Hilo Rojo Del Destino {#1} || Stydia

#17 Hilo Rojo del Destino

Probablemente no me escuches

Pero si lo hacía, lo escuchaba.

Stiles era un chico tan distinto pero cliché a la vez. Tenía ojos castaños que combinaban con su cabello, lunares en su suave rostro y una risa que se contagiaba. Stiles tenía una voz que no tenía una descripción exacta, pero que le erizaba la piel cada vez que la escucha.

Ahora mismo, la estaba escuchando.

Todo estaba oscuro. No sabía que esperar sinceramente, esta es una experiencia bastante nueva para mi. Todo lo que escuchaba era su voz.

Eres fuerte, eres grande, eres la chica más inteligente que he conocido. Y si estoy pasando por todo este infierno, creo que ha valido la pena. Si una criatura japonesa sin vida quiere nuestra conexión, bien. Pero nunca nadie me quitará la satisfacción de haberte conocio, Lydia Martin.

No ahora, Stiles, no ahora que estás poseido por un demonio. Pero, al diablo, conocer a Stiles había sido como renacer. Me dió una nueva oportunidad de cómo ver la vida, de ver una luz en una vida de oscuridad.

Probablemente esté exagerando, pero siento que te conozco desde siempre. Has estado en mi corazón desde siempre, solo que asimilar cosas nunca ha sido lo mío. Si todo lo que hemos pasado nos ha llevado hasta aquí, pues no me arrepiento, porque, apesar de que no somos perfectos, nos merecemos el uno al otro.

Stiles...

Al diablo con las formalidades, te conozco aproximadamente desde hace un mes y ya siento que te quiero, porque el destino así lo quiso. Ese estúpido hilo rojo así lo quiso.

Así que todo es a causa del Hilo Rojo del Destino. Nuestras sospechas eran ciertas, Stiles y yo estamos conectados. Oh dios, yo también siento que lo quiero. Pero, ¿será seguro que estemos juntos? Existen tantas historias de almas gemelas que pierden a la otra. ¿Por qué nuestra historia debería ser diferente? Las tragedias dominan nuestro mundo, son la entretención de todos.

El tiempo, las realidades y cada multiverso lo quiso. ¿No te das cuenta? 

"¿De qué?" le susurró al negro vacío.

Oh Lydia, todo este tiempo que he estado encerrado en esta caja vacia sin color alguno, jugando ajedrez con un demonio, te diré que me he dado cuenta de que estamos destinados a estar juntos.

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Cuando abro los ojos, todo lo que veo son cuadros blancos.

Me cuesta reincorporarme. Siento un ardor ya familiar en mi en el pecho, pero un fuerte mareo. Al tranquilizarme ya un rato, me doy cuenta donde estoy situada.

Me encuentro acostada en una camilla verde, amarrada con dos blancas cuerdas que me impiden la movilidad. Tragó saliva y giró mi cabeza.

La enfermería.

Scott se encuentra a mi lado, también en una camilla, pero totalmente inconsciente. Suspiro y trato de pensar en una solución que no llega.

"¿Qué hago?" susurro para mis adentros.

"Stiles, ¿Qué hago?" repito, pero dirigiéndome al dueño del lugar. Al momento en que su nombre sale disparado de mis labios, la solución viene a mi cabeza en un flash.

Tocó las cuerdas y suelto un grito.

Era un grito leve, uno de los más bajos y menos dañinos, pero aún así pertenecían a una Banshee. Luego de unos segundos las cuerdas se relajaron y, además, el seguro de la puerta estalló.