Capítulo 31 - Entre Engaños y Cadenas

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PoV Leona/Marena:

La escena le pareció surrealista, como si estuviera viviendo la vida de otra persona. Pero en ese momento, se dio cuenta de la profundidad de sus errores, de cómo había perdido el rumbo de su vida en su búsqueda desesperada de Gael.

Caminaba hacia el altar con David esperándola, había aceptado casarse con él, no por amor, sino por un sentimiento de gratitud que había nacido de una serie de malentendidos y momentos de debilidad.

Los meses de angustia por la desaparición de Gael la habían llevado a buscar consuelo en David, quien había estado allí para escuchar sus preocupaciones y temores, convirtiéndose en un apoyo constante en su vida turbulenta, en un momento en que Le...

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Los meses de angustia por la desaparición de Gael la habían llevado a buscar consuelo en David, quien había estado allí para escuchar sus preocupaciones y temores, convirtiéndose en un apoyo constante en su vida turbulenta, en un momento en que Leona se sentía perdida y desesperada. En su vulnerabilidad, había caído en sus insinuaciones y ahí se encontraba ella caminando hacia el altar donde él la esperaba

El ambiente estaba cargado de tensión. Sus pasos resonaban en la iglesia, y una sensación de desesperación la invadía. La música de fondo parecía lejana y distorsionada, y la figura del novio se movía como una sombra en medio de la niebla. Leona se sentía atrapada en un torbellino de emociones desconcertantes.

Su mente estaba llena de preguntas sin respuesta, y el peso de la indecisión la abrumaba. La figura de David se volvía más nítida a medida que avanzaba, y su sonrisa se mantenía inmutable. Leona se sintió atrapada en un torbellino de emociones que no podía comprender. No sabía cómo había llegado a este punto, pero algo en su interior le decía que no estaba bien. La confusión la dominaba, no podía entender del todo cómo había llegado allí.

La melodía de la música de fondo seguía sonando, pero ahora se había vuelto un lamento sombrío. Los murmullos de los invitados resonaban en sus oídos como un eco distante, y la figura de David parecía casi etérea en su inmovilidad. Sus dos mellizos la estaban entregando, ambos se veían felices pero ella no se sentía así.

Cuando finalmente llegó al final del recorrido frente al altar, su futuro esposo la recibió con una sonrisa y sus ojos la miraron con una intensidad inquietante.

Cuando finalmente llegó al final del recorrido frente al altar, su futuro esposo la recibió con una sonrisa y sus ojos la miraron con una intensidad inquietante

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"Te pido que hagas muy feliz a mi mamá David" -dijo Anaju- "Por favor".

"Por supuesto que sí Anaju" -dijo sonriendo- "Ante los ojos de Dios voy a jurar que la voy a amar y la voy a cuidar para siempre"

Volviendo a empezar - El Amor InvencibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora