¡bonito! 𓍢 ִֶָ jikook

ᝰ capítulo 24 💌

Parte 3/4.

-¿Acelgas, o espinacas? -
Jimin le preguntó, volteándose
hacia él. Jungkook se sonrojó
violentamente cuando se percató
de la cercanía. Podía sentir el
perfume del chico y apostaba a que
ocurría lo mismo con el suyo.

-No me gustan mucho esas cosas.
-objetó por lo bajo. Su pulso
reaccionó a la risa de Park.

-Tendrás que comer ahora, es
importante. No te daré comida
chatarra o algo parecido.

Y se volteó hacia el mostrador
para hacer el pedido. El lugar
estaba medio vacío, suponiendo
que aquello era mejor antes que
el tener que tolerar una nueva
muchedumbre de personas
ruidosas y parlanchinas.

Luego de que Jimin le hubiese
invitado a comer juntos, él no
tuvo una mísera oportunidad
para negarse. Nayeon alegó que
debía regresar a su casa, y que
no tenía que preocuparse por la
competencia o cualquier otra cosa;
ellos ya estaban ganando desde
antes de que Jungkook se desmayara.

Tomando asiento en una mesa
junto al ventanal de cristal,
el castaño ocultó sus manos
cubiertas por el suéter blanco sobre
su regazo, sintiéndose nervioso
cuando Jimin tomó lugar frente
a él y trayendo esos bocadillos que
no se veian tan mal como había
pensado.

-Bien-el rubio dijo, quitando
el papel que envolvía lo que le
habían entregado. -Me muero de
hambre, ¿tú no?

-Si, bueno... -tragó saliva,
observando cada movimiento del
chico con atención. –Gracias por
traerme aquí.

-No es nada, en serio. En realidad
yo... -lo observó directamente,
imponiendo el silencio de pronto.
Su corazón se aceleró una vez
más en el día. Quería hablar de
las cartas, pero no sabía por
donde comenzar. O quizás, sería
demasiado repentino. -Quería
invitarte desde hace mucho tiempo.

Se limitó a esbozar una pequeña
sonrisa, desviando su mirada hacia
los transeúntes que recorrían la
calle a través del ventanal. Jungkook
se sintió más cómodo con el pasar
de los minutos, y conoció más
al rubio que le observaba con
atención; a Jimin le gustaban
las matemáticas, mientras que la
natación para él sólo era un hobby.
Le gustaban los colores oscuros,
pero el rosado era su debilidad. Era
un apasionado de los animales, y
en ocasiones, disfrutaba cocinar. Y
entre tantas cosas más.

El castaño debía admitir que
estaba ligeramente sorprendido.
Aquella fachada superficial de Park
siendo el chico bonito, popular
y atlético de su escuela, parecía
más que errónea.O mejor dicho,
incompleta.

Las horas corrieron veloces. Llegó
el atardecer en compañía del cielo
levemente anaranjado, cuando
Jungkook supo que debía regresar a
su casa. Quizás se ganaría una
reprimenda de su madre, claro,
si es que ella se encontraba en
su hogar, algo que parecía ser
bastante improbable.

Jimin se ofreció a
acompañarlo. El tiempo era
agradable, y el brazo del chico
que rozaba con el suyo durante la
caminata lo era mucho más. Kook
sentía el calor quemando en su
rostro, e intentó distraerse con la
brisa que removía los mechones
castaños de su cabello.

-¿Cómo fue que decidiste usar ropa femenina? -el rubio preguntó
de pronto, y él lo observó. Los ojos
oscuros de Park se encontraban
fijos en él, tan bonitos y brillantes.
-Quiero decir... Tus padres, ¿no se
negaron?

-Mi papá se molestó demasiado
ese día. -fue sincero. -Me insultó
y llegó a golpearme también. Ya
sabes cómo es la gente como
él... Prejuiciosa. Desde que era
pequeño y le pedía accesorios de
color rosa me hacía saber que era
un color para niñas, o algo así. Lo
típico. Mamá... Para ella no fue muy
importante, sólo lo ignoró.

No recibió respuesta del rubio
después, y se centró en continuar
con su camino mientras oía las
copas de los árboles removerse con
el viento.

Su corazón saltó cuando sintió
la mano de Jimin rozando
suavemente la suya, hasta
entrelazar su dedo meñique.