Capítulo 34: Entre olas de amor

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PoV Gael:

Gael apenas podía creer la noticia que había recibido. La absolución era como un peso que se levantaba de sus hombros, liberándolo de la sombra de los cargos falsos que habían amenazado con destruir su vida. Se encontraba en un estado de incredulidad y gratitud, con la sensación de que finalmente podría abrazar la normalidad que tanto anhelaba.

Al salir de la base con Leona, el alivio lo invadió de tal manera que no pudo evitar tomarla en sus brazos y besarla efusivamente. Cada beso era una celebración de la libertad recuperada, de un futuro sin las cadenas de la injusticia.

Sus ojos reflejaban el amor y la dicha que sentía en ese momento.

"Lo logramos. Soy libre"-murmuró, su voz resonando con la emoción que llenaba su pecho.

El tío Apolo, observaba la escena con una sonrisa de satisfacción. Sin embargo, como si notara lo íntimos que estaban la parejita, sugirió con amabilidad.

"Creo que lo mejor sería que celebren esta victoria solos. Yo me encargaré de los detalles para que mañana puedan regresar a Ciudad de México".

Gael asintió, agradecido por la consideración de su tío.

"Gracias, tío. Realmente apreciamos todo lo que has hecho por nosotros".

El tío Apolo los dejó a solas, asegurándoles que arreglaría todo para su regreso. Con un gesto cómplice, les dio un apretón de manos y se retiró discretamente, dándoles espacio para disfrutar de la alegría de la absolución y del amor que los unía.

Gael y Leona se quedaron allí, en medio del estacionamiento, abrazados y conscientes de que finalmente podrían mirar hacia el futuro con esperanza. Ciudad de México los esperaba, y esta vez, lo haría como una familia reunida y victoriosa.

"¿Vamos a la playa?" -le dijo Leona, sacándolo de sus pensamientos.

"Claro amor, vamos donde quieras" -le respondió Gael sonriendo.

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La luz dorada del atardecer bañaba la playa de Puerto Palma mientras Gael y Leona caminaban juntos por la orilla del mar. La brisa salada acariciaba sus rostros, y el sonido suave de las olas rompiendo en la playa creaba una melodía relajante.

"¿Puedes creer que finalmente estamos aquí, mi amor?"- tomó la mano de Leona- "Libres, sin cargos ni sombras del pasado."-la acercó a si.

Pudo sentir su sonrisa contra su pecho, sentía la calidez de su mano y su proximidad, amaba poder sentirla así de feliz y plena.

"Es como un sueño hecho realidad. Puerto Palma siempre será especial para nosotros."-ella elevó su rostro hacia él y le sonrió.

Puerto Palma no era solo un destino turístico, era el escenario de su reencuentro, el lugar donde las chispas de su conexión ardieron nuevamente con intensidad. Recordó el sonido de sus risas, suspiros y gemidos en esa habitación de hotel, las miradas compartidas bajo el resplandor de la luna, y cómo el abrazo de la noche y el sonido de las olas acompañó el renacimiento de su amor.

Para Gael, Puerto Palma se volvía un símbolo de superación y victoria. Un recordatorio tangible de que el amor puede vencer incluso las sombras más oscuras. Cada grano de arena parecía susurrar la historia de su resiliencia y el triunfo sobre los desafíos que enfrentaron juntos.

Gael la miró con ternura, los rayos del sol iluminaban perfectamente su rostro y no pudo evitarla apegarse aún más a él para hablarle casi en susurro.

"Quiero traer a los niños aquí, que conozcan este lugar que marcó el comienzo de nuestra historia."

La idea de traer a sus hijos a este lugar floreció en la mente de Gael como una semilla que germinaba con cada paso que daban en la playa. Al mirar a Leona y recordar todo lo que habían superado, se dio cuenta de que este lugar especial debía ser compartido con su familia, una familia que se había fortalecido a través de las adversidades.

Volviendo a empezar - El Amor InvencibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora