Hilo Rojo Del Destino {#1} || Stydia

#10 Encuéntrame

N/A: ¡Lo siento por la demora!

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Sentía sus pasos. Sentía su respiración. Sentía su voz susurrando mi nombre. Sentía como se sentaba en la cama de mi habitación y suspiraba. Sentía cada parte de ella, aunque estuviera en otro lugar.

Ya había gritado a tal punto de que mi garganta ardía, aunque sabía que nadie nunca me escucharia. Mi pie sangraba y no podía hacer nada para curarlo. La misteriosa voz que me atormentaba no me había hablado hacia un buen rato, y aunque fuera extraño, prefieria escucharla, ya que así no me sentía tan, ¿solo?

Por otro lado, sentía como Lydia caminaba en círculos por mi habitación. Tenía claro de que había tomado el marco donde había colocado uno de sus perfectos dibujos y ella se había reido en voz baja. Parte de mi se había avergonzado, pero lo olvidé rápidamente, tal vez nunca más la volveria a ver.

No digas eso, Stiles.

No entendía como Lydia había llegado hasta mi cuarto, ni tampoco como podía sentir todo lo que hacia y decía. Recordé cuando Kira mencionó que había visto algo extraño en nosotros. ¿Acaso pudo notar nuestra conexión a simple vista?

Sus ojos verdes aparecían cada vez que cerraba los mios. Esto ya me estaba llevando a la locura.

Repentinamente los pasos de Lydia se hicieron más nítidos. Si no me equivocaba, se acercaba a mi tablero, que estaba lleno de fotos y artículos sobre los asesinatos, la Manada Hale y los archivos de Deaton. Tomó uno de los hilos que cruzaba por aquel tablero, uno de los rojos, e hizo que este vibrara. Lo escuchaba todo a la perfección.

-Por favor, encuéntrame -susurré, sin obtener una respuesta, pero estaba seguro que ella me había escuchado.

-Lydia -repetí, aunque ella ya se había ido corriendo, llamando a mi padre-. ¡No!

Shhh, Stiles.

Mi piel se erizó y me quedé helado. Aquella voz había vuelto. Tenía rabia, rabia contra los malditos hilos, rabia contra toda esta situación.

-¿Qué quieres? -grité al vacio, porque no sabía a quien más hablarle. Ya estaba harto de esconderme y esperar que mi pie se desencadenara mágicamente.

Stiles, no es necesario gritar.

-¿Cuál es tu problema? -dije con normalidad esta vez, pero sin evitar que algunas lágrimas traicioneras calleran. Había dormido unas horas, pero el cansancio cayó en mi sin perdón. Como si dormir sin saber donde estás ni tu almohada favorita fuera satisfactorio.

Ya te lo expliqué todo. Es un plan, todo va acorde a un plan. Cada minúsculo movimiento que realizas contribuye.

-¿Entonces si me quedo quieto me vas a liberar?

Escuché una risa grave resonar en mis oídos. Solté un gemido. Mi pie sangraba más de lo normal.

Todo es un plan...

-¿Qué es lo que quieres de mi? -grité-. ¿Qué?

¿De ti, Stiles? Nada. Lydia es la que me interesa. El primer ser humano sobrenatural que además comparte una conexión. A Lydia es la que necesito. ¿Tú? No eres nada aún.

Me acurruqué en el piso y cerré los ojos. Sabía que no era un sueño, pero lo único que quería era despertar.

Con las palabras de aquella voz, me fuí quedando lentamente dormido.

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-Necesitará reposo por dos días y tomar el medicamento antes de dormir. Procure cambiar la venda de vez en cuando.