IV

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Lo que había comenzado como un experimento vago y sin mucho sentido, terminó en que Beomgyu se había vuelto un adicto

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Lo que había comenzado como un experimento vago y sin mucho sentido, terminó en que Beomgyu se había vuelto un adicto.

Cuando se tomaba un break de su tarea, tendía a agarrar su libro.

Cuando era una mañana aburrida del sábado sin nada que hacer más que estar en cama, agarraba cualquier libro.

Bueno, tal vez no era tan pervertido, a veces se detenía a analizar lo que pasaba en la lectura, historias de amor fuera de solo follar, incluso... ¿hacían el amor?

Era lindo, y en algunos capítulos llegó a llorar, así que no era un loco pervertido.

Pero Dios, ya habían pasado tres semanas, y se había acabado uno de los libros e iba a por más de la mitad del otro.

El tercero seguía casi intacto, no porque no le interesara, sino que quería guardarlo, por lo poco que había alcanzado a leer la forma en la que se describía, Dios, ese libro era especial.

Nadie sabía de su rara obsesión, ni siquiera sus dos mejores amigos. Pues claro, eso era muy gay, y también asustaría a cualquiera, lo harían ver como un tipo raro y extraño.

Pero claro, seguía manteniendo contacto con ellos.

—¡Bien! No faltes, ¿okay? Hace mucho no nos vemos y Kai no quiere salir conmigo.

Se escuchó a Soobin detrás del teléfono, habían acordado de irse a ver a su casa para pasar el tiempo y comer un poco.

—Te lo prometo, y deja al pobre Kai... después de que estuviera tanto tiempo extrañando a su ex por fin esta teniendo una cita...

—¡Pero somos sus amigos!

Beomgyu colgó antes de que Soobin comenzara a hacer un drama por el hecho de que Kai, quien consideraba su bonito hermanito menor, ahora estuviera en una cita y no pudiera salir con el.

Se arregló, no mucho, después de todo era solo Soobin, preparo su bolsa que hacía juego con su camisa y antes de salir vio el libro, en la sala después de que la noche anterior se masturbara con el mientras ponía un poco de música en la televisión.

Maldición, ¿realmente no podía separarse de ese maldito libro?

No sabía exactamente lo que estaba pensando cuando lo echo a su bolsa, quien sabe, tal vez le agarra la locura en el baño, o cuando Soobin no esté.

De todas formas, nadie sabría que lleva cargando un libro tan erótico.

Mientras iba caminando por la calle admirando el paisaje, ya era otoño, los árboles comenzaban a teñir sus hojas de color anaranjado y café, algunas rojizas y amarillas.

Algunas ya yacían en el suelo y crujían al ser pisadas, un sonido bastante satisfactorio. Se detuvo a pensar un poco, aspirar el aroma de el otoño y dejar que la brisa de aire golpeara su cara.

Exhibicionista.  |   TaegyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora