Reencarnacion

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Hace tiempo que no escribía algo de Shibusawa x Fyodor, y la verdad me gustó aunque creo que es de lo más largo que escribo para estás actividades, lo cual no es bueno.

Aún podía recordar a su amado, era hijo de una familia noble, podría tenerlo todo menos la posibilidad de salir, su frágil salud hacia que fuera imposible tocarlo, el más mínimo germen podría matarlo, tuvo suerte de ser rico, sino como muchos otros moriría, pero aún así se enamoraron.

Shibusawa iba todos los días a verlo, traía consigo un violín más un millón de historias que con la música adecuada eran épicas.

Fyodor oía atrás de la puerta de su habitación, apenas si era posible ver su figura detrás de la puerta corrediza, pero se alegraba de cada historia, era de sus pocas alegrías, aunque no podía hablar mucho, lo que si era fácil era escribir, aún con su cuerpo débil podía comunicarse, pasaba las notas por el diminuto espacio entre la puerta y el piso, ni siquiera podía abrir la puerta, con el aire frío de la noche podría causar enfermedades terribles.

Conocía a su amado por las notas, que aunque cortas demostraban lo agudo del pensamiento de su amado, su cabello era negro como la noche, su piel blanca como la nieve y con unos ojos morados como dos joyas brillantes, o bueno así lo describía Shibusawa, que jamás lo había visto pero pensaba en Fyodor como el ser más bello del mundo.

— ¿Qué historia te contaré hoy amado mío? — preguntó antes de ver como un papel salía del agujero, la letra era pequeña, tan fina y delicada como su autor.
« Decide tu amado mío, el solo escuchar tu voz ya me sirve como consuelo de no poder ni tomar tu mano... »

Shibusawa soltó un suspiro,— No te preocupes amor mío, para mí no es molestia no tocarte, es ya un privilegio el hecho de estar a tu lado — dijo esperando calmar las angustias de Fyodor, quién escribió otra nota para entregar, por un segundo Shibusawa alcanzo a ver la mano de Fyodor, sus delgados dedos que no conocían ni el más mínimo esfuerzo, debían ser tan suaves, deseaba aunque fuera por un segundo estos lo rozarán, pero el precio sería grande, Fyodor podría morir o no poder moverse de la cama durante un mes y después viviría con secuelas importantes.

« ¿No te cansas de mí? No puedes oír mi voz, no puedes tocarme, ni verme ¿No te fastidian todos estos cuidados? ¿No deseas alguien normal? Poder ver a tu amado, escuchar tu nombre en su voz, besarlo, acariciarlo, todas esas delicias del amor que te niego, ¿No las deseas? »

Esa nota era larga, debió ser un esfuerzo terrible para Fyodor escribirla, pero necesitaba la verdad,— ¿De que sirve todo eso? Cosas banales del mundo, tu estás más allá de ello, eres un ángel, limpio del pecado y el crímen, no necesito esas cosas mundanas para disfrutar nuestro amor, ya eres mío de formas que solo los dioses comprenden — ese comentario fue suficiente para enrojecer a Fyodor, el cual agradecía estar escondido, mando otra nota.

« Un trovador con belleza en sus palabras, la verdad una parte de mi pone en duda sus palabras porque su trabajo es ese, endulzar el oído, pero... »

La carta se terminaba ahí, después llegó otra, la cual fue la más especial.

« Te amo tanto Shibusawa que te creo todo ».

Era una simple frase, para Fyodor el vivir encerrado lo hizo las desconfiado, no le creería nada a nadie sin verificarlo y ponerlo a prueba, tal vez no podía ni hablar en muchas ocasiones, pero aún hasta con el más mínimo trozo de papel podría crear planes magistrales, es por eso su padre lo mantenía vivo, era una mente brillante, en un cuerpo tan débil que no podría defenderse de un agresor, pero podría destruir ejércitos, era un demonio, uno que le confiaba su vida a Shibusawa, por la razón más simple e ilógica y eso era el amor.

bungotober 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora