ᝰ capítulo 25 💌

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Parte 4/4.

-Bueno, gracias por acompañarme
hasta aquí, Jimin. La verdad es
que... No quería causarte molestias
tampoco.

-No es ninguna molestia para
mí, lo sabes. -vió al chico meter
las manos en los bolsillos de su
pantalón deportivo, mientras
bajaba la cabeza-Y yo... Hay algo
que aún no te he dicho.

Allí, de pie bajo el umbral de
la puerta principal de su casa,
Jungkook sintió su pulso acelerarse
cuando supo a dónde se dirigía la
conversación. Era un punto que
tarde o temprano tendrían que
tocar, pero no podía evitar sentirse
nervioso.

-Yo quisiera que...-

-Antes de que digas algo.. -
lo interrumpió, dando un paso al
frente. Suspiró profundo antes de
levantar la mirada hacia Park. -
Quiero que me disculpes.

Jimin parpadeó varias veces,
confundido.

-¿Por qué me pides disculpas?

-Admito que creí en Hoseok, cada
cosa que él me dijo, yo le creí.
Primero, que fue él quien me envió
las notas, y luego, cuando... Cuando
me dijo que habías hecho una
apuesta.

El rubio suspiró, bajando la
mirada para observar sus zapatillas.
Jungkook pudo ver su mandíbula
tensarse al verse más remarcada.

-Imaginé que habría dicho algo
así. No sé si es del todo necesario
que lo sepas a estas alturas, pero él
habló conmigo en la escuela y dijo
un montón de estupideces como
todo lo que sale de su boca. Lo
siento, pero es un imbécil y desde
hace mucho tiempo que guardo las
ganas de darle una paliza.

El rubio rió ligeramente antes
de elevar la mirada de nuevo.
Jimin lo observaba de una
manera peculiar y tan bonita
que provocaba una sensación
agradable en su estómago, como
cada vez que se cruzaba con él en la
escuela y en cualquier lugar.

Tragó saliva cuando Jimin se
aproximó un poco más, como aquel
día en la sala de natación cuando
habían estado a punto de besarse.
Jungkook contuvo la respiración
mientras se rehusaba a apartar los
ojos del atractivo rostro del chico.

-Pero… Nada de eso quita que me
gustas, de verdad.

El castaño liberó el oxígeno que
mantenía preso en su garganta,
dirigiendo la mirada hacia el
conjunto de notitas que Park
estaba sacando de su bolsillo,
extendiéndoselas. Si él mismo
no se hubiese encontrado tan
nervioso, se habría reído del leve
temblor que parecía dominar las
manos del contrario.

-Puedo... Preguntar qué es esto?

-Sólo léelo. En la primera nota que
te envié, te dije que papá me había
comprado ese anotador y que se
burlaba de mí diciendo que estaba
enamorado. Luego de tantas cartas
cursis y románticas, ese pequeño
anotador se iba acabando, así que
tomé la decisión de hacer algo un
poco diferente. -le sonrió de una
forma preciosa-Y por cierto...
Perdóname por haber enviado a
Yoongi la última vez, de verdad
me sentía como un cobarde.

Jungkook acarició las notitas con sus
dedos, notando cómo la hojita
principal se mantenía un poco
arrugada a causa del enojo de Min
Yoongi en la última ocasión.

-Gracias. -le susurró a Jimin,
y siquiera se detuvo a pensarlo dos
veces después.

Acortó la poca distancia que los
separaba. Luchó por mantener
la respiración calma para asi
demostrar que no sería la gran
cosa. Podía hacerlo, por supuesto
que sí.

Sus labios tocaron suavemente los
del rubio, permaneciendo alli
por unos cortos segundos antes
de alejarse. Sintió la vergüenza
invadiéndolo de pronto, y aún más
al encontrarse con la expresión
sorprendida de Jimin.

–Jungkook…–Park tomó aire
antes de continuar-Yo quisiera...-

-¡Jungkook!

El castaño se alejó del chico con
velocidad al escuchar la voz de su
madre. Se volteó; ella permanecía
de pie dentro de la casa y junto al
sofá, con el ceño fruncido y dejando
en claro el grave error que había
cometido.



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