Ryan llegó al castillo hecho un lobo feroz. Estaba tan enojado que el que se pusiera al frente se lo comería vivo. El maldito chupasangre estaba ganando terreno con Caroline y eso no le conviene. Él debía ser el ganador de esta contienda por el amor de la mujer más hermosa que nunca haya podido ver.
—Tú – dice su madre— a ti te andaba buscando llevo horas esperando a que llegues.
—No estoy de humor madre –escupe el chico cambiando de forma.
—Pues tendrás que estarlo, tienes un mes para contraer nupcias con la joven de la que estas enamorado, por que si no te tendrás que casar con Tania. —concluye su madre.
— ¿Con Tania? – gruñe el lobito— te has vuelto loca madre, no me casaré con Tania ni hoy, ni nunca.
—Solo te advierto Ryan Tyler, conquistas a la muchacha de la que me hablaste o aceptas a Tania como esposa. —la mujer sale de la habitación de su hijo.
Tania es la hija mayor de uno de los concejales del reino. Es bonita sí, pero no tanto como lo es Caroline. Debía comprometerla, ganarle a Bash. Marcarla y hacerla suya. Dicen que en la guerra y el amor todo se vale y esta guerra la ganaba él. Luego la enamoraría. No se le hará tan difícil, él sabe que está confundida. Bash hace que este así.
Se tiró en la cama, pidió que le prepararan un baño y una de sus doncellas personales. No quiso tener eunucos, con sus doncellas podía fornicar cuando quisiera. Eran también lobas, podía oler su celo y él muy dispuestos a complacerla.
Cerró los ojos para pensar Caroline. Su belleza, su cuerpo, que aunque delgada lucía muy hermosa. Su piel como la leche, sus ojos tan azules que no podía compararlo más que con el azul de los océanos. Saboreo sus labios evocando el beso. Era perfecta para él. Su baño estuvo listo, escogió a la doncella que lo acompañaría para que lo complaciera en la comodidad de su bañera.
—Cloe, tú eres la escogida hoy. —dice y la chica asiente cabizbaja. Su amo es un hombre guapísimo, pero no quería ser usada solo por su celo. Ella tiene un novio con quien lo quería pasar, pero en el castillo no se lo permite. Tanto ella como sus compañeras deben estar para complacer al joven amo—. Si no quieres no te voy a obligar. Ve y recoge tus cosas para que te marches del castillo. —dice Ryan y la mujer niega con lágrimas en su rostro.
—Señor este es el único sustento de mi familia no puede hacerme eso. – habla por primera vez la joven mirándolo a los ojos. Ryan podía sentir el miedo, la tristeza tanto como la alegría y el deseo y esa chica, aunque estaba en celo, no lo deseaba.
—Entiende Cloe, tu trabajo consiste en servirme. —Masajea su miembro erecto— En este momento estoy muy caliente y necesito un cuerpo para enfriarme. Si no me puedes servir a gusto, no me sirves de nada. No eres indispensable, estas aquí para cubrir mis necesidades. —la mujer se tira a sus pies.
—Señor yo… —llora.
—Nada, recoges tus cosas y te marchas. Fabiola ven tú, las demás pueden retirarse. —Fabiola sonríe complaciente. Ella si quiere, tiene metas muy claras. Ella desea darle el heredero al próximo rey. Y así escalar de doncella a reina. Ser la favorita es su mejor premio.
Entran al cuarto de baño para sumergirse en la gran tina. Ryan fue el primero en entrar seguido de su doncella que en segundo ya estaba desnuda para él.
—Ya sabes que hacer. –la mujer asiente, toma el miembro de su amo en sus manos para comenzar a masajear su falo—. ¡Ah! Necesitaba manos expertas en él. —tira su cabeza hacia atrás. Siente los labios de la mujer en su glande, cierra sus ojos para imaginar que es Caroline quien le hace la felación. La deseaba tanto, quería sentir sus labios en todo su cuerpo. Recordó el día que estuvo a punto de hacerla suya y se maldijo por haberle hecho caso. Debió seguir, disfrutar su humedad y calentura. Estaba tan caliente que no pasó mucho tiempo cuando terminó en la boca de la doncella susurrando el nombre de su futura reina.
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La última hechicera
FantasiaCarol Lombrad una hechicera experimentada se casa enamorada de su esposo el rey de los vampiros Bash Cowell. Su felicidad no fue para siempre ya que cierto día Bash tuvo que partir a otra provincia francesa y cuando volvió encontró a su esposa en la...