Lección 27: Distancia

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Maratón 10/10 🐰

La vida es un tren en movimiento. Avanzamos estación tras estación. Miramos lo que dejamos y los frutos a veces secos de la temporada. Cargamos las semillas en el próximo andén y corremos antes de ver la parada que va al futuro.

Dos semanas pueden parecer muy poco tiempo cuando caemos en las garras de la rutina, por otra parte pueden parecer dos milenios si nos mantenernos despiertos contra nuestra voluntad. El andén que habitamos ahora se mueve entre flashes de color y purpurina.

Entre cada cambio de vestuario e imagen. Es mudar una piel para convertirse en otra y no ponerse a sacar cuentas sino después que se apaga la última luz. Esa última esencia como recuerdo de la vida. Creo que el momento en el que nos sentimos más solos y a la vez más expuestos es sobre el escenario.

Allí, al alcance de la mano de millones de personas que sueñan junto a nosotros. Que corean perfectamente las melodías que meses anteriores nos hacen discutir y volver una y otra y otra vez, como en un círculo perfecto a redimensionar lo que creíamos cierto o no.

Entonces te das cuenta que nada importa, que de una forma u otra la vida o la ley de las retribuciones te escogió para este momento y el andén se detiene solo lo suficiente para que veas caer la lluvia de pétalos, y las luces se tornan de un azul inexplicable en medio del microcosmos.

Veo a Hobi bailar desafiando la gravedad. Jimin sonríe y levanta las manos al cielo en agradecimiento. Tae se ha estado tragando las lágrimas. Jin saluda en varios idiomas, esa barrera insalvable de andenes que la música traspasa con facilidad.

Rapmon agradece también. Suga promete otra oportunidad, para que la vida de esas personas y la nuestra vuelvan a ocupar el mismo andén. Es un recuerdo romántico que acabamos de crear. Voces, gritos, manos unidas y sueños entrelazados.

Luces y sombras, colores y marquesinas. Todo junto en un torbellino imparable que te detiene el corazón, que te ralentiza y te hace seguir adelante. Queda un silencio especial cuando se acaba un concierto. Te duelen los músculos desde la cabeza a los pies.

Has arruinado el maquillaje sudando demasiado. Te han cambiado la ropa más veces de las que recuerdas y a veces no da tiempo para agradecer de veras.

Aun así en ese extraño silencio sigues oyendo un aplauso perenne que te comunica que estás vivo, que estás en el lugar correcto y que quizás esos frutos que fueron secos las estaciones anteriores ahora tengan la oportunidad de renacer hermosos, llenando de flores y aromas el próximo andén.

No estoy seguro de merecer tanto, ni siquiera considero que lo hago bien, pero como mi buen amigo Tae suele decir, los fracasos tienen el poder de llevarte al próximo nivel.

Japón se fue rápido y ese fin de semana que tanto añoramos en Seúl se convirtió en un momento para estar a solas. Casi todos fuimos a ver a nuestras familiares antes de volar a Estados Unidos. Sabía que Lena probablemente estaría allí.

De hecho, recordaba ese último fin de semana como una pesada mancha nebulosa. La había llamado más veces de las que recordaba y me había enviado al buzón.

Pensé en ir a su casa pero la lluvia y las dudas me lo impidieron. Al final desistí recordando que en un momento así, cada quien necesita estar a solas con sus sentimientos.

Suga no salió de su habitación hasta la mañana siguiente que tuvimos que ir a la empresa y de ahí directo al avión. Estaba más pálido de lo normal y cuando la Noona le preguntó si le gustaba el color que habían elegido como parte de la imagen de la gira solo respondió con un seco asentimiento. A decir verdad había estado más callado que nunca.

•FIT ME•© JK #2BSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora