ᝰ extra 1/2 💌

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Jungkook había conseguido un trabajo
de medio tiempo en un pequeño
local de comida rápida. Era sencillo
para él encargarse de tomar
los pedidos y cobrar por ellos,
tomando nota en una libreta para
después pasarla a sus compañeros
de cocina. Estaba ayudando a su
madre, quien seguía un poco reacia
a verle con su novio pese a no
molestar más con aquel asunto.

Jimin iba a verlo todos los días
al trabajo, llegando casi a la hora
de salida para acompañarlo hasta
su casa. Era un novio demasiado
atento, cursi y leal. Además,
muy gracioso. Más de una vez,
su superior tuvo que ir hasta el
mostrador para dejarle en claro
que no podían estar cuchicheando
en horario de trabajo, peor aún,
riéndose fuertemente cuando el
lugar estaba con clientes. Entonces,
solo lo esperaba afuera.

Fuera de eso y de la escuela, Kook
no podía decir mucho más de su
vida. Había vuelto a ver a Yoongi e
incluso habían hablado, después de
todo, era el primo de Jimin. Por
otro lado, seguía en contacto con
Namjoon y Taehyung.

Según sabía, ellos se habían
tomado un tiempo como pareja.
Taehyung le había dicho que su
novio solía ser muy histérico en
cuanto a sus amistades se trataba.
Creía que todos coqueteaban
con su chico y que en cualquier
momento alguien se lo robaría.
Desde el punto de vista de Jungkook,
esa sería una actitud propia del
peliceniza que él conocía. Sin
embargo, no creía que fuese
correcto.

Por último, había cruzado a Hoseok
en los pasillos del colegio. El
pelirrojo no lo miraba, tampoco
hacía el intento de hablarle.
Comenzó a actuar como si jamás
se hubieran conocido desde
que Jimin lo interceptó en
los baños de la institución y le
advirtió que dejara de molestar,
mostrándole su ceja partida como
prueba de que se había metido en
una pelea a puños con alguien más.

La realidad era, que esa herida fue
producto de un violento choque
contra un letrero en la calle cuando
ambos iban caminando. El castaño
estaba tan distraído mirándolo
mientras le hablaba, que no vió el
cartel, impactando contra él sin
más.

Jungkook se había reído mucho esa
tarde, aunque después se calmó
y le puso una curita bajo la atenta
mirada de su madre en la sala
de estar. Ella nunca pronunciaba
palabra cuando estaban juntos, y
para ser honesto, prefería eso antes
que comentarios desagradables en
contra de su novio. Probablemente,
si se cruzara con su padre, él lo
haría sin ningún retraimiento.

La hora en que acababa su turno
se acercaba, y para esa hora, los
clientes iban siendo más escasos.
Podía ver a Jimin esperándolo
afuera, con una chaqueta azul que
lo protegía de la suave y fría brisa.
Jungkook golpeteaba la lapicera contra
la caja registradora, impaciente,
mirando las manecillas del reloj en
la pared correr. Cuando dieron las
dos de la tarde, comenzó a quitarse
rápidamente su delantal, y cuanto
menos lo esperó, ya estaba afuera,
colgándose de los hombros de su
novio.

Lo tomó de las mejillas, dándole un
sonoro beso en la boca, sonriendo
al separarse. Jimin lo miró con
una ceja alzada.

-¿Y por qué tan feliz? -preguntó,
contagiándose de su sonrisa
inmediatamente.

-Nada, te extrañé. -lo tomó de la
mano, entrelazando los dedos. -
¿No puedo extrañar a mi novio?

-Tienes una gran manía con
recalcar que soy tu novio todo
el tiempo. -elevó la barbilla,
empezando a caminar. -Eso me
gusta.

-Es para que no se te olvide-
balanceó sus manos, encogiéndose
ante el viento gélido. -¿Y cómo te
fue ayer? En el partido que dijiste
que jugarías con tus amigos.

-Eh... eso. Bien.

Kook frunció el ceño, no pasando
desapercibido para él el tono
dubitativo del castaño.

Le había dicho que irían a jugar
fútbol con el equipo de natación, y
cuando se ofreció a acompañarlo,
Jimin le dijo que mejor sería
dejarlo para otro momento, puesto
que terminaría muy tarde y no
quería quedar mal ante su madre
devolviéndolo a su casa a tales
horas. En ese momento, el pelirrosa
le creyó, sin embargo, ahora podría
llegar a dudar.

Jimin se veía nervioso.








¡bonito! 𓍢 ִֶָ  jikook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora