16.- La Azotea Abandonada

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Grandes callejones y papeles coloridos decoraban el cielo, convirtiendo las calles en algo realmente hermoso.

Jamás había visitado aquella parte de la ciudad, normalmente las zonas de mayor valorización se centraban al Norte. Aquella parte del Sur acababa de convertirse en una de mis favoritas, tal vez porque Juliana me tomaba de la mano.

-¿Te gusta?.-sus ojos cafés y su cabello negro resaltaban sobre los colores de las calles, dejándola aún más hermosa que de costumbre.

-Mucho...-Sus ojos parecían algo apagados, aquella expresión parecía muy común en la morena, mayormente la encontraba en su rostro. -¿A dónde vamos?

-No es tan bonito como crees. -murmuró casi para sí misma mientras continuamos por las calles de aquel lugar tan colorido y ruidoso.

En las aceras se posaban personas con instrumentos e improvisaban las calles para reunir bailarines a su escenario. No me imaginaba aquellas escenas a altas horas de la noche. Hermoso seguramente, tenía que proponérselo a Juliana más tarde.

Repentinamente Juliana soltó mi mano, mientras nos dirigíamos hacia una calle mucho menos agradable que la anterior. Aparentemente escondidas tras callejones casi desiertos, o por lo menos yo esperaba que lo estuvieran porque, cada vez que una motocicleta aparecía el alma se me iba a los pies al notar las pintas de los conductores.

-Ehh... Juliana.-susurré acercándome a ella en plan miedoso.-¿Falta mucho?

-Ya casi llegamos. -Respondió con la vista al frente mientras sonreía discretamente divertida.-Tranquila, no te va a pasar nada mientras no te alejes.-Le quitó importancia pero yo me quedé enganchada al "Mientras no te alejes"

-Es un chiste... ¿No es así?

-¿El qué?.-Se hizo la loca mientras casi me obligaba a adentrarme en uno de los edificios casi abandonados.-¿Quieres que regresemos?-Alzo las cejas expectante.

-Obvio no. -Me crucé de brazos observándola, no iba a parecer una cobarde, aunque lo fuera, pero eso ella aun no lo sabía. Claro, el ligero titubeo en mi voz no me ayudó mucho, por lo que carraspee y tomé la mano que me había soltado con un poco de fuerza y nos adentre a ambas en el edificio.

La fachada del edificio por dentro era aún peor, y no entendía la razón por la cual Juliana estaba llevándome hacia aquel lugar, lo que si sabía era que, en cualquier caso, estaba con ella y eso era realmente importante para mí.

-Si sigues estrujándome el brazo de esa forma, tendré una pierna y un brazo inservible. -Comentó Juliana sonriendo mientras abría lo que parecía la puerta de la azotea de aquel edificio.

Iba a disculparme por cortarle la circulación cuando salimos a la superficie. Aquella área estaba completamente abandonada, en medio de la gran azotea se encontraba una pequeña mesa con latas tiradas sobre ella, también cigarros. Mi mente albergaba la esperanza de que hubiera por lo menos un gran jardín, rosas o mínimo un ambiente en el cuál pudiese ser habitado.

-¿Qué te parece?.-Preguntó Juliana cruzándose de brazos observándome atentamente. Casi percibí una mueca burlista en sus serias facciones.

Podía haber preguntado un ¿Por qué? o un ¿Qué diablos...? en vez de eso, la observé atentamente mientras trataba de descifrar aquella expresión.

-En vista de que el ratón te ha comido la lengua, sentémonos...-Cogió una silla y la posó frente a mí mientras se sentaba en la otra. -Ya estamos en un lugar más privado para hablar. -Comento casi inocentemente, claramente aquella inocencia era completamente aparente.

-No sé qué pretendes con esto, Juliana. -Tomé asiento en la silla junto a ella y continué observándola. -Pero no me intimidas.

-No trato de hacerlo, ¿Por qué lo piensas? -Aquel gesto indefenso volvió a parecerme completamente falso y me crucé de brazos.

La Delincuente Perfecta (Juliantina AU)- AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora