Capítulo 3- Pizzicato

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Taehyung se dejó caer con un resoplido de molestia en la única mesa libre que quedaba en la cafetería, con un plato con una tostada en una mano y un té con leche en la otra. Por un momento, deseó que el contenido de la taza, como el vestido de Cenicienta, se convirtiese en un botellín de cerveza al llegar las 12 de la mañana, pero por supuesto, eso no pasó. El ruido de la cafetería resultaba abrumador para cualquiera que estuviese allí a aquella hora, lo que significaba que él estaba con los ojos llorosos, deseando salir de allí, pero sin poder hacerlo todavía.

— Buenos días, Taecito —dijo Jimin, sentándose a su lado con un café con leche en una mano y robándole un bocado de su tostada.

— Ni se te ocurra, Mochi, no he podido desayunar nada en casa y encima me ha ido fatal el ensayo general para el examen. Necesito ahogar mis penas en mermelada de fresa.

— Ven aquí, pequeño —respondió su amigo, rodeándole con el brazo —Te doy tres minutos para que te quejes sobre absolutamente todo lo que te está atormentando ahora mismo, y luego dejas de revolcarte en tu propia mierda como un cochino en una granja, ¿está bien?

Taehyung asintió con la cabeza, agradeciendo en realidad que su amigo le diese la oportunidad de desahogarse, pero también le obligase a dejar de pensar en ello. Si algo tenía, era una tendencia casi infinita a sobreanalizar absolutamente todo y recrearse en su dolor hasta hacerse daño a sí mismo.

— Pues bien: llevo sin poder ensayar como Dios manda desde principio de curso porque tengo a un idiota por vecino de arriba, que ha decidido hacerme la vida imposible tocando la guitarra eléctrica. Cada vez que se pone a tocar hace que toda la casa vibre como si estuviese en Santiago de Chile y con el sonido no puedo ni pensar. Eso ha provocado que me olvidase de poner el despertador, así que me he levantado con el portazo del maldito vecino de arriba y he tenido que salir corriendo para no hacer que Jungkook llegase a clase tarde por mi culpa.

— Madre mía, vaya horror —respondió Jimin, acariciando su cabeza con cariño mientras Taehyung la apoyaba en su hombro, demasiado bajo para él debido a la diferencia de estatura —¿Has intentado hablar con el vecino?

— ¡Claro que lo he intentado! Podría enseñarte las notas pasivo-agresivas que me deja bajo la puerta el muy imbécil.

— Espera, ¿le dijiste que te molestaba el ruido con una nota bajo la puerta? Eres un cobarde...

— Jo, deberías de estar de mi lado, sabes lo que odio el enfrentamiento...—se quejó Taehyung, poniendo un puchero.

— Teniendo en cuenta que el profesor Lee te sigue llamando Tanyeon y que te he visto comer topokki extra picante aunque lo odies por no quejarte a la camarera... sí, soy consciente de que la asertividad no es lo tuyo.

— Puede que mi primera nota fuese un poco pasivo-agresiva. Bueno, y la segunda. ¡Pero él también me responde con super malas formas!

— Vamos a probar otra aproximación, ¿vale? Los amplificadores suelen tener entrada de Jack. Escríbele una nota amable pidiéndole que los use, y pídele perdón por haber sido tan desagradable. Y ven a ensayar a mi casa siempre que quieras si no puedes en casa, mi madre estará encantada de que vengas para poder atiborrarte con sus galletas caseras.

— No, si curiosamente las horas en las que ensayo no hace ni medio ruido. Todavía tendré que agradecérselo y todo —respondió sarcásticamente Taehyung — Pero eres el mejor, muchas gracias, Mimi.

— Puedes compensármelo... acompañándome al concierto de Yoongi esta noche.

Taehyung le miró con incredulidad, mientras negaba con la cabeza con vehemencia. Él y un concierto de rock eran cosas completamente incompatibles. Jimin lo sabía. ¿Por qué siquiera se lo estaba preguntando?

Entre notas [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora