatriz, era color gris, venía y se iba de la casa, no era un animal hogareño sin importar los esfuerzos de Ayatsuji para que aceptará quedarse, tal vez fue demasiado insistente y está era su venganza, una forma de enseñarle por mucho que fuera un detective de homicidios, era un simple humano.

— No estoy enojado... Solo digan quién fue... — pidió mientras veía a los gatos, no había nada que diera una respuesta, cabellos, fibras, alguna herida o algo sobre el culpable, pero no veía nada, es más parecía que estaba bien,— No lo entiendo... Solo somos nosotros y... — no termino esa línea de pensamiento cuando Tsujimura llegó en ese instante termino su investigación, ya había encontrado a su principal sospechoso, aunque la falta de pruebas físicas en la escena complicaba todo.

— Ayatsuji-sensei hoy es un hermoso día, ¿Qué tal si salimos a dar un paseo? — esa frase fue suficiente para saber que ella había sido, al verla pudo notar como tenía un cabello negro en su hombro, sus dedos estaban con curitas por intentar juntar las piezas y por último estaba que en la bolsa que trajo, en ella había un pegamento especial para muñecas.

— ¡Mataste a mei! — grito haciendo que la agente diera un salto hacia atrás,— Pero... ¿De que está hablando? Yo... Yo... — no termino de hablar cuando Ayatsuji tomo su camisa con fuerza, aún con criminales como Kyōgoku había mostrado más indulgencia o hasta autocontrol para juzgarlos pero está vez no, había hecho algo horrible y la haría pagar por ello,— ¡Di la verdad! — ordenó mientras la joven pensaba en una respuesta,— ¡Es aterradora! ¡Siento que me está siguiendo cada que vengo aquí! — respondió antes de soltarse del agarre del detective, quién nunca pensó escuchar una confección más cínica,— ¡Era un ser inocente! ¡Mi amiga! — ahora no era el gran investigador, era una persona normal a la cual le habían quitado a una persona amada,— ¡¿Que está loco?! Era una cosa horrible — contesto antes de sentir como Ayatsuji volvía a tomarla de la camisa, deseaba asesinarla el mismo, no podía usar su poder, pero deseaba romperle el cuello,— Fue un accidente... Vio una cucaracha y se lance... Creo todo lo que dije antes, pero no quería hacerle daño — explico esperando que su condena fuera menor,— Eso es imposible, está casa es un espejo, es imposible que existan esos animales aquí además... — hizo una pausa antes de sacar de la bolsa de mercado todos los materiales que usaría para limpiar su crimen,— ¡Esto no es un accidente, es premeditado! — grito a lo que Tsujimura bajo la cabeza,— Deseaba destruirla... Pero no pensaba hacerlo —.
Ayatsuji no podía creer que trabajo con una persona tan cruel y monstruosa, su amada muñeca jamás sería aterradora o un peligro, ella mentía porque de seguro sentía celos de su digna presencia e imponente perfil.
— Aún puede arreglarla — sugirió mientras Ayatsuji la ignoraba para tomar a su muñeca en las manos,— Estaré en mi oficina, no quiero ser molestado — dijo antes de irse dejando sola a Tsujimura la cual creyó que limpiando podría solucionar las cosas.

Error. Ayatsuji concluyó que aquello era la prueba irrefutable la cual demostraba cómo Tsujimura atacó con toda la ventaja a la dulce Mei, era un monstruo con el cual no deseaba colaborar, es más sino fuera porque salió de su siesta de la tarde es que borraría toda la escena del crimen, pero eso jamás pasaría, estaba enfrentándose al detective de homicidios Ayatsuji quién se encargaría de darle el castigo adecuado a este criminal.

La ignoro por un mes, parecía no ser mucho, pero para Tsujimura fue un golpe duro.

Me quedé dormida haciendo el capítulo de hoy, perdón por eso, pero me pondré al día lo más pronto posible.

bungotober 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora