VI

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En el castillo Cowell todo eran gritos.

-Quiero que la encuentres ya. - Vincent asiente en repetidas ocasiones.

-Sí señor, estoy en eso. - en el poblado donde la encontró dicen que no la conocen, solo va allí una vez al mes para hacer intercambio de víveres. -explica el mayordomo.

-No se la pudo haber tragado la tierra, por amor a la luna. No me vengas con eso. Que así como la encontré, tú lo puedes hacer. -escupe furioso el rey. Ryan le lleva ventajas y si él le gana será su perdición.

-¿No ha pensado que ella no es la señora Carol? -pronuncia Vincent ganando una mirada furibunda de su amo.

-No digas estupideces, yo sé que ella es mi Carol, además no tiene recuerdos. - dice recordando las palabras de la madre luna. -No pierdas más el tiempo y sigue al tal Ryan, él nos llevará hasta mi hermosa luna. -sugiere.

-Señor, pero él es el heredero al trono. - dice Vincent como si eso le importara a Bash.

-Y yo soy el rey, ¿a quien carajos tu le rindes cuentas, a mí o a él? -cuestionó en tono amenazante, el hombre baja su mirada-. Me lo imagine, ahora quiero a la reina luna a mi lado. -la mirada de Bash se torna roja y Vincent sabe que eso no es nada bueno, así que sin decir más palabras salió del lugar para ir detrás del príncipe Ryan Tyler.

Bash subió hasta su habitación, su refugio. Vio desde su balcón las montañas cubiertas por la niebla.

-Amor mío, ven a mí, si me escuchas, ven y hablemos. -pide el hombre rogando que su reina lo escuche.

Vincent llegó al pueblo, se acercó al castillo Tyler para ponerse en vela. El más joven de los Tyler le dará la ubicación de la mujer. Pasaron horas muertas hasta que al fin lo ve regresar. Maldijo por lo bajo al entender que tendría que pasar la noche en aquel pueblo lleno de lobos.

[***]

Caroline escuchó la voz de Bash llamándola y se negó a aceptar verlo. Luego del encuentro con Ryan no salió de su habitación, su estómago duele pero tiene miedo de encontrarlo, donde lo dejó. Respira profundo al entender que era imposible que el hombre después de tanto tiempo no se haya marchado. Aún sentía sus besos en su cuello y latía su coño como nunca lo había sentido latir.

Se acerca a la ventana para mirar la luna.

-Sabes, no sé qué hacer. Ayúdame a elegir. - Le pidió a la luna que en ese momento comenzó a tornarse roja. - No sé qué me quieres decir con eso pero lo investigaré- dice sonriendo. Bajó hasta su cocina donde vio todo organizado.

El vestido aún en la caja, subió a la habitación a guardarlo, no sin antes dejar cociendo algunas verduras. Luego de comer y dejar todo limpio volvió hasta su habitación donde escuchó el aullar de los lobos. Cerró sus ojos para guiarse por su corazón y volvió a escuchar la voz del rey de los vampiros. Esta vez lo enfrentará y aclarará sus dudas. Con dos chasquidos llegó hasta la habitación.

-Carol - dice en cuanto la ve aparecer.

-No tengo mucho tiempo, a diferencia de ti, yo tengo que descansar. -explica la chica y Bash niega.

-Lo puedes hacer aquí, este es nuestros aposento.- dice señalando su cama.

-Prefiero mi cama. - contestó Caroline con arrogancia.

-Bien preciosa, cómo tú digas. - la invita a sentarse.

-Tú dirás, para qué me llamas con tanta urgencia. - dice tranquila.

-Si me escuchaste es solo por una razón, Carol. -comienza pero se ve interrumpido.

-Primero, te digo que me llamo Caroline, no Carol. Segundo, no estoy para rodeos y tercero... -Bash se acercó a ella dos zancadas tomándola por la cintura. No le dio tiempo de reaccionar cuando se abalanzó sobre sus labios, fundiéndose en un apasionado beso. Añoraba ya sentirla, escuchó como su corazón comenzó a palpitar fuerte. Bash sentía sed, quería probar su sangre, reclamarla como su reina.

Caroline estaba enloqueciendo. Su corazón y su menté no se ponían de acuerdo. Respondió el beso con la misma pasión.

-Por amor a la luna, mi amor, quédate conmigo. Déjame reclamarte como mía. - pide sobre sus labios, comenzó a bajar sus besos por su cuello besando detenidamente el área donde deseaba hundir sus colmillos.

-No puedo - Caroline lo enfrenta. - siento que ya te pertenezco, pero no soy tu compañera. - dice la joven mujer matando las ilusiones del vampiro.

-No digas eso, sientes que eres mía. ¿Por qué no ser mi compañera? - indaga sin hacer un solo movimiento para alejarse de ella. - Me perteneces, eres mía, eres mi todo.

-Estoy confundida, me siento entre la espada y la pared.- Bash va a volver a besarla pero esta vez Caroline chasquea sus dedos dejándolo con sus brazos vacíos.

-Te voy a encontrar, mi amor, te voy a encontrar. -dice con una sonrisa triunfante en sus labios. Con solo saber que ella siente algo por él le dio mucho más que esperanzas. La hará recordar porque lo amó un siglo atrás.

Caroline llegó a su cama, estaba cansada. Los esfuerzos de viajar en el aire le consumía mucha energía, por eso le gustaba más caminar. Se acostó a dormir para recuperar sus energías. Pensó en los besos de cada uno de los hombres que la reclaman. Con ambos se sintió bien, los deseaba, su cuerpo respondía a sus caricias. Su coño caliente latía de tan solo pensarlos. Todo eran sensaciones nuevas. El beso de Ryan fue cálido, el de Bash demandante, cada cual con su propia esencia. Se quedó dormida de un momento a otro.

-Amor, eres todo lo que un día soñé - escucha la voz de Ryan en su oído.

-Soy la mujer más feliz del universo. - se abraza a su cuello montándose en su regazo. La carroza donde viajan iba a una velocidad prudente.

-No más feliz que yo. - el hombre une sus labios a los de ella. - Te amo Coral. - dijo encima de sus labios para volver a poseerlos.

-Yo te amo más - contesta la mujer respondiendo al beso apasionado de su amado.

La mujer tiene un vestido hermoso, blanco, las manos de Ryan fueron directo al cierre del mismo, bajándolo, dejando su cuerpo disponible para él. Aprovechó para quitar toda la ropa interior de la mujer. Comenzó a besar toda la piel desnuda de su esposa. Al fin se acoplara a ella, al fin serían un solo ser. Quitó con prisa su ropa para estar de igual condición con su ahora esposa. Se colocó en el centro de ella sin dejar de besar todo su cuerpo. La mujer bajó poco a poco hasta tenerlo completamente dentro, gimió pero Ryan la acalla con sus labios. La ayuda a moverse sobre él, no era su primera vez ya que él había pasado tres lunas con ella, esa era la más importante. La luna roja donde se fundirían para siempre. La embistió con deseo, con fuerza. Coral gemía fuerte, tan fuerte que el cochero no se pudo aguantar y comenzó a buscar su propio placer mientras escuchaba los gemidos y maldiciones del alfa.

Una de las bridas del caballo se soltó, el caballo al sentirse libre comenzó a galopar más fuerte, Ni Ryan y ni Coral se dieron cuenta de la velocidad de la carroza, entonces sucedió lo que nadie imaginó, cayeron en un precipicio...

Caroline despertó agitada, las gotas de sudor bajaban por su rostro. Con su corazón comprimido. No entendió el sueño, o más bien la pesadilla.

-Por amor a la madre luna, ¿Qué fue todo eso? Yo... - toco su frente - ¿Yo soy la esposa de Ryan?

La última hechicera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora